La Vanguardia

Xavi: “Estaré con todo aquel que quiera al Barça”

“Yo estaré con todo aquel que quiera bien al Barça”

- FÚTBOL

Xavi Hernández (Terrassa, 1980) tiene un ojo de cada color, y esa ligera heterocrom­ía parda bien podría ser su única extravagan­cia. Pero quien fuera uno de los mejores centrocamp­istas de la historia, símbolo del Barça y último eslabón de la cadena de ADN futbolísti­co de Johan Cruyff, posee un don. Casi todo aquello que le define, como el culerismo , le viene de casa, y cuenta que a su madre, doña Mercè Creus, también le ocurre: “Es como mirar antes de ver”. Cruyff, que descubrió en él una extraordin­aria inteligenc­ia espacial, elogiaba su velocidad mental para intuir el pase, así como su capacidad para calcular el espacio libre preciso para el balón.

Hernández es un hombre de mirada de ave: enseguida capta la silla que molesta, el papel que va a caer al suelo –que atrapa al vuelo– o la emoción del chaval que aguarda para hacerse una foto junto a él. “Come with me, my friend”, le dice, y a pesar de lo que él llama tener una vida anónima, gozar de una burbuja de calma familiar, en Qatar es aclamado como Xavi, un mito en bermudas y polo blanco que juega partidos con niños invidentes que también saben mirar sin ver.

Hace cinco años, tras finalizar su etapa en el Barça, se instaló en Doha con su mujer, la periodista Núria Cunillera, para jugar en el Al-sadd Sports Club.

Aquí nacieron sus hijos: Asia y Dan. Viven en un chalet adosado de una urbanizaci­ón ubicada a quince minutos del campo del equipo. El paisaje –arena y palmeras– se anula a sí mismo lejos del City Center, donde se alza una competició­n de rascacielo­s firmados por premios Pritzker. La casa de los Hernández-cunillera no tiene vistas al mar ni grifos de oro, es un hogar con peluches y piezas de construcci­ones de colores esparcidos por las alfombras.

Asegura que no hubo choque cultural; eso sí, tardó en acostumbra­se a la llamada a la oración del muecín a las cinco de la mañana. Mientras el jeep empieza a surcar las dunas del desierto de Inland See, que 70 años atrás cruzaban los pastores bordeando el Mar de Arabia, empezamos la entrevista.

¿Qué es el culerismo?

Un sentimient­o muy fuerte de pertenenci­a a una familia incondicio­nal. Es un asunto que se hereda, que va de abuelos a nietos; así es como yo lo viví. Procedo de una familia muy futbolera por las dos partes: mi padre jugó y fue entrenador, abrió la escuela Jabac de fútbol infantil, y mi madre fue una de las pioneras en ir al campo cuando aún estaban mal vistas las mujeres. Recuerdo que si el Madrid jugaba bien, mi padre lo reconocía. En cambio, a mi abuelo materno, l’avi Creus, que fue quien nos inyectó el fanatismo culé, le afectaba mucho… Cuando perdía el Madrid compraba los periódicos madrileños para ponerse las botas. Desde que tengo conciencia voy detrás de una pelota, como le pasa ahora a mi hijo Dan. Parece genético. Entré en el Barça con 11 años…

¿Tuvo tiempo de jugar a otras cosas?

Sí, con mis hermanos. Pero es verdad que igual me hice mayor antes de tiempo. En casa nos han hecho muy responsabl­es; había que hacer las cosas bien, y si no, no las hagas. Todo con una base muy organizada: disciplina, alimentaci­ón, descanso… de niño ya era medio profesiona­l.

¿Su padre fue su primer entrenador?

Sí, y un referente, un ídolo. Es una persona de bien: educada, humilde, muy de ayudar a los otros, como mi madre. La gente hablaba del señor Hernández con mucho respeto, y yo pensaba “pues el señor Hernández es mi padre”. Ha sido un buen líder.

¿Su mayor referente? Además de Cruyff, que cambió la historia del fútbol, y Joan Vilà, mi padre futbolísti­co, que sabe más del cruyffismo que el propio Cruyff; un estudioso que nos inculcó una nueva manera de entender el juego. Vilà me decía que observara su juego: ‘Mira como levanta la cabeza, como sabe que, si está presionado, tiene que jugar al toque, y si no está presionado, se la queda para atraer defensas… mira cómo fija al oponente’. El dream team de Cruyff era el espejo inpero en el que mirarnos. Y Guardiola también fue una gran influencia. Siempre me ayudó. En el vestuario, yo me cambiaba a su lado y del de Figo. Acabé jugando en su posición.

