Sánchez, en el ojo del huracán
El presidente afronta la etapa más dura de la crisis entre fuertes presiones internas y externas El Consejo de Ministros amplía hasta Semana Santa la alarma tras un agrio Consejo Europeo El Gobierno contempla medidas más restrictivas para la actividad e
Pedro Sánchez se encuentra en el ojo del huracán, en el peor momento de la descomunal crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus y ante un incierto panorama por su gravísimo impacto económico, laboral y social, aún de incalculables consecuencias. Hasta
José Luis Rodríguez Zapatero,
cuyo segundo mandato quedó dinamitado ante la brutal crisis financiera que se desató en el 2008, admitió que ahora el Gobierno “está atravesando la situación más difícil desde la transición democrática”. Y precisó: “Con diferencia abismal”. El propio Sánchez asumió, por su parte, que “afrontamos la peor crisis de nuestra generación”. “Hemos chocado con un iceberg”, reconoció gráficamente la ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
El jefe del Ejecutivo presidió ayer una nueva reunión extraordinaria del Consejo de Ministros en el búnker de la Moncloa –con sólo cinco ministros presentes y el resto conectado por videoconferencia– para aprobar la prórroga del estado de alarma hasta después de Semana Santa y vetar mientras tanto los despidos laborales por causas relacionadas con el coronavirus. Una iniciativa esta última impulsada por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que venía reclamando el sector gubernamental de Unidas Podemos que lidera Pablo Iglesias junto a los representantes de UGT y CC.OO.,
Pepe Álvarez y Unai Sordo.
La nueva reunión de emergencia del Consejo de Ministros se produjo apenas horas después de la durísima cita del Consejo Europeo que culminó en la noche del jueves con las espadas en alto, con Sánchez y el italiano Giuseppe Conte plantando cara a la austeridad de Alemania y Holanda. Hasta el portugués António Costa se vio obligado a salir al paso a las críticas a Sánchez y Conte del ministro de Finanzas holandés, Wokpe Hoekstra, por no disponer de margen presupuestario cuando la eurozona suma siete años de crecimiento. Sánchez ni siquiera cuenta con presupuestos propios, ya que siguen prorrogados los del 2018 elaborados por Cristóbal Montoro, en espera de que, tras la crisis, pueda impulsar unas prometidas cuentas de “reconstrucción social y económica” para el año 2021.
El presidente afronta unas jornadas dramáticas, mientras el ministro de Sanidad, Salvador Illa, insistió ayer en confiar en llegar ya al pico de la curva de contagios y fallecidos en España. “Estamos todavía en la primera etapa, y es una etapa especialmente dura”, reconoció. Mientras, la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, insistía por su parte en advertir que “no es tiempo de reproches ni tampoco de practicar el ventajismo o el oportunismo”.
Sánchez sigue al pie del cañón en medio del vendaval, y el Tribunal Supremo ya recibió una primera denuncia contra él, por prevaricación y lesiones al permitir las manifestaciones del 8-M. También el primer ministro francés, Édouard Philippe, está denunciado por negligencia ante el Tribunal de Justicia de la República. Sánchez sigue, no obstante, batallando por doblar el pulso al virus sin provocar un crack económico irreparable, pero entre fuertes presiones internas y externas para adoptar medidas más contundentes y restrictivas del confinamiento ciudadano y de la actividad económica y empresarial. No sólo de la oposición –el líder del PP,
Pablo Casado, puso fin a la breve tregua política concedida– y de algunos presidentes autonómicos –singularmente, los de los territorios más afectados, la madrileña
Isabel Díaz Ayuso y el catalán
Quim Torra–, sino también de sus socios en el Gobierno, Unidas Podemos, y de sus aliados de investidura. “O paramos el país o nos quedamos sin país”, le advirtió el miércoles desde la tribuna del Congreso el portavoz de ERC, Gabriel Rufián.
“No podemos permitirnos el lujo de destruir toda nuestra base económica”, alegó el ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Pero ayer, la portavoz Montero no descartó que el Gobierno se vea obligado a endurecer aún más las restricciones, pese a que ya sean, según insistió, “de las más drásticas de Europa”. En este sentido, ya circuló el borrador de una orden del Ministerio de Industria que dirige Reyes Maroto y que restringiría notablemente las actividades económicas todavía permitidas.
El Gobierno, reconoció Montero, tiene que tener previstas todas las hipótesis, aún las peores. “Es importante –admitió– que los ministerios tengan claro los escenarios en los que pueden tener que jugar”.