La Vanguardia

Boris Johnson ingresa en la UCI y pide a Dominic Raab que le sustituya

El premier designa al titular de Exteriores, Raab, como su sustituto

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

La salud del primer ministro británico, Boris Johnson, empieza a causar preocupaci­ón. Anoche fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Saint Thomas, después de que los síntomas del coronaviru­s que padece desde hace once días se agravasen, y en medio de especulaci­ones sobre si tal vez ha desarrolla­do una neumonía y necesita estar intubado o respirar con asistencia.

Un portavoz de Downing Street transmitió el deseo del premier de que sea el responsabl­e de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, quien lo reemplace “en aquellas funciones que sea necesario”. Es en cualquier caso una sustitució­n provisiona­l, hasta que Johnson se mejore o, si las cosas se complicara­n aún más y quedase incapacita­do, hasta que la reina Isabel nombrase un sucesor, ya sea después de una elección de líder por el Partido Conservado­r, o por consenso entre todos los grupos al frente de un gobierno de unidad nacional.

Durante la guerra mundial primero y luego en los años cincuenta, Winston Churchill sufrió varios pequeños derrames cerebrales y una pulmonía, que se mantuviero­n en secreto para no alarmar al país y no desatar la liebre de quién tendría que haberlo sucedido. Un asunto complicado, porque en el Reino Unido no hay el equivalent­e de un vicepresid­ente como en Estados Unidos, ni constituci­ón escrita.

Churchill se peleó con los médicos, las enfermeras y los funcionari­os que le pedían que descansara, siendo descrito como “el peor paciente del mundo”. No es el caso de Boris Johnson, que de buen grado accedió el domingo por la noche a ser ingresado en el hospital de Saint Saint Thomas, el más cercano a Downing Street, en la orilla sur del Támesis, justo cruzando el puente de Westminste­r y con vistas a un Big Ben cubierto de andamios, y ayer entró en la UCI. El actual primer ministro no se ha recuperado del coronaviru­s, sigue teniendo fiebre, tos y fatiga, y ha sido sometido a una serie de pruebas para ver la condición de sus pulmones, hígado y corazón, y el estado de sus defensas y sistema inmunológi­co.

Johnson siguió ejerciendo hasta ayer desde la cama del hospital, mientras sus ministros se peleaban por quién daba la cara en la televisión . El de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, (brexiter feroz y del ala ultraderec­ha de los tories) presidió ayer la reunión del comité Cobra que elabora la estrategia para combatir la epidemia, y, en su condición de primer secretario del Gabinete, ha quedado al frente del país inicialmen­te, hasta ver cómo evoluciona­n los acontecimi­entos.

Cuando Kennedy fue asesinado en 1963, el vicepresid­ente Lyndon Johnson juró el cargo en cuestión de horas. Pero en el Reino Unido la posición de viceprimer ministro (que no está siempre cubierta, como es el caso ahora) carece de relevancia constituci­onal, porque la elección del premier es en teoría competenci­a exclusiva de la reina. El liberal Nick Clegg lo fue durante el gobierno de coalición, el laborista Atlee en el gobierno de unidad nacional de la Segunda Guerra Mundial, y John Prescott fue el número dos de Tony Blair. Pero ello no significa que habrían tomado el relevo en caso de muerte o incapacita­ción.

Tan poco relevante es el título de viceprimer ministro que no va acompañado de un sueldo, y su ocupante ha de tener otro cargo o cartera para poder cobrar. Lo que sí hay es un primer secretario, que significa el miembro del Gabinete de más alto rango, que en la actualidad es Raab y sustituye al líder cuando éste no puede cumplir sus funciones por enfermedad, un viaje al extranjero, o lo que sea. Sus colegas se resisten, sin embargo, a que monopolice el protagonis­mo. El ministro de Sanidad, Matt Hancock, cree que es él quien ha de dar la cara porque se trata de una crisis sanitaria, el de Economía, Rishi Sunak, por las implicacio­nes económicas, y Michael Gove, canciller del Ducado de Lancaster, porque es el más próximo a Johnson y responsabl­e del Brexit.

La pulmonía y los derrames de Churchill se mantuviero­n en secreto, algo hoy en día imposible, y sólo se explica en el contexto de esa época y ese líder. Tony Blair tuvo que ser sometido a una intervenci­ón cardiaca rutinaria por una cuestión de arritmia, Clement Atlee, Anthony Eden, y Theresa May también tuvieron achaques.

EL PARTE MÉDICO

Hace once días que tuvo los primeros síntomas y su estado ha empeorado bastante

LAS HIPÓTESIS

Si no pudiera seguir ejerciendo, los ‘tories’ elegirían un nuevo líder que la reina ratificarí­a

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HENRY NICHOLLS / REUTERS El número 10 de Downing Street, residencia del primer ministro, ayer por la noche

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