País Vasco y Galicia suspenden sus elecciones sin nueva fecha
Los partidos vascos acuerdan votar el primer domingo que sea posible hacerlo
El 5 de abril no habrá elecciones autonómicas en Euskadi y Galicia al no existir las garantías democráticas para votar, en pleno estado de alarma y en emergencia sanitaria en ambos territorios. Así lo acordaron los principales partidos con los respectivos presidentes autonómicos. Las fuerzas políticas vascas decidieron desconvocar las elecciones y votar “el primer domingo que sea posible”. En cambio las gallegas, pendientes de los informes jurídicos, apuestan por detener el proceso sin una nueva convocatoria y asegurando que los comicios no sean durante las vacaciones de verano.
Como ya sucedió en febrero cuando el lehendakari Iñigo Urkullu fijó la fecha del 5 de abril y Alberto Núñez Feijóo le secundó, ayer Euskadi tomó la delantera a primera hora de la mañana. La reunión presencial, con metro y medio de distancia, entre Urkullu y las formaciones políticas vascas desembocó en un expeditivo aplazamiento del 5-A.
En el texto que pactaron los partidos se comprometen a “reactivar” el proceso electoral una vez “levantada la declaración de emergencia sanitaria”, un trámite que “se realizará de forma inmediata y por decreto del lehendakari”. Subrayan que ahora los comicios no pueden celebrarse “con las debidas garantías, tanto para la salud pública como para el ejercicio del derecho de sufragio”.
Ante el vacío normativo sobre la autoridad para anular las votaciones, los servicios jurídicos del Gobierno vasco avalan, desde el punto de vista legal y competencial, que el lehendakari tenga la potestad para aplazar la fecha con el máximo consenso posible de todos los partidos. Asimismo, alertan de la colisión que el 5-A hubiese supuesto entre el derecho a la salud de los ciudadanos con otros como el de participar en asuntos públicos. “Puede ser perjudicial tanto para la salud pública como para la democracia”, subrayan. El dictamen de los juristas está respaldado por un informe sanitario.
Urkullu aseguró que el aplazamiento es la “salida razonable” a una “situación inédita de excepcionalidad” y destacó la “actitud constructiva” de todas las fuerzas implicadas.
El texto vasco llegó a Galicia cuando Feijóo y los portavoces de PSOE, Galicia en Común, BNG y Ciudadanos, que no tiene representación parlamentaria, estaban reunidos por videoconferencia. Su contenido chocó con la apuesta de los partidos gallegos por detener el actual proceso electoral, sin empezar uno nuevo, de manera que sirvan trámites ya hechos como el de presentar las listas.
Frente al acuerdo sobre el aplazamiento, había diferencias sobre la fecha. El socialista Gonzalo Caballero apostaba por el 27 de septiembre, al final de la legislatura, pero no descartó otra opción. Feijóo había dicho que no se podía fijar un día concreto. Se acordó establecer un criterio, pero sin que obligue a votar en julio o agosto. Los partidos y Feijóo se vuelven a reunir hoy para analizar un informe de la asesoría jurídica que debe establecer el camino. Si se llega a un acuerdo, el presidente de la Xunta se lo comunicará a la junta electoral.
A pesar de ser el máximo partidario de mantener la coincidencia de las elecciones vascas y gallegas, Feijóo admitió ayer que ya no se puede garantizar, pues el ritmo de salida de la crisis puede ser distinto.
En Galicia, en principio con un clima de consenso político nada habitual, las reuniones del presidente de la Xunta con los partidos tendrán carácter semanal.