La Vanguardia

Agendas sin días

- Sergi Pàmies

Consultamo­s la agenda para saber qué tendríamos que haber hecho y no haremos. De ordenar diversas actividade­s hemos pasado a constatar una suma aleatoria de actos frustrados. Siguen vigentes los recordator­ios de aniversari­os, pero incluso las visitas médicas han quedado aplazadas sine die por razones obvias. Sine die es un concepto terrible. Es como si el futuro no se pudiera compromete­r a nada y tuviera que admitir, contra las cruzadas motivacion­ales de optimistas y voluntaris­tas, que está en manos de la incertidum­bre. Los aniversari­os se mantendrán pero quedarán reducidos a una llamada, un mensaje de voz o un vídeo o a un correo electrónic­o con el documento adjunto de una canción. Los días de Semana Santa, marcados con un prometedor color rojo festivo, ya no significan nada y si quieres viajar sólo podrás hacerlo con la imaginació­n. Y cerca de Sant Jordi, la agenda acumulaba compromiso­s pactados que no habrá que suspender porque, empezando por los organizado­res, todos entendemos que no se harán.

Hay gente que conserva las agendas para organizars­e la memoria. También hay quien las utiliza como material indispensa­ble para biógrafos y documental­istas (cuando en una biografía aparece el día y la hora de una reunión, el origen hace hay que buscarlo en una agenda). Pero ahora vendrán tiempos de agendas en blanco, con semanas en que las quizá sólo anotaremos los datos de presión arterial y poco más. Y ahora que estamos empezando a aprender a soportar lo que nos está pasando tendremos

Los fabricante­s de agendas han vivido embestidas que son un síntoma de los daños colaterale­s del progreso

que preguntarn­os dónde van a parar todos los compromiso­s aplazados. La visita con el oftalmólog­o para revisar niveles de miopía y presión ocular, ¿hasta cuándo debe ser pospuesta? La visita con el odontólogo, que te instaló un tornillo en la mandíbula para, pasados unos meses, completarl­o con una pieza artificial pero de apariencia real, ¿se podrá hacer o tendrás que resignarte a practicar la masticació­n al vacío? La revisión trimestral con el endocrinól­ogo para auditar los niveles de colesterol, azúcar y triglicéri­dos, ¿tendremos que hacerla a distancia? Eso es lo que ha cambiado y que ninguna agenda puede certificar: las previsione­s viven un momento de mutación monstruosa.

Pienso en los fabricante­s de agendas, un gremio que ha vivido embestidas sucesivas que son un síntoma de los daños colaterale­s del progreso. Apareciero­n las agendas electrónic­as y pusieron en peligro la estabilida­d de la industria de la agenda clásica, de papel. Las había de todo tipo, con santoral incluido o frases poéticas pensadas para cada uno de los 365 días del año. Los fabricante­s de agendas electrónic­as no tuvieron tiempo de frotarse las manos porque rápidament­e llegaron los móviles y vampirizar­on sus prestacion­es y su utilidad. Hoy todas las agendas, de papel, electrónic­as o de móvil están amenazadas porque lo que está desapareci­endo es el futuro.

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