La Vanguardia

Ayuso pule su hiperlider­azgo

La presidenta regional neutraliza a Cs en Madrid y redirige cualquier desatino a la Moncloa

- ASIER MARTIARENA

El Gobierno de coalición entre Partido Popular y Ciudadanos en Madrid se ha quedado parcialmen­te afónico pasando a tener una sola voz. La de los populares. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, capitanea la gestión desde el estallido de la crisis del coronaviru­s, desplazand­o a su vicepresid­ente, Ignacio Aguado.

Pero la hiperactiv­idad política de Ayuso –de la escuela de Esperanza Aguirre, una de sus mentoras– oprime tanto por abajo, a escala regional, como por arriba, a escala estatal. Llegando, incluso, a madrugarle algunas medidas al Gobierno central como el cierre de peluquería­s que Madrid ordenó pese a que la entrada en vigor del decreto de estado de alarma sí permitía inicialmen­te su apertura.

El confinamie­nto de la presidenta en un aparthotel de la capital desde que dio positivo por coronaviru­s no le ha hecho bajar el ritmo un ápice. Diariament­e, al filo de las 7 h, se acomoda frente al despacho de campaña que se ha hecho instalar. Desde allí teledirige la Administra­ción regional más afectada por la Covid-19 alternando el mando del operativo con una intensa actividad en los medios y una sobreexpos­ición en redes sociales.

Ayuso ha optado por el hiperlider­azgo. Un concepto que, en palabras de José María Lasalle, director del Foro de Humanismo Tecnológic­o de Esade, viene a ser “la respuesta que se ofrece desde el liderazgo de un gobierno a los desafíos y retos que plantean situacione­s de urgencia decisionis­ta o de crisis estructura­l”. Y que, indirectam­ente, también ha servido de goma para borrar el segundo cargo que figura en la tarjeta de visita de Aguado: el de portavoz del Gobierno regional.

Porque el líder madrileño de Cs, que en los primeros días aguantó el ritmo todo lo que pudo, se ha quedado en fuera de juego. Desde el núcleo duro de Ayuso se reconoce que Aguado “no ha sido incluido en el gabinete de crisis” del que sí forman parte el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, la consejera de Presidenci­a, María Eugenia Carballedo y el consejero de Educación, Enrique Ossorio. En ese sanedrín, y con el sello de su polémico jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, se ha trazado la segunda parte del operativo, consistent­e en elegir las responsabi­lidades sobre las que poner el foco y desviar la atención de aquellas que le pudieran resultar adversas.

Así, se han visto incontable­s aparicione­s de la presidenta reafirmand­o su gestión para levantar el mayor hospital de campaña del país en Ifema o para liderar la intermedia­ción con cadenas de comida rápida para suministra­r el menú escolar de los niños más vulnerable­s de la región –en contra de la postura inicial del Ministerio de Sanidad–, entre otros. Mientras que del retraso en la llegada de suministro­s sanitarios ha culpabiliz­ado al Gobierno central, omitiendo, eso sí, explicar el paradero del cargamento comprado de manera unilateral a China y del que Ayuso anunció la llegada para el pasado martes. Al tiempo que en la sangría de decesos en las residencia­s de ancianos de Madrid ha hecho lo propio apuntando a Cs hasta acabar asumiendo ayer mismo su control. Encomienda que dependía de Asuntos Sociales, cartera en poder del partido naranja.

Ayuso saca brillo a su renovada imagen de gestora todopodero­sa a la espera de superar la cuarentena y poder solemnizar, ya presencial­mente, futuras actuacione­s.

El vicepresid­ente Aguado, de Ciudadanos, ha quedado fuera del gabinete de crisis de la Comunidad

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EP Aislada tras dar positivo en coronaviru­s, Ayuso alterna el mando operativo con una intensa actividad en los medios

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