La Vanguardia

Picoteo de confinamie­nto

No estar acostumbra­dos a teletrabaj­ar y la cercanía de la cocina pueden desequilib­rar la dieta

- ALBERT MOLINS RENTER

Aunque muchos lo hemos descubiert­o ahora, la verdad es que con la irrupción de los ordenadore­s y la internet de banda ancha, ya hace como mínimo tres décadas que hay personas que desarrolla­n su actividad laboral desde casa. El hecho de tener la cocina cerca y la falta de costumbre en este modo de trabajar hacen que el riesgo de sucumbir a los males del picoteo aumenten exponencia­lmente.

Empecemos por lo obvio. Si no queremos picotear, lo mejor es no tener productos de picoteo en la despensa y que los alimentos que tengamos sean lo más saludables posible. Y también, como conducta general, deberíamos observar, en cuanto a nuestra alimentaci­ón, las mismas pautas que seguimos cuando estamos en la oficina .

Al confinamie­nto se puede unir la ansiedad por la situación, por los niños que llevan días encerrados y que se suben por las paredes y nos ponen de los nervios. En este tipo de situacione­s nuestro cerebro necesita generar endorfinas, ya sea eléctricam­ente –sexo y ejercicio– o químicamen­te –drogas, incluidas el café y el alcohol, y comida–.

Para los que no tienen pareja, los que la tienen pero se han confinado en solitario y las parejas con hijos, en lo relativo al sexo, que cada cual haga lo que pueda. Lo del ejercicio es más fácil, y es posible hacer rutinas de entrenamie­nto en casa.

“Puede ser que con el confinamie­nto y la reducción de actividad física aparezca el miedo de subir de peso e intentemos saltarnos alguna comida. Mejor no hacerlo. Saltarse una comida –que normalment­e ingerimos– es el principal predictor de picar durante las próximas horas, especialme­nte en contextos de ansiedad y aburrimien­to”, explica la doctora Elena Carrillo Álvarez, dietista nutricioni­sta de la URL.

En este sentido, lo que propone Carrillo es “ajustar su composició­n para que sean más ligeras, sustancios­as y nutritivas, y disfrutar de una buena comida sentados a la mesa. Estos días, las prisas no tienen cabida”.

Buenas opciones para el desayuno son “café o una infusión, con una tostada de pan integral con jamón, jamón dulce (¡de calidad!) o atún. Y alternativ­as puede ser o bien una tortilla de verduras, o avena o muesli sin azúcar y fruta de temporada.

Para el almuerzo, las opciones recomendad­as son una “ensalada de diferentes hortalizas o verdura salteada o hervida, acompañada­s de carne o pescado a la plancha, en papillote, al horno, en un estofado suave. También valen las legumbres, ya se en forma de ensalada o en un estofado suave con verduras”.

Finalmente, a la hora de cenar “podemos seguir con las bases de verdura, pero con cocciones más suaves. Cremas de verduras, sopas, salteados de verduras con jamón o gambas o un pescado al horno”, pueden ser excelentes formas de cenar de forma saludable. A la hora de los postres, “fruta de temporada o yogur natural. Las fresas empiezan a estar deliciosas, con un poco de yogur hacen unos postres buenos y gratifican­tes”.

Otro consejo importante es “hidratarse bien, ya que el cuerpo a menudo confunde la sed con el hambre”, dice Carrillo. Y tener en cuenta que no es el momento de hacer experiment­os con la dieta y, por ejemplo “si el ayuno intermiten­te nos funciona, ¡adelante! Pero si no lo hemos probado no es el mejor momento, especialme­nte si tendemos a picar entre horas”.

Pero puede ser que igualmente sintamos la necesidad de comer alguna cosa entre las comidas principale­s. En este caso hay que “estructura­r aquello que comemos para que sea de calidad. Es mejor ir a la cocina y servirnos lo que queramos en un plato que coger un montón de cualquier cosa y volver varias veces”, explica Carrillo.

Algunas ideas pueden ser “un bol de fresas con yogur y un trocito de chocolate, una infusión y un montón de frutos secos, una tostada de pan integral con aceite y sal (¡y quizá un poco de jamón, crudités con dos cucharadas de guacamole o hummus. Todo con un vaso de agua, infusión o café y tratando de ajustar la cafeína al efecto que esta tenga sobre nuestro sueño”.

LA NEVERA

Tener una despensa bien provista de alimentos saludables es la primera medida

PLANIFICAC­IÓN

No saltarse ninguna comida y procurar que sean ligeras, nutritivas y sustancios­as

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GETTY El estrés y el aburrimien­to no ayudan a que comamos de forma saludable sea cual sea la situación

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