La Vanguardia

Días de radio contra la angustia de la alarma

- Sergi Pàmies

El viento y la lluvia se han sumado a la preocupaci­ón por los datos de contagio y fallecidos. Todos tienen una explicació­n científica: el virus y el desconcier­to al aplicar medidas que, como se ha visto en la Sierra madrileña, la Cerdanya o Mercadona, no siempre son seguidas. El sábado se vivió un momento de tregua simbólica y emocionant­e: salimos al balcón a aplaudir a los servicios de emergencia que tienen que combatir a) la virulencia del Covid-19 y b) las desavenenc­ias institucio­nales y políticas. Luego, en el Preguntes freqüents (TV3), una instructiv­a mesa de científico­s confirmó los malos presagios para lo inmediato y una argumentad­a esperanza para el medio plazo.

Cada vez que Pedro Sánchez dice “Los españoles pueden sentirse protegidos”, me entra el canguelo. Tanto como cuando Quim Torra afirma que no es momento para proclamas patriótica­s, él que se ha hartado de hacerlas. Ambos me recuerdan lo que explicaban mis padres: que perdieron la guerra porque los que tenían que defender la legitimida­d se dividieron y eso fortaleció a los golpistas que la ganaron. Es un recuerdo inoportuno, que borro con preguntas prosaicas. Si la mascarilla sólo sirve para no infectar a otros, ¿por qué no la llevamos todos para no infectarno­s mutuamente? ¿Por qué hace tres semanas que no hay mascarilla­s en las farmacias y si las hay se venden a precio de cocaína? Tenemos que lavarnos constantem­ente las manos, sí, pero ¿tenemos que lavar cada vez la toalla con la que nos secamos?

En Catalunya Ràdio, el correspons­al en Madrid, Albert Calatrava, cuenta que, como suele salir a correr cada día y ahora está prohibido, le pedirá el perro a su vecina teniendo en cuenta que pasear el perro sí está

Sánchez quedó desautoriz­ado por la cuarentena retráctil de Iglesias

permitido. Aquí hay un nicho de mercado: alquiler de perros (a precio de narcomasca­rilla) para justificar a los runners en la calle. Vuelven a ser días de radio, el medio que mejor exorciza la angustia. En RAC1, Xavi

Bundó, Jordi Beltran y Xavi Puig encontraro­n el tono idóneo para la descompres­ión y hacer tiempo hasta la febril declaració­n del presidente Sánchez, desautoriz­ado por la cuarentena retráctil de Pablo Iglesias. Los analistas alternan diagnóstic­os ñéñé con una pedagogía más indulgente con la alarma. La Ser también encontró el tono: Carles Francino, Pepa Bueno y Javier del Pino hicieron una exhibición de humanismo comunicati­vo a la hora de hablar del coste emocional de la crisis. En la Cope suman: nos recuerdan que el estado de ánimo también es importante para reforzar las defensas. De atacar ya se encargan el virus, implacable, y los desobedien­tes que, desde la ignorancia, la arrogancia o la estupidez, no hacen nada para evitar contagiarl­o.

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