El secreto de un médico
Axel Munthe relató su intensa vida y su entrega a la medicina y al arte en ‘La historia de San Michele’
De él ha escrito Mauricio Wiesenthal: “Su vocación de médico le obligó a vivir siempre junto a la muerte. Pero amó con todo su corazón la vida”. El sueco Axel Munthe (18571949) fue médico de pobres y de ricos; gran viajero; gran deportista; hombre de mundo, protector de los animales. Narró su intensísima existencia en La historia de San Michele, gran best seller internacional en los años treinta y reconocido clásico de la literatura autobiográfica.
Cuando precozmente obtuvo su título en París se convirtió en el galeno más joven de Francia. Y muy pronto, figura de referencia para la alta sociedad francesa. “¿Cuál es el secreto del éxito (de un médico)? –se pregunta Munthe. Y responde:– Inspirar confianza. ¿Y qué es la confianza? ¿De dónde viene?, ¿de la cabeza o del corazón? Lo ignoro; solo sé que no se puede adquirir leyendo libros, ni al lado del lecho de nuestros enfermos. Es un don mágico dado a un hombre por derecho de nacimiento y negado a otro. El doctor que
tiene ese don casi puede resucitar a los muertos; el que no lo tiene habrá de resignarse a ver llamar a consulta a un colega hasta para un caso de sarampión. Pronto descubrí que ese inapreciable don me había sido otorgado, sin ningún mérito mío”.
Méritos no le faltaron. Munthe viajaba por Laponia cuando se enteró de que había estallado una epidemia de cólera en Nápoles. Cansado de la inautenticidad de muchos de sus pacientes acomodados, enfermos imaginarios que le hacían perder el tiempo, atraviesa Europa para ir a ayudar. Recordará que allí “andaba día y noche por los barrios pobres infectados, llenos de piojos, alimentándome de fruta podrida y durmiendo en una sucia posada”.
“Semidesmayado por el hedor de ácido fénico en el tren vacío, salí a la plaza desierta, al anochecer: me encontré por las calles con largas filas de carros y omnibuses llenos de cadáveres que iban al cementario de cólericos, y pasé toda la noche entre moribundos”, añade.
Incluso en esa situación extrema el doctor sueco tenía siempre alerta el instinto vital, al extremo de iniciar un tímido romance allí ¡con una monja de clausura!
Su célebre libro abunda en curiosas historias, algunas casi de folletón. La condesa cuya dolencia radicaba en estar aburrida de su marido y que acabó concitando las pasiones de un cuñado y del propio doctor; la prostituta que recupera a su hija en el lecho de muerte del internado, adonde tiene que acudir disfrazada de enfermera; la adinerada madre soltera que abandona a su bebé para caer en la depresión más espantosa y cuyo broche, abandonado en la consulta, reaparece años después en una extraordinaria coincidencia… Pero Munthe también constata el avance inexorable de la guadaña en las grandes catástrofes de su tiempo que contribuye a aliviar: mil muertos diarios en Nápoles; cien mil en el terremoto de Messina; 400.000 en las llanuras de Flandes y del Somme, en la Primera Guerra Mundial...
Su gran proyecto fue la maravillosa villa de San Michele, sobre Anacapri, en Nápoles, edificada a partir de una capilla y unas ruinas romanas en el monte Barbarossa que compró en su juventud a un campesino. La reconstruyó –parcialmente– con sus propias manos, la llenó de obras de arte e hizo de ella una referencia para la sociedad cosmopolita anterior a la Segunda Guerra Mundial. Munthe fue un hombre muy bien relacionado y un protegido, y tal vez algo más, de la reina Victoria de Suecia. Aún hoy, como sede de la Fundación Axel Munthe, la villa italiana es un hito obligado para el turismo culto que recorre el sur de Italia.
Libros de Vanguardia recuperó hace unos años La historia de San
Michele en versión íntegra,con un epílogo del doctor Jordi Rius. Para completar las lecturas que comentan en estas páginas la doctora Amàlia Lafuente y el doctor Juan Marí, el de Munthe es el libro por excelencia de un médico que nunca se rendía, y porque amaba la vida, y supo disfrutarla como nadie, se volcó como pocos en combatir a la muerte.