Celaá confía en que los niños vuelvan a las aulas en junio
Bargalló estudia la posibilidad de seguir el curso a distancia
La vuelta al cole será, con suerte, a finales de mayo o principios de junio, de modo que las escuelas tengan un par de semanas para poder evaluar y despedir a los alumnos. Así lo dijo ayer la ministra de Educación, Isabel Celaá, que está preparando a la población para lo inevitable: el confinamiento de los niños que se inició el 16 de marzo –en Catalunya el 13– será largo.
Probablemente, el regreso a las aulas será la última compuerta que se levante en las restricciones a la población. “Mantenemos la confianza abierta de poder, quizá, atender alumnos de manera presencial en el último trimestre, aunque fueran 15 días, para hacer un repaso presencial de aquellos contenidos que han sido estudiados por vía telemática o en los dos primeros trimestres”, manifestó Celaá en Onda Cero.
En todo caso, la viabilidad de esta probabilidad se analizará el 11 de abril en la reunión que la ministra mantendrá con los consejeros de educación de las comunidades autónomas.
El desafío que se plantea ahora es descomunal. Cómo terminar un curso, porque la idea es que no se pierda, a distancia. Y en igualdad de condiciones para todos, pues en estas circunstancias se pueden dar grandes diferencias entre estudiantes que puedan seguir el curso a distancia o no. Pero también la dificultad que se plantea en las etapas educativas, pues no es lo mismo secundaria, donde se puede plantear un aprendizaje más autónomo, que primaria o infantil.
El reto es para 10 millones de niños y adolescentes, para todo tipo de escuelas y condiciones familiares. No es sólo un trimestre de los tres en que se divide el curso, son los meses de las prácticas de los cursos de formación profesional y los del examen de selectividad que ya se ha desplazado unas semanas, del 22 de junio al 10 de julio.
Celaá explicó que el 80% de los alumnos tiene condiciones para trabajar en línea, contando con que es una situación de emergencia. Bien porque disponen de dispositivos y conectividad, bien porque el centro está preparado por su entorno digital y la preparación del profesorado. El problema es el 20% restante. Ante la dificultad de que todo el alumnado tenga acceso a un ordenador (no todas las familias tienen o no pueden compartirlo con sus hijos si teletrabajan) probablemente se prime la opción del móvil como recurso tecnológico. Aun así, no todos cuentan con acceso a internet.
Celaá confirmó que está trabajando en la identificación de aquellos alumnos que, “por las circunstancias de distinta naturaleza, no estuvieran conectados con el profesorado”. Instó también a las comunidades autónomas a que compartan sus datos.
La mayoría de las autonomías continúa las clases aunque no tiene instrucciones de evaluar los resultados de los aprendizajes. En Catalunya, el conseller de Educació, Josep Bargalló, mantuvo la actividad lectiva para los profesores pero no para los alumnos para evitar, precisamente, la inequidad que comportan las diferencias de recursos. Días después, proporcionó materiales didácticos a los docentes y les conminó a usarlos y estar conectados con sus alumnos.
Actualmente, la conselleria está mapeando los centros para conocer la realidad digital y contabilizar las casuísticas. No obstante, Bargalló no da por perdido el curso y considera precipitado dar una fecha. “Tenemos que acabar este curso con las limitaciones que tengamos, pero acabarlo, y comenzar el próximo sabiendo cómo hemos tenido este y adaptándolo a como lo hemos tenido”, añadió.
La afectación no es la misma en primaria que en secundaria, y en niños con o sin ordenador o móvil