¿Cómo lograr que los músicos sean remunerados?
Surgen fórmulas como el streaming de pago o el encargo de videoconciertos
Es en momentos como el actual, de una crisis de proporciones aún desconocidas, cuando se ve la fragilidad de las costuras del tejido musical, tanto a nivel nacional como local. Y el eslabón más débil seguramente es el del ejecutante, en este caso el músico. Paradójicamente es el que da vida creativa a la escena pero a la vez es el elemento más indefenso.
Eso es lo que corrobora Guillem Arnedo, portavoz de la Plataforma Estatal para la Música (PLAM), cuya prioridad ahora mismo es “dar cobertura a los que no tienen ninguna cobertura”. El también presidente de la Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya cuantifica en 11.000 los músicos asociados a la PLAM, y casi 35.000 el total de profesionales en España.
Y de ese colectivo, el 80 % no tiene la categoría de autónomo ni está en plantilla, por lo que ahora mismo no ingresan nada. Y por lo que ahora mismo son vitales otras vías de ingresos. Como los procedentes del streaming, un ámbito regulado en España por norma general en detrimento del músico.
Es en este marco donde aparece la empresa barcelonesa Unison, que gestiona derechos de propiedad intelectual de más 450.000 obras musicales. Su filosofía operativa se podría resumir en que el consumo gratuito de música en las redes comporte algún beneficio tangible al autor de la composición. Uno de los más activos en los últimos días en denunciar esta situación es Joan Pons (El Petit de Cal Eril), que clama que “la música se ha de pagar, y más ahora cuando nuestros ingresos son 0 pues nos mantenemos a flote con los conciertos. La gente no es consciente; yo les digo: si pagas la luz e internet, también la música. Alguien la hace”.
En un momento de confinamiento como el actual el recurso a la música es uno de los más comunes, pero aunque esa persona la escuche de forma gratuita en su casa en Apple Music, Spotify, Youtube o en un directo de Instagram, ello no quiere decir que no rinda beneficios y que genere derechos. Para corregir esto, ayer Unison anunció un catálogo de 450.000 obras musicales “blindadas” ante las grandes plataformas, y numerosos artistas y editoriales musicales españolas y extranjeras han contratado con ellos una idea del negocio de derechos que hasta ahora controlaba la SGAE. Ahora, la empresa recauda una cantidad por el uso de las obras, se quedan un porcentaje y el resto se lo pasan al autor.
El pago por streaming no es la única iniciativa que está surgiendo como vía de remuneración de artistas.
El ciclo Out-side de músicas inusuales ha ideado el de vídeos Inside, pionero en tanto que remunera al artista
El compositor barcelonés Luis Codera, impulsor del ciclo Out-side que lleva músicas inusuales (contemporánea, experimental y de improvisación libre) por centros de arte contemporáneo de Catalunya –Arts Santa Mònica, Tecla Sala o Lo Pati–, ha decidido dar una ocupación a los músicos de esta esfera en esta crisis. ¿Cómo? Proponiéndoles que se graben en video tocando en casa. Codera lanza uno cada sábado a la red, gratuitamente. Y de momento han aparecido Pablo Carrascosa, que justamente ha visto cancelado el estreno de un encargo en L’auditori, y Ferran Fages.
La fórmula de este ciclo de vídeos, bautizado In-side, permite combatir el aislamiento y seguir alimentando la escena de estas músicas, a la vez que es pionera en tanto que garantiza una remuneración a los músicos. “De eso nos encargamos nosotros, y si lo hace un ciclo modesto, qué no podrían hacer las administraciones”, se pregunta Codera.