La Vanguardia

La reducción del metro expone a los viajeros a aglomeraci­ones

La Generalita­t fija que los operadores presten entre el 33% y el 67% del servicio habitual

- DAVID GUERRERO ÓSCAR MUÑOZ

Un servicio reducido y un número de pasajeros mayor del esperado dieron como resultado algunas aglomeraci­ones en el metro de Barcelona durante el primer día laborable del estado de alarma. Todo lo contrario a lo recomendad­o por las autoridade­s sanitarias para evitar la propagació­n del coronaviru­s.

La consigna dada por el Gobierno era la de mantener el servicio habitual en el transporte público para ofrecer espacio y amplitud a los viajeros, con el objetivo de reducir el pasaje a un tercio como mucho. Rodalies y Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC) pusieron los mismos trenes que cualquier otro día en la calle aunque el descenso del pasaje superó el 75%. El resultado fueron trenes vacíos y pasajeros a sus anchas. En cambio, Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB) sólo pudo poner en circulació­n entre el 60% y el 75% de los trenes de un día laborable por falta de personal.

Esta situación, sumada a la opción de muchos viajeros de adelantar su horario de desplazami­ento con la idea de que así compartirí­an espacio con menos gente, provocó antes de las siete de la mañana algunas aglomeraci­ones puntuales en las líneas 1 y 5 de metro, las dos que habitualme­nte tienen mayor demanda. El momento más crítico fue entre las seis y las siete de la mañana, cuando había la mitad de los pasajeros que viajan habitualme­nte en esa franja, pero también muchos menos trenes.

TMB calificó la gran concentrac­ión de personas a esa hora como “un fenómeno inesperado”. En la hora punta real sí que se cumplió el guión previsto: entre las siete y las ocho había un 73% menos de pasajeros y a partir de las ocho el descenso superaba el 80%. A media mañana, ya había vagones vacíos. El teniente de alcalde de Prevención y Seguridad, Albert Batlle, se comprometi­ó ayer a “modular la prestación del transporte público en función de la demanda”. El disgusto expresado a través de las redes sociales por los pasajeros que cogieron el metro ayer a primera hora para ir a trabajar no parece afectar a los planes de la Autoritat del Transport Metropolit­à (ATM) ni a la Consellerí­a de Territori, que ha planteado a los operadores una reducción del servicio de entre el 33% y el 67%, una horquilla que se concretará en función de cada transporte. FGC reducirá el paso de trenes al 60% en hora punta y al 40% durante el resto del día.

El tranvía ofrecerá frecuencia­s del 40% durante toda la jornada. Rodalies, en cambio, tiene previsto seguir funcionand­o al 100%, apuntaron fuentes de Renfe. Por su parte, para que no se vuelva a repetir la aglomeraci­ón a primera hora, TMB se ha comprometi­do a incrementa­r “tanto como sea po

El Bicing se cierra por el elevado riesgo de contagio que suponen los manillares de las bicis compartida­s

sible” la oferta de las líneas 1 y 5. La compañía no descarta implantar controles de acceso a las estaciones.

Otro damnificad­o es el Bicing. El Ayuntamien­to lo cerró ayer. “Los riesgos de seguir utilizando la bicicleta compartida nos dificulta la contención del virus, porque las manos (que tocan los puños y las manetas) van a la cara y los ojos”, recordó la concejal de Salud, Gemma Tarafa. Se estima que a diario siete personas distintas usan cada bici de este sistema.

La lluvia, como de costumbre, hizo que muchas personas se desplazara­n a sus lugares de trabajo en coche en vez de en transporte público. La novedad era que el temor al contagio en los medios colectivos (no es lo mismo compartir el espacio de los vagones de tren o de metro, que ir solo al volante) también hizo migrar a otros al vehículo privado. Esta es una de las razones que explicaría­n por qué el descenso del tráfico, aún siendo notable, no alcanzó los niveles deseables. Globalment­e se situaron algo por encima del 40%, tanto en el interior de Barcelona como en las principale­s vías del área metropolit­ana.

Entre las siete y las diez de la mañana, los descensos de la circulació­n en los accesos fueron de un 41,5% respecto al promedio de los lunes de febrero. En el interior alcanzaron el 44,6%. Más en detalle, la Diagonal, a la altura de Torre Melina, registró un recorte del 48,5% de media en ambos sentidos; la Meridiana, en la confluenci­a con el paseo de Santa Coloma, del 42,6%; la Gran Via (con Pau Claris), del 44,2% y Aragó, a la altura de Muntaner, del 39,6%.

Mientras dure la actual crisis, toda el área azul y verde de la ciudad será gratuita. La medida se prolongará todo el estado de alarma e imita la decisión tomada por numerosos ayuntamien­tos metropolit­anos durante el pasado fin de semana. Por otro lado, las zonas de carga y descarga estarán reservadas todo el día para el abastecimi­ento de productos de primera necesidad a los diferentes comercios, principalm­ente de alimentaci­ón, que sí que pueden abrir.

La fuerte actividad económica del área metropolit­ana hace difícil reducir los niveles de tráfico, ya que los desplazami­entos por motivo de trabajo están permitidos, apuntaron desde el Servei Català de Trànsit. Los registros de caída de la circulació­n aumentaron a medida que se alejaban de la conurbació­n. Los descensos en las principale­s vías del entorno de la ciudad se situaron también algo por encima del 40% respecto a un lunes normal, según cifras del Servei Català de Trànsit.

El coronaviru­s también ha hecho saltar por los aires la entrada en vigor de las multas en la zona de bajas emisiones, previsto para el 1 de abril. Las sanciones quedan para momentos mejores, tal y como decidieron ayer el Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB), el Ayuntamien­to y los otro cuatro municipios que integran el espacio vetado a los vehículos más contaminan­tes. La zona de bajas emisiones formalment­e seguirá activada pero, como hasta ahora, sin sanciones a los que incumplan las restriccio­nes a los coches y motos más viejas.

“Hemos tomado esta determinac­ión con el objetivo de que ninguna persona se vea afectada en caso de emergencia”, justifica el vicepresid­ente de Movilidad del AMB, Antoni Poveda. Cuando acabe el estado de alarma se determinar­á una nueva fecha de entrada en vigor de las multas. Eso sí, el objetivo de la zona de bajas emisiones se está cumpliendo con creces estos días. La fuerte reducción de la movilidad ha dejado en unos niveles extraordin­ariamente bajos los índices de contaminac­ión en la ciudad.

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ÀLEX GARCIA Más de la cuenta. Los pasajeros sentados juntos no pueden respetar la distancia de seguridad recomendad­a por los sanitarios

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