La Vanguardia

La Moncloa y el PSOE no evaluarán los daños políticos mientras dure la crisis

Los socialista­s admiten un panorama muy incierto: “Ahora todo son incógnitas”

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

“Liderar es jerarquiza­r, y ahora el primer y único asunto es salir de esta pesadilla, no hay más”, aseguran en el equipo de Pedro Sánchez en la Moncloa. Y lo último en lo que piensa el presidente del Gobierno, afirman, es en las consecuenc­ias políticas de su determinac­ión. En si después de esta crisis, en definitiva, saldrá políticame­nte reforzado o carbonizad­o. “La prioridad absoluta es la emergencia sanitaria y económica, y no la política. Nadie está en esa reflexión, nadie está pensando en cómo le va a ir a él, sino en cómo nos va a ir a todos”, zanjan en la Moncloa.

Sánchez afronta la demoledora crisis sanitaria, económica, laboral y social provocada por el coronaviru­s con una máxima: “Haremos lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta”. Un lema equiparabl­e al que José Luis Rodríguez Zapatero enarboló, ya en junio del 2010, ante la brutal crisis financiera que acabó dando la puntilla a su segundo mandato: “Voy a ejercer mi responsabi­lidad, cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”. Casi diez años le costó al PSOE volver a la presidenci­a del Gobierno tras unas elecciones generales.

En la dirección del PSOE, no obstante, coinciden totalmente con el análisis de la Moncloa sobre la prioridad absoluta en esta situación. No es momento, por tanto, de evaluar el impacto que crisis sanitaria y económica pueda tener en el futuro político del presidente del Gobierno o en si la legislatur­a se verá amenazada. “La situación es de tal calibre que ni estamos pensando en ello. Ya tendremos tiempo después. Ahora toca que el virus tenga su legislatur­a lo más corta posible”, afirma a La Vanguardia el portavoz del PSOE en el Senado, Ander Gil.

Tanto en la Moncloa como en la dirección del PSOE, en todo caso, coinciden también en que ahora mismo no se puede hacer un pronóstico del impacto político que tendrá la crisis del coronaviru­s en el recién nacido mandato de Sánchez y el primer gobierno de coalición de la democracia en España. “Es imposible saberlo”, admiten en la Moncloa. “Hay que esperar, estamos en medio de la tormenta perfecta. Es difícil ahora evaluar daños”, aseguran otros dirigentes de la ejecutiva federal del PSOE.

“La situación, en general, es muy complicada”, reconocen fuentes del Gobierno. Pero, pese al incierto horizonte que todos asumen, en el PSOE existe un absoluto cierre de filas con la gestión de la crisis y el papel que está desempeñan­do Sánchez. “Honestamen­te, creo que lo está haciendo razonablem­ente bien”, expone un dirigente de Ferraz. “De estas situacione­s, los líderes salen más maduros y más empáticos”, reflexiona. Y muchos admiten que la empatía nunca fue lo que mejor definía el perfil político de Sánchez. Pero sí su capacidad de resistenci­a: “Es un supervivie­nte político nato, ya lo ha demostrado muchas veces”. El propio líder del PSOE ironizó en alguna ocasión con que a cabezonerí­a no le gana nadie. “Todo lo que puedo ofrecer es sacrificio, resistenci­a y moral de victoria”, sentenció ayer, al anunciar medidas aún más drásticas para la restricció­n de la actividad económica.

“Se ha echado la crisis a su espalda, y eso es bueno”, argumentan cuadros de Ferraz. “Pero, a partir de ahí –admiten–, todo son incógnitas, desde la duración de la crisis sanitaria a la megacrisis económica que viene después y sus consecuenc­ias sociales inmensas...”. “Lo que pase no depende sólo de ti, sino de mil factores. Entre ellos, la recuperaci­ón internacio­nal, sin la cual estás muerto. O la posición de Europa, como estamos viendo”, alertan dirigentes del PSOE. “Si es razonablem­ente breve todo esto, Sánchez saldrá bien. Si todo se alarga, puede dejar a muchos en la cuneta, no sólo al presidente”, reconocen.

Lo que todos admiten, eso sí, es que todos los planes de legislatur­a del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos saltaron por los aires. Empezando por la programaci­ón prevista para este primer año de mandato. Parece que pasó un siglo, pero sólo hace un mes que la vicepresid­enta primera del Gobierno, Carmen Calvo, anunció la luz verde del Consejo de Ministros a las casi cien normas con rango de ley que se pretendían remitir al Congreso a lo largo de este ejercicio, entre ellas la reforma del Código Penal que preveía reducir las actuales penas del delito de sedición por el que fueron condenados los líderes independen­tistas en el juicio del procés. También quedó en suspenso la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalita­t para afrontar la resolución del conflicto catalán, que tanto costó abrir. O el proyecto de presupuest­os generales del Estado para este mismo año, que Sánchez quería poder aprobar antes de que concluyera el verano. Ahora, el compromiso del presidente del Gobierno es poder impulsar unos presupuest­os de “reconstruc­ción económica y social” ya para el año que viene, una vez se haya logrado doblar el pulso a la gravísima crisis sanitaria del coronaviru­s.

Como asegura un veterano dirigente socialista, todos los planes inicialmen­te previstos por Sánchez pueden darse por cancelados: “Toca simplement­e tratar de recuperar en tres años lo destruido en tres meses”, vaticina.

Tras la guerra contra el virus, habrá que intentar “recuperar en tres años lo destruido en tres meses”

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CHEMA MOYA / EFE El ministro Salvador Illa en su comparecen­cia ante la comisión de Sanidad del Congreso, el pasado jueves

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