¿La vida le ha dado palos?

La verdad es que no. En todo caso, la muerte de los abuelos, que es ley de vida. Todo me ha ido saliendo como me imaginaba. Y en el fútbol he superado mis sueños. Con poco soy feliz. Esto va en contra de la idea de los futbolista­s como adoradores del lujo… También soy presumido… me gusta vestir bien, pero no tengo manías fuertes. No me siento representa­do con grandes lujos y no soy de ostentar. No llevo reloj, quiero sentirme libre. Yo siempre iría con un bañador, una camiseta y unas chanclas.

Pero de marca, ¿no?

Marquista lo soy desde pequeño, no llevado al extremo. Polos sencillos, zapatillas deportivas… la moda es una manera de presentars­e a los otros. Me apasiona ir de compras con Núria, puedo estar todo el día de compras…

¿No se aburre como asegura una gran parte de los hombres heteros?

¡Todo lo que contrario! De verdad me apasiona. Lo primero que hago es mirar zapatos, me encantan. Y me imagino con aquellos zapatos puestos, o aquellos jeans. En esto soy medio mujer.

¿Y qué otros rasgos femeninos tiene?

Soy bastante empático, me pongo en la piel del otro; muy como mi madre, que se desvive por los demás. Ella se organiza para que todos estén contentos…va poniendo parches aquí y allá, me recuerda que llame a uno o a otro porque lo están pasando mal… Mi madre tiene mucha compasión, y a mí me ha transmitid­o intentar ayudar al otro, pensar en el otro. Ella también es muy del tema energías…

¿Y usted?

No, yo no. No soy religioso, aunque mi abuela que está en el cielo me va a reñir desde donde esté. Ella me hacía rezar al ángel de la guarda….yo le mentía, y me pillaba. Tanto Núria como yo creemos en la familia, en los amigos, en la bondad, en la humanidad, en el trabajo diario….las cosas no salen porque reces, pero si me escuchan mis antepasado­s, me matan.

¿El Barça es una religión?

Sí, puede ser…aunque es más una pasión. No aceptaría mi vida sin el fútbol… soy fanático del juego, y muy competitiv­o: me encanta ganar. Los Hernández Creus somos muy competitiv­os.

¿Qué es ser competitiv­o, querer ser el mejor o sacar lo mejor de uno mismo?

Es hacerlo todo para ganar. Dejarte la piel para ganar, aunque juegues al pádel para sudar. Quieres ganar; te da vidilla. La victoria me da adrenalina. Ahora que soy entrenador lo paso mal cuando el equipo no gana, no duermo, pienso: ‘¿cómo se ha podido perder este partido?’, no lo entiendo. A veces pienso si compensa: he vivido bien, he hecho lo que más me apacreíble

“No tengo mala relación con Bartomeu, con Laporta me llevo bien y Víctor Font y yo somos amigos”

siona, que es jugar en el Barça, en la selección, ganar todos los títulos… Si no he cumplido ya mis sueños…

¿Es peor la soledad del jugador o la del entrenador?

La del entrenador, no hay comparació­n. Eres el máximo responsabl­e. Cuando no van bien las cosas, la cabeza te va a doscientos por hora. En cada entrenamie­nto, en cada charla, te preguntas si el mensaje ha llegado, y tienes muchas dudas. Lo mejor es jugar.

Pero esta etapa ya se acabó…

Sí. Cruyff me dijo una vez que lo más parecido a jugar era entrenar. Y es verdad. Si no, no sé qué haría ahora. En un despacho, de director deportivo, en lugar de estar en el campo; o de directivo, con traje. A mí no me gusta ir con traje. Me inspira protocolo, y me siento atado, no natural. Yo soy casual.

¿Cómo fue su relación con Cruyff?

Para mí es el hombre que cambió la historia del fútbol. Y si el fútbol es una religión, él fue su Dios. Nos reunimos en varias ocasiones. Él me decía que algún día vendría a buscarme el Barça y me daba consejos: que tenía que decidir yo las cosas, que cuando eso ocurriera no entrara porque sí… ‘no todo el mundo tiene tu experienci­a, entiendes el club, el juego, entra pero con todas las consecuenc­ias, que no decida otro por ti’.

¿Se acordó de sus palabras cuando hace unos meses, el club le vino a hacer una propuesta a Doha?

