Cuando decir 3% es una expresión de amor a la madre
El gobernador de Nueva York se ha convertido en la cara de los demócratas en la crisis del coronavirus y ha eclipsado al presidente Trump por sus comparecencias diarias cargadas de realismo, sentido común y humanidad
El 3% significa corrupción para los catalanes. Cómo olvidar la tragedia del hundimiento del túnel del Carmel y el descubrimiento de las comisiones a políticos.
Pero en la época del coronavirus, escuchar al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, hablar del 3% provoca una sensación de solidaridad. En su boca es un grito por aquello que merece la pena luchar y una consigna subversiva en la era de un trumpismo que mide la salud por el termómetro del Dow Jones.
Dan Patrick, vicegobernador de Texas y uno de los palmeros del presidente Donald Trump, sostuvo que Estados Unidos debía volver a trabajar y que “los abuelos no quieren que todo el país se sacrifique” por ellos.
En una de sus comparecencias, Cuomo especificó que, del número de hospitalizados en Nueva York, “el 3%” de ese total se hallaba ingresado en cuidados intensivos. “La mayoría de ese grupo son personas mayores o debilitadas por condiciones previas”, aclaró.
“Estamos haciendo todo este esfuerzo por ese 3%. Es mi madre, la vuestra, nuestros mayores, la gente a la que amamos. Vamos a hacer todo lo posible por protegerlos”, prometió Cuomo, desafiando la propuesta de Trump de poner EE.UU. en marcha el próximo 12 de abril, en contra de la opinión de la mayoría de expertos sanitarios y de las evidencias.
La detección de positivos no cesa de crecer de costa a costa –desde este jueves Estados Unidos lidera la clasificación mundial de enfermos, con más de 90.000– y los difuntos se disparan. “Me parece que estamos de acuerdo en que haremos lo que esté en nuestras manos por salvar vidas”, replicó el gobernador.
“No vamos a hacer una selección, a dejar de lado a los mayores, a los vulnerables, para dar un paso adelante en la economía. No creo que ningún estadounidense crea en esto. Os juro que nunca haré eso”, subrayó.
El demócrata Andrew Cuomo, de 62 años, se ha convertido en la estrella política del momento.
Sus ruedas de prensa diarias, cargadas de hechos y no de pensamientos mágicos (o perversos), de sentido común y empatía, sin insultos ni ensalzamientos personales o caudillistas, ya son un ritual para lo estadounidenses.
“Este es un tiempo para la gentileza, para sonreír al cruzarse con alguien, para la paciencia”, dijo en una de las habituales “opiniones personales” con las que cierra sus intervenciones.
Al inicio, sus convocatorias las ofrecía en directo la televisión local, NY1. A partir del pasado fin de semana empezaron las conexiones de cadenas generalistas y las de noticias por cable, CNN, MSNBC e incluso la Fox.
Desaparecidos Joe Bieden y Bernie Sanders, los aspirantes de su partido en la disputa por la Casa Blanca, el gobernador Cuomo ha emergido como la cara del Partido Demócrata y el reverso del presidente Trump y el uso propagandístico de la pandemia.
No son pocos los que expresan la idea de que, si fuera posible volver atrás, Cuomo sería su candidato en las presidenciales.
Hijo de Mario Cuomo, que también fue gobernado de Nueva York (1983-1994), Andrew, como su progenitor, también consideró una vez hacer carrera nacional. Sin embargo, aunque ahora le aclamen, Cuomo contaba con numerosos rivales dentro del partido. Para el ala progresista era demasiado pragmático, al establishment les parecía centrado en si mismo y a la mayoría les resultaba brusco.
Cuomo, elogiado hoy por sus enemigos, ha hallado su sitio en la gestión del coronavirus. Muchos encuentran en su figura el liderazgo que no muestra Trump. “Acepto la responsabilidad. Si alguien es infeliz y quiere culpar a alguien, culparme a mi”, afirmó al cerrar todos los negocios no esenciales.
Este jueves, tras el dato récord de que 3,3 millones de trabajadores se habían apuntado al paro, salió el sanador. “Al perder la ocupación uno se plantea si ha hecho algo mal, pero, en esta ocasión, esto no tiene nada que ver con cada uno, sino que son las circunstancias”, subrayó Cuomo.
A pesar de su mala relación con el presidente, Cuomo se ha manejado para mantener una actitud conciliadora con Trump a fin de lograr más medios contra la pandemia. Esto no quita que, de manera diplomática, le haya dado unos cuantas collejas. Trump se burló de la petición de 30.000 ventiladores de respiración para los hospitales de Nueva York porque quién sabe lo que pasará.
Así respondió Cuomo este viernes: “No tengo una bola de cristal. Hay quien dice ‘yo siento’, ‘yo creo’. Por supuesto que mi esperanza es que un fenómeno meteorológico mate al virus de la noche a la mañana, pero los hechos, los datos, las proyecciones, nos indican que necesitaremos 30.000 respiradores”.
Desaparecidos Joe Biden y Bernie Sanders, no pocos ven hoy en Cuomo al líder que necesita EE.UU.