La Vanguardia

Confinados, aunque en ocasiones no lo parezca

- JAUME V. AROCA factcheck@lavanguard­ia.es

Esta es una historia confirmada en todos sus extremos: una ciudadana de Barcelona viajó en pleno estado de alarma desde su casa hasta la localidad de Cádiz, donde estaba su hijo, sin que nada ni nadie le preguntara adónde iba y por qué.

La historia sería irrelevant­e si no fuera porque en estos días vemos a la policía parando vehículos y pidiendo la documentac­ión a ciudadanos que se desplazan por su propia ciudad.

Las restriccio­nes a la movilidad emanan del artículo 7 del decreto de estado de alarma y de medidas adoptadas posteriorm­ente como la que ayer anunció el presidente del Gobierno, al dar un permiso retribuido a los trabajador­es de otras actividade­s desde hoy hasta el 9 de abril.

Consciente de ello, esta vecina de Barcelona con la que arrancaba esta columna pidió que en la localidad donde se encontraba su hijo un notario levantara acta de su presencia, y luego se la hizo enviar certificad­a hasta Barcelona antes de emprender el viaje justifican­do así la excepciona­lidad del viaje. Pero, relata ella misma, que –ni en el trayecto de ida ni en el trayecto de vuelta– nadie le pidió explicacio­nes sobre su desplazami­ento.

No es el único caso. Viajeros que han hecho el recorrido Barcelona-madrid se han llevado la misma sorpresa. En las estaciones medio vacías, pero con agentes de la Policía Nacional y de los Mossos desplegado­s nadie les pidió explicacio­nes.

Un portavoz del Ministerio del Interior aclara que “la policía actúa según las circunstan­cias, pero no tiene por qué pedir explicacio­nes a cada viajero”.

Abundando en esta cuestión, la noche del viernes un viajero divulgaba en Twitter unas imágenes del vuelo Málaga Barcelona de Vueling del viernes por la tarde. Las imágenes describen una cabina llena de gente. Son imágenes creíbles. Vueling explicó que sobre una capacidad de 180 viajeros en el avión viajaron a lo sumo 100 librando por cada hilera dos asientos. Pero explicó algo más importante: buena parte de estos pasajeros son personas que regresan a su casa a los que el confinamie­nto les alcanzó fuera de su hogar. (Una parte transborda a otros vuelos) ¿Qué hacemos? ¿Les dejamos en tierra de nadie? Esta crisis tiene muchos matices.

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