Problemas técnicos
Antes del Gran Confinamiento, el problema técnico más habitual en las presentaciones de libros era el micrófono. Casi siempre fallaba. Era un clásico, independientemente de dónde tuviera lugar el evento. Se solapaba, sonaba demasiado flojo, con interrupciones, o no funcionaba. Ahora que los actos se hacen por streaming, el lío es otro, más relacionado con la primera vez que un autor utiliza un medio para él desconocido. Carles Porta había hecho pruebas antes de hablar de Crims, publicado por La Campana y cuya presentación impulsaba la librería La Galatea de Reus. Pero los cuarenta y cuatro espectadores puntuales que esperaban que interviniera en su canal de Youtube, el lunes a las siete de la tarde, primero vieron a Porta congelado, mirando hacia un punto inconcreto y, luego, directamente no vieron nada. “Carles, que ja és l’hora!”, le decía uno por chat. “Problemes tècnics!”, contestaba él. Se le oía teclear. “¿Tienes el teclado de la Señora Fletcher?”, apuntaba otro. Y él: “Prou de fer el papallona. Ho arreglem i tornaré després. Perdoneu”.
Porta, que en sus programas de TV3 y Catalunya Ràdio con el mismo título asegura que “intentarem posar llum a la foscor”, se quedó en la oscuridad más absoluta durante un rato. Y si algo hemos descubierto estos días es que, pese a contar con todo el tiempo del mundo, la gente es impaciente. Se nota sobre todo cuando los aplausos a los sanitarios de las ocho arrancan a las 19,58 h. La presentación de Crims empieza antes, y el autor contesta a las preguntas que le hacen algunos de los ya setenta espectadores incorporados. Recomienda libros como Crímenes,
culpa y castigo, de Ferdinand Von Schirach (Salamandra/empúries), series como Watchmen, Kingdom y
The outsider. Y destaca que vivimos en una sociedad que no trata bien a las víctimas; en este sentido, espera que no cambien las tornas y se criminalice a los enfermos de la Covid19, como pasó con los afectados por el aceite de colza. También explica que, para hablar de temas dolorosos, hay que enfocarlos siempre desde el respeto, teniendo en cuenta que son cercanos y delicados, y humanizando a las víctimas.
Así se planteó Toni Muñoz escribir Sólo tú me tendrás (Península), en el que relataba muchas cosas que han ido saliendo en el juicio del crimen de la Guardia Urbana, un caso que ha tenido giros de guion hasta el día de la sentencia: ni el fiscal, ni los abogados, ni los dos acusados acudieron a la lectura del veredicto, porque Rosa Peral había dado positivo por coronavirus y todas las partes fueron puestas en cuarentena. Ella y el otro condenado, Albert López, tendrían que haber seguido la sesión por videoconferencia, pero no fue posible por problemas técnicos. A Muñoz, el directo de Twitter le funcionaba más o menos bien el martes por la tarde, y explicaba el caso ante unas ciento cincuenta personas. “Con un voto menos del jurado, no podrían haber condenado a Albert”, decía, “habría sido fascinante ver las deliberaciones”.
Mientras tanto, en el Instagram Live de Blackie Books (y en su propio perfil), el rapero Toteking participaba en el club de lectura en chándal para hablar de Búnker, sus memorias. Lamentaba que hubieran salido justo antes del confinamiento. “Pillad el libro en librerías independientes cuando la cuarentena acabe”, pidió. No sólo el título, el subtítulo también ha acabado
siendo irónico: Memorias de encierro, rimas y tiburones blancos. Unas 175 personas le seguían en directo a través del insta de la editorial, donde él se desenfocaba cada vez que se movía (y se movía bastante). Sentado ante su biblioteca, explicó que
Lincoln en el Bardo, de George Saunders, le encantó, pero en cambio le entraban ganas de lanzar Pastoralia por los aires. Su padre lo inició en la lectura, y siempre ha leído mucho. También fue jugador de baloncesto. Pero la lectura y la altura combinan a medias. Alguien comenta que su butaca da envidia, y la leyenda del rap español responde: “Cuando midáis 1,90 y leáis tanto como yo, hablamos. Me duele la espalda muchísimo”.
Fisios y psicoterapeutas tendrán trabajo, tras la cuarentena. Cristina Gutiérrez Lestón es educadora emocional y ha trabajado en una granja-escuela por la que han pasado unos dieciocho mil niños. Habla de Crecer con valentía (Grijalbo/
Rosa dels Vents) y responde a las preguntas que le hacen algunos de sus ciento treinta espectadores. Casi todas hacen referencia a la ansiedad y el miedo. O a la tristeza como disfraz del miedo. “Tendemos a hacer la peor interpretación posible, pero no eres tú quien piensa eso, sino el miedo”, explica ella, “tenemos dos pandemias ahora mismo, el miedo y el coronavirus”.
Para detectar las emociones y reconocerlas con los niños, María Leach repasa su álbum ¿Qué bigotes
me pasa?, con ilustraciones de Olga de Dios y publicado por Baobab. Acompañada de su hijo Nico, que le hace de ayudante, la autora explica en otro directo que estos días lo vivimos todo muy intensamente. Lo hace a través de las transformaciones de un personaje que es una mancha de esprai fúcsia. De repente, Nico le dice algo al oído. Tiene hambre. No es un problema técnico, y por suerte, sí fácilmente solventable.
El rapero Toteking participa en el club de lectura en chándal para hablar de ‘Búnker’, sus memorias