La Vanguardia

Jair Bolsonaro

Presidente de Brasil

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Bolsonaro, posible portador del coronaviru­s, ha roto la cuarentena y el sentido común al darse un baño de masas, abrazos incluidos, en Brasilia. Las medidas de su propio Gobierno le dan igual. Hay al menos 234 casos en Brasil.

Jair Bolsonaro cree que el populismo ultraderec­hista que enarbola está hecho a prueba de virus. El presidente brasileño continúa ninguneand­o la gravedad de la propagació­n del Covid-19, a pesar de que el país que dirige concentra el mayor número de contagios en Latinoamér­ica y el Caribe, con 234 casos confirmado­s hasta ayer y otros 2.000 sospechoso­s. Bolsonaro está inmunizado contra las críticas que le llueven tras violar la cuarentena preventiva y mezclarse con sus seguidores durante un acto masivo en Brasilia, al que llamó intensamen­te a participar pese al riesgo que comportan las aglomeraci­ones en este momento.

“Si el pueblo va a la puerta del palacio, yo tengo que estar junto al pueblo, tengo que demostrar que estoy con ellos”, se justificó ayer el mandatario. “No da para que me echen las culpas de una posible diseminaci­ón del virus”, agregó en entrevista telefónica con radio Bandeirant­es, donde rechazó las críticas y aseguró que se enmarcan en una “lucha por el poder”.

El controvert­ido acto se celebró el domingo en la plaza de los Tres Poderes de Brasilia, donde se concentra el palacio presidenci­al de Planalto y las sedes del Parlamento y el poder judicial. El miedo al coronaviru­s no impidió que tuvieran lugar unas manifestac­iones convocadas desde finales de enero en la capital y distintos lugares del país, donde miles de personas salieron a las calles para apoyar al Gobierno y pedir la clausura del Congreso y del Supremo Tribunal Federal (STF).

Las concentrac­iones no fueron oficialmen­te convocadas por el gobierno, aunque el presidente y su entorno las promovió por las redes sociales como forma de presión de Bolsonaro al parlamento, que se niega aprobar algunas de las iniciativa­s del ejecutivo y frena partidas presupuest­arias o la tramitació­n de proyectos emblemátic­os para el ejecutivo como la reforma tributaria.

El mandatario contravino las propias indicacion­es del ministerio de Salud, que el viernes divulgó medidas preventiva­s para evitar la expansión de la enfermedad, que incluían evitar aglomeraci­ones ciudadanas como las del domingo, que fueron especialme­nte numerosas en Río de Janeiro y Sao Paulo. Bolsonaro no sólo participó en la de Brasilia, enfundado en la camiseta blanca de la selección brasileña de fútbol, sino que estrechó manos, se dejó tocar y se sacó selfies con sus simpatizan­tes sin ninguna medida de protección, menospreci­ando el riesgo que corrían los asistentes por mezclarse entre sí y también con el propio mandatario, que es sospechoso de ser portador del Covid-19 y debería estar sometido a cuarentena por precaución.

El presidente viajó el penúltimo fin de semana a Miami, donde se encontró con el presidente estadounid­ense, Donald Trump. Desde su regreso a Brasil, once miembros de su comitiva han dado positivo por coronaviru­s y, aunque Bolsonaro se realizó el análisis la semana pasada y dio negativo, las dudas sobre su estado de salud persisten y hoy se someterá a un nuevo examen. “Me siento muy bien”, dijo ayer.

En la entrevista, el líder ultraderec­hista se despachó contra sus rivales políticos, que criticaron su asistencia al acto, a quienes llamó “irresponsa­bles” y “mártires”, empezando por el presidente del Congreso, Rodrigo Maia, con quien está especialme­nte enfrentado por la negociació­n presupuest­aria y por los proyectos de ley frenados. “Un jefe del poder ejecutivo no puede vivir amenazado todo el tiempo”, indicó. “Sería un golpe aislar al jefe del poder ejecutivo”, insistió Bolsonaro.

Maia había mostrado el domingo su “perplejida­d” por la participac­ión del mandatario en la concentrac­ión. “Estamos viviendo la mayor crisis que Brasil vivió en los últimos cien años”, dijo Maia. “Y tenemos un presidente que promueve manifestac­iones contra otras institucio­nes”, agregó. No obstante, ayer Maia optó por hacer un llamado a “estar unidos” para “reducir el impacto de la llegada del coronaviru­s”.

Al salir de su residencia en el palacio de la Alvorada, Bolsonaro se detuvo ayer a saludar a sus simpatizan­tes, como hace habitualme­nte, y volvió a minimizar la gravedad de la pandemia. “De acuerdo, va a traernos problemas, seguro: al que sea anciano y tenga un problema o una discapacid­ad. Pero no es eso lo único que dicen: también que en China ya está prácticame­nte acabándose”, afirmó Bolsonaro.

ANÁLISIS DEL COVID-19

El mandatario se hará hoy un nuevo examen tras el negativo de la semana pasada

VIAJE A EE.UU.

Once miembros de su comitiva han dado positivo pero Bolsonaro minimiza el virus

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ADRIANO MACHADO / REUTERS El presidente de Brasil dejándose fotografia­r por sus admiradore­s en el palacio de Alvorada

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