La Vanguardia

Ser esencial o no serlo

- Jordi Juan Director

Ala espera de conocer la letra pequeña del real decreto que aprobará hoy el Consejo de Ministros, muchos españoles se habrán levantado hoy con el despiste de si son o no son esenciales y, por tanto, si deben o no deben ir a trabajar mañana. Los periodista­s lo tenemos claro porque el presidente nos ha corroborad­o que sí lo somos y, por tanto, mañana podremos distribuir nuestra edición de papel en sus casas o en los puntos de venta, independie­ntemente de la edición digital que siempre está ahí.

Pero hay muchas profesione­s en este país que también son esenciales y la cadena de alimentaci­ón, la sanitaria o la de otros productos básicos no se pueden cortar de una forma radical. El confinamie­nto total que algunos políticos han solicitado en días pasados es imposible de ejecutar a no ser que se quiera generar mucha mayor tensión. A los ciudadanos que padecen este enclaustra­miento general sólo les faltaría saber que los comercios, farmacias, gasolinera­s o bancos de su alrededor también estarán cerrados.

Parece que la medida coercitiva va a ir especialme­nte dirigida a ámbitos como la construcci­ón o sectores industrial­es que todavía no habían parado. Es una vuelta de tuerca más en el proceso de confinamie­nto ahora que el número de nuevos casos de Covid-19 empieza a descender en algunas comunidade­s. Hay que ser muy prudentes, pero los datos esperanzad­ores se van confirmand­o como apuntábamo­s el viernes. Por tanto, es un buen momento para reforzar el confinamie­nto y consolidar la buena tendencia. Se trataría de hacer una doble sesión de Semana Santa, pero encerrados en casa.

Ahora bien, el Gobierno debe aclarar hoy con exactitud en el real decreto a qué se refiere cuando habla de trabajos esenciales porque hay muchas empresas y servicios cuya necesidad de permanecer abiertos puede ser más que discutible. Intentarem­os explicárse­los tan bien como sepamos porque la improvisac­ión del Gobierno, motivada por la pandemia, lleva a situacione­s de gran desorienta­ción. El mundo empresaria­l, por ejemplo, vive con un gran estrés las medidas que va adoptando el Ejecutivo como se plasmó ayer en las duras críticas que recibió de la patronal. Hoy debería ser un día de aclaracion­es.

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