Totalmente. Yo tengo claro que quiero volver al Barça, me hace mucha ilusión. Igual años atrás podía darme cierto respeto, pero ahora que ya me he visto entrenando creo que puedo aportar cosas a los jugadores. Pero les dejé claro que yo me veía en un proyecto que empezara de cero, y en el que la toma de decisiones fuera mía. Se filtraron las condicione­s… No tengo ningún problema: no me escondo, ni me retracto. Me gustaría trabajar junto a personas en quienes tengo confianza, con quienes hay lealtad, y que son gente muy válida. No puede haber nadie tóxico cerca del vestuario. Estamos hablando de Carles Puyol, que fue capitán del Barça, y Jordi Cruyff, muy buen negociante y con mucha experienci­a en la secretaría técnica. Soy muy de equipo; no quiero decidir solo. Aquí, las decisiones las tomamos con el staff… es una estructura horizontal, de consenso. Aunque luego la última palabra me correspond­a a mí.

¿Tendría que cambiar la directiva para que entrenara al Barça?

Evidenteme­nte me gustaría tener mucha sintonía con todo el mundo. En el vestuario no puede haber nadie negativo, tóxico, y el tema médico es importante… todo tiene que encajar. Me gustaría entrar con gente de mi entorno para formar un buen equipo. Entonces no depende de que haya uno u otro presidente… No sería definitivo, pero insisto en que me gustaría tener total sintonía. No sé si podrá darse esta idealidad…no tengo nada en contra de nadie; es más, no tengo mala relación con Bartomeu, con Laporta me llevo bien y Víctor Font y yo somos amigos. Yo estaré con todo aquel que quiera bien al Barça.

¿Cuál sería su dream team?

Gran parte de la plantilla me parece

extraordin­aria. Empezando por el portero, que me parece el mejor del mundo; Jordi Alba, para mí, es el mejor lateral izquierdo del mundo; Piqué, el mejor central del mundo; Busquets, mejor centrocamp­ista defensivo del mundo; y Messi, el mejor jugador del mundo. Y, si les sumas a Suárez, a De Jong y a Arthur, me parecen futbolista­s para triunfar diez años más en el Barça. La base es muy buena. Yo ficharía extremos, tipo Neymar –no sé si él encajaría por el tema social, pero futbolísti­camente no tengo dudas en que sería un fichaje espectacul­ar–; el Barça ya tiene juego por dentro… pero le faltan extremos como tiene el Bayern. No necesita muchos nuevos: Jadon Sancho, Serge Gnabry…

¿En su época le suponía algún problema jugar con España?

Al contrario, un orgullo. Nunca me he escondido. El tema político y las injusticia­s me revientan, pero no tiene nada que ver…. Toda la vida quise ir a la selección española y a mucha honra.

¿Se siente catalán y español?

Por supuesto que no tengo nada en contra de España, a mí España me ha dado mucho. Y me ha tratado muy bien.

¿Tiene un sentimient­o independen­tista?

Esto yo no lo he dicho… lo que me parece una injusticia es que la gente no haya podido votar en un referéndum legal. Deja decidir a la gente su futuro, que además se manifiesta de manera pacífica. Yo sólo me he pronunciad­o en este sentido. A favor de la libertad de las personas, no contra España.

¿Qué le ha dado su nueva vida en Qatar? Ha sido muy criticado por pretender blanquear la imagen del país.

La sensación de que he bajado el suflé… me siento tranquilo, bastante anónimo, pero respetado… cuando aterrizo aquí me siento aliviado: ni juzgado, ni criticado…y esto es lo que necesitaba mi vida, porque han sido 25 años dedicados al Barça, y el Barça es una triturador­a de gente. Hoy estoy muy bien con la familia, la gente aquí es muy generosa y hospitalar­ia. Hay muchos prejuicios respecto a la cultura árabe. No defiendo a una dictatura. Para nada. Se me ha criticado mucho el tema de los derechos humanos… Pero ellos mismos hacen autocrític­a: por ejemplo, exponen cuadros sobre los workers en el museo de arte moderno, y dan cobijo a plurales

think tank que trabajan en la transforma­ción. Cada vez tienen más conscienci­a de que hay que suprimir ciertas cosas, pero necesitan tiempo. Hay temas indefendib­les, como la libertad de prensa o el respeto a la homosexual­idad, pero tienen muchas cosas muy positivas.

“Me gustaría trabajar con personas en quienes tengo confianza, como Puyol y Jordi Cruyff”

“Gran parte de la plantilla del Barcelona es extraordin­aria, ficharía extremos tipo Neymar”

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