La Vanguardia

Sabes cómo me siento

- Clara Sanchis Mira

Aritmo de blues, este hombre de setenta y nueve años, con cardiopatí­a y todo, se prepara para su escapada. Es un optimista radical. Sus familiares querrían conservarl­o estos días en un tarro de cristal con alcohol, como una cereza dulce. En vez de eso, lo llaman varias veces al día para recordarle la prohibició­n de salir, la línea roja del umbral de su casa. Te juegas la vida, le dicen. Este septuagena­rio es callejero por naturaleza y su agenda no conoce límites. Su mente tampoco, entrenada en el pensamient­o paradójico, llevando a su propia vida cotidiana algunas ideas de Shklovski, el teórico del formalismo ruso que anda releyendo. La mente tiende a automatiza­r las percepcion­es de la realidad, nos explica a veces, pero se puede cultivar una observació­n sorprenden­te y paradójica de las cosas. Es posible entrenar la mirada del niño, el humor es eso, suele decir con cara de niño.

Esta mañana le brillan los ojitos y se prepara para salir con su gracia ceremonial. Se ducha, y Nina Simone canta Feeling

good. Ha puesto la música a todo volumen, tiene una sordera elegante, alguna vecina podría estar bailándose­lo al otro lado del muro –peces en el mar / saben cómo me siento– mientras él se enjabona meticuloso. Es un hombre aseado que no repara en jabón. Le gusta oler bien y estar cerca de las personas, normalment­e recibe abrazos, estrecha muchas manos, besa. Ahora seca su cuerpo con Simone –río corriendo libremente / sabes cómo me siento–.

Se pone una camiseta interior, ha asomado la nariz por la ventana y el día está fresco. Un calzoncill­o bien cómodo, para reuniones largas. Calcetines tupidos. El pantalón negro de pana suave. Abrocha los siete botones de la camisa beige buscando con la mirada el jersey adecuado. Escoge el verde y desabrocha los siete botones de la camisa beige porque le va a quedar mejor la blanca. Seis botones. Brisa moviéndote lentamente / sabes cómo me siento. Le da una pasadita a los zapatos y se calza. Se pone el abrigo. Se mira en el espejo de la entrada y hace un mueca. Sus zapatos limpios se acercan a la línea roja del umbral de su casa. Si un familiar lo viera, gritaría. Pero vive solo. Vuelve sobre sus pasos. Se quita el abrigo, los zapatos, el jersey verde y el pantalón de pana, desabrocha los seis botones de la camisa, guarda cada prenda, dejándolo todo bien colocado para, mañana, volver a tomarle el pelo a esta realidad rabiosa. Con su ropa de andar por casa se corta un trozo de melón. Mariposas divirtiénd­ose / saben lo que quiero decir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain