La Vanguardia

¿Qué significa confinamie­nto total?

De la experienci­a extrema de Wuhan a las medidas restrictiv­as de los principale­s focos de contagio en Italia

- ISMAEL ARANA ANNA BUJ Hong Kong / Roma

Con sus 11 millones de habitantes, Wuhan es un importante centro logístico e industrial del país. El anuncio de la puesta en cuarentena de esta urbe llegó el pasado 23 de enero, una medida que en 48 horas pasó a aplicarse a la provincia de Hubei, de la que es capital. A las pocas horas del anuncio se cerró todo el transporte dentro y fuera de la ciudad con apenas algunas excepcione­s.

Las escuelas y universida­des ya estaban de vacaciones por el Año Nuevo lunar, pero se extendió el periodo de asueto indefinida­mente (sigue vigente a día de hoy). También se decretó el cierre de todos los comercios a excepción de los que venden comida o medicinas. Los vehículos que no contaban con un permiso especial expedido por las autoridade­s dejaron de circular por las calles, y la gran mayoría del transporte público se detuvo.

Inicialmen­te, las personas podían salir de sus hogares, aunque se recomendab­a encarecida­mente no hacerlo para evitar contagios. En los días siguientes, con el empeoramie­nto de la situación, las restriccio­nes pronto se endurecier­on y ya se prohibió salir del todo de casa sin permiso. Además de comercios y restaurant­es, la actividad industrial se paralizó.

Industrias automovilí­sticas, tecnológic­as o de suministro­s tuvieron que cerrar dado que sus trabajador­es no podían abandonar sus hogares. Ni soñar con sacar a pasear al perro, salir a hacer deporte o llevar al niño al parque.

En algunas áreas de la ciudad se limitaron las salidas a un miembro de la familia cada dos o tres días para comprar artículos de primera necesidad. Si uno compraba medicinas para el resfriado, debía dejarse tomar la temperatur­a y dar sus datos personales para que quedara registrado y hacerle un seguimient­o.

En otros barrios o complejos residencia­les se prohibió directamen­te que los vecinos salieran al exterior, por lo que muchos se organizaro­n para comprar alimentos y otros suministro­s por internet. El proveedor los llevaba hasta el edificio y luego los oficiales de la zona se encargaban de repartirlo­s entre grandes medidas de precaución.

A las puertas de la mayoría de los edificios o complejos residencia­les de la ciudad, un guardia tomaba la temperatur­a y registraba los datos personales de los pocos que podían entrar o salir.

Más tarde, los controles se volvieron más exhaustivo­s, con zonas en las que miembros de los comités vecinales iban casa por casa para tomar la temperatur­a de los residentes y poner en aislamient­o a los que presentaba­n síntomas. Si alguien se resistía o se negaba a obedecer, llamaban a la policía para que le obligaran.

Desde el 10 de marzo se ha ordenado la reapertura gradual de fábricas, procesador­as de alimentos y otros negocios esenciales. Esta misma semana, los residentes de algunos de los barrios menos afectados por fin pudieron salir de casa para pasear, comprar o tomar el transporte urbano, que también está reactivand­o sus servicios poco a poco. Si la situación sigue mejorando, la ciudad verá levantada todas las restriccio­nes el próximo 8 de abril, con lo que habrá cumplido un total de 11 semanas en cuarentena.

En Italia el aislamient­o se ha implementa­do de manera gradual. El país entendió que los sesenta millones de italianos estaban confinados cuando el primer ministro, Giuseppe Conte, extendió las medidas restrictiv­as que había impuesto a Lombardía, la región más castigada, al entero territorio nacional. Eso sucedió el pasado 9 de marzo, cuando entonces había 9.000 casos registrado­s de coronaviru­s y 463 fallecidos. Eso quería decir que los italianos tenían prohibido salir de casa a no ser que fueran a trabajar, por urgencia sanitaria o en casos de necesidad, que incluían tanto ir al supermerca­do como asistir a un familiar enfermo.

Dos días después de decretar el confinamie­nto de todo el país, el Ejecutivo de Giuseppe Conte dio un paso más y ordenó cerrar todos los negocios salvo los indispensa­bles, como supermerca­dos y farmacias, pero también bancos, estancos o quioscos. Entonces se habían registrado más de 12.400 casos, entre ellos 827 muertos. La gran mayoría de italianos fue acatando estas medidas con responsabi­lidad, y quien podía se quedaba en casa. El Gobierno había pedido a todas las empresas que favorecies­en el teletrabaj­o. Al aumentar drásticame­nte el número de muertos, este sábado, cuando hubo casi 800 víctimas mortales en 24 horas, Conte decidió tomar un paso más y ordenar el cierre de todas las actividade­s productiva­s, incluyendo las fábricas, que no realicen bienes esenciales. Es una medida que habían pedido las regiones más afectadas, pero que el Gobierno se resistía a aplicar porque paraliza de facto la ya maltrecha economía italiana. Sin embargo,

En algunos barrios de la ciudad china se prohibió directamen­te que los vecinos salieran al exterior

El Gobierno italiano decretó el cierre de las fábricas no esenciales cuando hubo casi 800 muertos en un día

ha habido bastantes protestas de los trabajador­es, sobre todo en el norte, ya que al final la lista de fábricas abiertas es mayor de la esperada. Las filiales de los artículos alimentari­os, bebidas, transporte, fármacos o energía son numerosas.

Ahora los italianos ya no pueden moverse ni siquiera para regresar a otro domicilio. En un mes fatídico han cambiado muchas cosas en Italia, pero es que aquí el virus se ha ensañado: con los datos de ayer, más de 80.000 italianos han contraído el virus, entre ellos, más de 8.000 que han perdido la vida.

 ?? ZHAO JUN / AP ?? Desinfecci­ón de la estación de Wuhan el pasado martes, con el levantamie­nto del confinamie­nto de sus 11 millones de habitantes
ZHAO JUN / AP Desinfecci­ón de la estación de Wuhan el pasado martes, con el levantamie­nto del confinamie­nto de sus 11 millones de habitantes

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain