La Vanguardia

El Eurogrupo no adopta nuevas medidas para reactivar la economía

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Era un momento crítico para el Eurogrupo. Al lado de la grave emergencia sanitaria, se constata que sufriremos un choque económico de primera magnitud, y cuyo alcance dependerá en parte de las medidas que se tomen en los próximos días.

Sin embargo, la larga videoconfe­rencia de los ministros de Economía, duró seis horas, terminó sin ninguna decisión nueva. Se quedó en la disposició­n a actuar más adelante, de mantener reuniones semanales y se cuantifica­ron los esfuerzos ya desplegado­s, en concreto estímulos fiscales por un valor del 1% del PIB en el 2020, y compromiso para aportar facilidade­s de liquidez del 10% del PIB, en forma de garantías y aplazamien­to de pago de impuestos.

Sin embargo, para el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, se consiguió “el tono adecuado y las decisiones adecuadas que se esperaba que tomáramos ahora. La situación variará día a día”.

Lo que hizo el Eurogrupo era lo que se daba por más que descontado, la aceptación de aplicar al máximo la flexibilid­ad del pacto de estabilida­d y crecimient­o y de apoyar la luz verde a las ayudas de estado a las empresas y los sectores que lo necesiten. Y por supuesto, también avalar los fondos que intenta movilizar la Comisión Europa.

En términos de flexibilid­ad, se validó la aplicación de la cláusula de escape para “acontecimi­entos inusuales”, que permite el gasto en los sectores afectados por el coronaviru­s, pero no se entró aún en contemplar la cláusula de escape general, que levanta el tope para poder invertir también en otros sectores, contando con el impacto en las economías es muy grave.

Faltaron medidas adicionale­s, aunque el tono fue grave y la conciencia de que la crisis pegaría duro también. En respuesta, en el comunicado acordado se subraya “la determinac­ión a hacer todo lo que sea necesario para enfocar de manera efectiva los desafíos actuales y restaurar la confianza y apoyar una rápida reacción”. Sin embargo, esa voluntad llegó sin acompañami­ento de acciones precisas, a pesar de que el panorama es suficiente dra

mático para que el presidente del Eurogrupo hable de economía de guerra. “El confinamie­nto forzado coloca a nuestras economías en una situación parecida a la de una guerra”, dijo Mario Centeno antes de la reunión, añadiendo que “sabemos que el virus no ha alcanzado su cima. No debemos engañarnos, estos son los primeros pasos de una lucha temporal pero larga”.

Las medidas que se plantean suponen ofrecer medios para afrontar la enfermedad, apoyo de liquidez para las pymes, los trabajador­es y las familias, y también aplicar al máximo la flexibilid­ad del pacto de estabilida­d y crecimient­o para que el gasto en el coronaviru­s no compute en el déficit, y ofrecimien­to de manga ancha para las ayudas de Estado.

Es una alternativ­a muy válida para Alemania, con gran capacidad para invertir dado su superávit fiscal, que puede quedarse corta para países con deuda y déficit más elevados como son los dos grandes afectados, Italia y España.

En la misma línea que el Eurogrupo, los líderes del G-7 se comprometi­eron ayer a hacer “todo lo que sea necesario, usando todas las herramient­as” y de forma coordinada para contrarres­tar el impacto del Covid-19, aunque no concretaro­n más allá.

El Fondo Monetario Internacio­nal, por su parte, reclamó actuar con medidas fiscales de forma más contundent­e. “La respuesta fiscal de los países del G-20 ha sido oportuna pero todavía permanece en niveles que son inferiores a lo que se gastó en ocasión de la Gran Recesión del 2008”. “En cuanto el virus se extienda por el planeta, se precisa hacer más y la necesidad de unos estímulos fiscales globales coordinado­s y sincroniza­dos es cada vez más fuerte”, afirmó la institució­n que dirige Kristalina Georgieva.

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