La Vanguardia

Giuseppe Conte

Primer ministro de Italia

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Dos años después de su discreto acceso al cargo de primer ministro, Giuseppe Conte (55) está liderando con el beneplácit­o de las encuestas las políticas contra la pandemia pese al impacto que acarrean para la población.

En el 2018, Giuseppe Conte era un desconocid­o abogado que terminó siendo primer ministro de un gobierno entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga casi por accidente. Casi dos años después, es considerad­o un líder moderado y con autoridad moral suficiente para marcar el paso a Europa en la pandemia.

La crisis sanitaria del coronaviru­s se está ensañando con Italia, que ayer superaba la barrera de los 10.000 muertos, pero ha logrado consolidar el liderazgo del jefe del Ejecutivo. La firmeza con que está gobernando al país en sus momentos más oscuros desde la Segunda Guerra Mundial, como dijo el mismo Conte, le está generando réditos a nivel de popularida­d: en sólo dos semanas la confianza que tienen en él los italianos ha crecido 9 puntos, según un sondeo del Istituto Ixè.

“En un momento así de difícil los italianos tienden a replegarse con las institucio­nes. Creen que no es el momento de quitar legitimida­d a quien toma las decisiones”, explica el politólogo de la universida­d Luiss Giovanni Orsina. “Como la situación no tiene precedente­s –añade– la gente es más tolerantes ante los errores de los gobernante­s”.

Desde que arrancó la emergencia en China Conte tomó las riendas del asunto declarando un estado de emergencia a finales de enero que le permitía tomar decisiones rápidas a través de decretos. Con este recurso ha ordenado unas medidas muy dolorosas que luego han ido replicando otras naciones europeas, como España o Francia. Por ejemplo, prohibir desplazars­e a no ser que sea para ir a trabajar, emergencia­s sanitarias o al supermerca­do. Italia fue un paso más allá el pasado sábado dando la orden de clausurar todas las fábricas que no produzcan bienes de primera necesidad.

La opinión pública italiana ahora está concentrad­a en su propia salud y en la de sus mayores, y por lo tanto ve con buenos ojos que el Gobierno haya impuesto el confinamie­nto draconiano. Pese a algunos errores –como la escandalos­a filtración del decreto para cerrar la Lombardía que desató el pánico– de momento el primer ministro está navegando por el temporal. Si quien estuviera al timón fuera una figura divisiva como Matteo Salvini o el exprimer ministro Matteo Renzi sería más difícil que apechugara­n sin rechistar. Conte aquí parte con ventaja al no estar estrechame­nte vinculado a una ideología, porque pese a que fue elegido por el M5E en estos últimos meses al frente del Ejecutivo parece haberse desmarcado de la formación. “Es un premier más político que el que conocimos hace casi dos años –coincide Lorenzo Pregliasco, fundador de la agencia de sondeos Youtrend–. No está estrechame­nte ligado a los partidos, algo que le legitima ante la opinión pública”.

No sólo Conte se ha beneficiad­o políticame­nte de la pandemia, también el Partido Demócrata (PD), que según la encuesta del Istituto

“No pasaré a la historia como quien no asumió la responsabi­lidad de lo que sucedía a los europeos”

Ixè ha repuntado hasta llegar al 22,9% de intención de voto, mientras que la Liga de Matteo Salvini, siempre al frente en las encuestas, ha caído del 30% en el que se mantenía los últimos meses al 26,5%. Los analistas piden cautela: es demasiado pronto para conocer qué efectos políticos tendrá la pandemia.

En el momento crucial de la epidemia, cuando tendría que llegar pronto el esperado pico de contagios, Conte está comenzando a hacer esfuerzos para integrar a la oposición en las decisiones. Así se lo han recomendad­o desde el PD, con más experienci­a política. Saben perfectame­nte que después de la tormenta sanitaria vendrá la económica. Será entonces cuando la opinión pública empezará a hacer balance de la gestión de la epidemia y buscará los culpables del muy probable descalabro económico y social que sufrirá Italia. “Mucho depende de Europa”, avisa Orsina, que cree que Salvini tendrá una arma populista si Europa no responde. “Conte está actuando con firmeza porque no puede permitirse que la UE le de la razón a Salvini, razona.

Ayer Conte volvió a dejar otra frase poderosa al reclamar una respuesta europea para paliar los efectos económicos del virus: “La historia no advierte cuando llega. Yo no pasaré a la historia como quien no asumió la responsabi­lidad de lo que sucedía a los europeos. Lucharé hasta la última gota de sudor para tener una respuesta adecuada”.

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HANDOUT / AFP El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, en su despacho oficial en Roma esta semana
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