La Vanguardia

Señor marqués LA CORTE CELESTIAL

Carlos Falcó, marqués de Griñón, recienteme­nte fallecido, fue lo que se conoce como todo un caballero

- Mariángel Alcázar

Hará más de treinta años, Carlos Falcó, marqués de Griñón, bajaba las escaleras del antiguo edificio de la Audiencia de Barcelona después de asistir como demandante en un juicio contra la revista Interviu que había publicado que su esposa, Isabel Preysler,

mantenía una relación adúltera con el entonces ministro de Hacienda, Miguel Boyer. No lo dijeron tan a lo bestia, en realidad primero fue un articulist­a que escribió: “El crecimient­o de Miguel Boyer se esboza en la alcoba de Isabel Preysler” y, más tarde una portada en la que, bajo la foto (vestida) de la actual pareja de Mario Vargas Llosa, aparecía el titular:“tras la noticia del amor de Miguel Boyer/ La Preysler y Griñón al borde de la ruptura”. El caballeros­o marqués demandó a la revista pero cuando se celebró el juicio, Isabel ya vivía con Boyer. Aun así, toda la sala judicial quedó maravillad­a del afán que puso el marqués en salvar, más que su honor, el de quien había sido su mujer.

A Carlos Falcó, la España de a pie y ¡Hola!, le pusieron cara cuando se anunció su boda con la ex de Julio Iglesias. Hasta entonces era conocido en los círculos aristocrát­icos y empresaria­les, al igual que su hermano Fernando,

solterón empedernid­o, quien con 45 años se casó con Marta Chávarri. Los dos hermanos brillaban, junto a sus rutilantes esposas, en las fiestas de los primeros ochenta, formando parte de aquella beautiful people que creció a la sombra del PSOE. Preysler acabó con el superminis­tro de Economía y Hacienda del Gobierno de Felipe González, aunque Boyer dejó su cargo cuando Alfonso Guerra aprovechó el idilio con Isabel para quitárselo de encima. Política y amor en plena contienda. Lo de Marta Chávarri, casada con el marqués de Cubas pero liada con Alberto Cortina, fue más que amor, frenesí y provocó un lío económico monumental cuando, al descubrirs­e el idilio, Alicia Koplowitz, esposa de Cortina y dueña de los dineros que manejaba su marido, le dio puerta. La imitó su hermana Esther, quien a su vez se separó de Alberto Alcocer, primo y socio de Cortina.

Los hermanos Falcó, a quienes sus respectiva­s señoras les dejaron bien dejados, siguieron siendo unos caballeros y jamás se les oyó quejarse de más cuernos que los de los ciervos que cazaban. Griñón se volvió a casar con Fátima de la Cierva, y Cubas, lo que es la vida, lo hizo con Esther Koplowitz.

El recién fallecido marqués de Griñón, padre de la singular Tamara Falcó Preysler, y de cuatro hijos más, perdió un poco el norte al empeñarse en casarse, hace dos años cuando ya tenía 80, con Esther Doña, con quien se llevaba 41 años y que acabó apartándol­e de sus hijos. Una turbia historia de gritos en un hotel entre la pareja de marqueses llevó a Falcó a la comisaría aunque la que más gritaba era ella. Caballeros­o hasta el final, aguantó un matrimonio del que se arrepintió en el minuto uno y lo hizo porque no quería darles la razón a quien desconfiab­an de la honestidad de la que ahora es marquesa viuda. Todo un señor, sí señor.

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Luis y Jorge, se suman al aplauso a todos los que luchan contra el coronaviru­s
APLAUSOS REALES
KENSINGTON PALACE Los duques de Cambridge han hecho público un vídeo en el que sus tres hijos, Carlota, Luis y Jorge, se suman al aplauso a todos los que luchan contra el coronaviru­s APLAUSOS REALES
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