El Govern exige que se retire la centralización de las compras
La Generalitat tacha de “fracaso” concentrar la adquisición de material sanitario
La compra de tests defectuosos por parte del Ministerio de Sanidad supuso otra vía para que el Gobierno catalán arremetiera contra Pedro Sánchez. Si el martes, recién salidos del Consell Executiu, los consellers Meritxell Budó, Miquel Buch y Alba Vergés –los habituales todos los días para informar sobre el estado de la crisis del coronavirus– moderaban los reproches como lo hizo el presidente de la Generalitat al día siguiente, ayer dejaron atrás este propósito para volver a la carga. Budó criticó la gestión de Sánchez contraponiéndola a la de la Generalitat. Aseguró que la centralización de competencias en el Gobierno “ha sido un fracaso” y que el Ejecutivo catalán había conseguido un 90% del material sanitario para hacer frente al Covid-19 de su propia mano. Así, pues, según el Govern sólo el 10% proviene vía el Estado. Y en vista de este resultado, Budó reclamó el 100% de las competencias.
Sin embargo, el Gobierno hizo pública ayer una nota en la cual señalaba que desde el 10 hasta el 25 de marzo había repartido 887.000 mascarillas a Catalunya. Sería la segunda autonomía por detrás de la de Madrid, donde se han distribuido 1,9 millones. A todas las autonomías el Estado ha hecho llegar un total de 6,7 millones de mascarillas y distribuirá a lo largo de las próximas ocho semanas un total de 550 millones de mascarillas, 5,5 millones de tests y 950 equipos de respiración asistida.
Para la Generalitat, el Ejecutivo español llega tarde y le ha faltado previsión. “Lo damos todo para que nuestros profesionales puedan tener el material, pero al mismo tiempo hay que hacerlo con garantías, porque estamos hablando de recursos públicos y hay que vigilar la calidad”, dijo Vergés. Todavía más: “Nosotros nos avanzamos. El día después de tener el primer positivo en Catalunya, nuestra central de compras ya hizo compras a un precio mucho mejor del que hoy se está ofreciendo en el mercado”.
Vergés afirmó que para hoy esperan la llegada de 50.000 pruebas de detección rápida del coronavirus, y que la Generalitat espera 200.000 más próximamente. O que ayer llegaron 500.000 mascarillas quirúrgicas, más 208.000 mascarillas ffp2 y ffp3 (de mayor protección) y 20.000 batas. Todo como resultado de la acción de la Generalitat.
Pero fue Budó quien cogió la batuta de la crítica más punzante. Para la consellera de Presidència y portavoz del Govern, que hasta ahora la inmensa mayoría de mascarillas, respiradores y tests hayan llegado por vía catalana, “es una evidencia que la compra centralizada no ha funcionado ni funcionará”. E intentó profundizar en el reproche: “Si desde el primer minuto se hubiera permitido en todos los territorios hacer sus propios encargos de material, en estos momentos habríamos ganado un tiempo precioso que no tenemos”.
Además, la demanda de confinamiento total sigue vigente. La petición al Gobierno de pasar de fase 1 a fase 2 en el confinamiento de la zona de Òdena, donde se registra un índice de mortalidad por el coronavirus de 63,1 personas por cada cien mil –nueve veces
La Moncloa replica que, con 887.000 mascarillas repartidas, Catalunya es la segunda autonomía que más ha recibido
más que en el conjunto de Catalunya–, es un ejemplo a menor escala de la medida que quiere Torra para Catalunya. La cursaron Buch y Vergés el miércoles. Ayer por la mañana el Gobierno recordó que cualquier medida de este tipo sólo la puede dar la Moncloa, en virtud del real decreto del estado de alarma y ordenó por la tarde prorrogar el actual confinamiento en fase 1 en aquella zona. Buch acusó al presidente del Gobierno de “ir a ciegas” y exigió medidas más contundentes.
Quim Torra, desde la Casa dels Canonges, mantiene reuniones a diarios. Para hoy por la mañana ha convocado un Consell Executiu extraordinario para estudiar nuevas medidas contra el Covid-19.