MENOS PACIENTES EN LAS URGENCIAS CATALANAS
Varios hospitales celebran que las altas en las UCI superan a los nuevos ingresos
Sin que pueda decirse que la situación ha dejado de ser muy preocupante, el efecto del confinamiento se percibe ya en las urgencias de los hospitales catalanes. En tres semanas se ha pasado de los 5.021 ingresos por coronavirus a la mitad. En la imagen, camas libres en las urgencias del hospital del Mar de Barcelona.
Si el 15 de marzo, en pleno ascenso del coronavirus, llegaron a urgencias de los hospitales catalanes 5.021 enfermos, este domingo por la noche fueron 2.521. La mitad. Es el primer efecto del confinamiento sobre el sistema sanitario, transformado estas semanas en un enorme equipo de emergencia y cuidados intensivos.
Desde el jueves se nota un cambio radical: “En lugar de diez intubaciones diarias, dos o tres”, resume Mireia Puig, responsable de urgencias del hospital de Sant Pau. “Ha bajado drásticamente el número, aunque la proporción de pacientes con Covid-19 que han de ingresar o ir directamente a intensivos no ha variado. Los únicos enfermos que mantienen el mismo ritmo de crecimiento son los profesionales, algunos en la UCI. En ellos no cuenta el confinamiento”. Alrededor de un 6% de las plantillas de los hospitales.
La situación de este comienzo de semana es “casi un respiro”, define la responsable de urgencias del hospital del Mar, Isabel Cirera. “Es posible que nos lleguen ahora pacientes no tan graves, pero muchos son mayores con diferentes patologías de base y esta enfermedad es engañosa, parece que no están tan graves, incluso estables, y de repente, empeoran a toda velocidad. Y en horas pasan a intensivos”.
Ese descenso también beneficia a las UCI. Un poco, porque llegan menos pacientes que hace 15 días. “En el Clínic nos ha permitibajado do acoger a pacientes intubados de otros hospitales de Catalunya. Tenemos que colaborar todos, como nos están ayudando la clínicas privadas de manera ejemplar”, apunta Ernest Bragulat, responsable de urgencias del hospital Clínic.
Las altas son otro indicador del descenso de la presión: desde el día 1 los enfermos que han dejado el hospital, sin incluir por supuesto a los que han fallecido, superan a los que llegan como nuevos casos. En los peores días de epidemia, en torno al 27 de marzo, hubo un 60% más ingresos que este fin de semana; las altas suponen ahora casi una cuarta parta más que entonces.
En Can Ruti ya celebran que desde hace unos días hay más enfermos que pueden dejar la UCI que los que entran. “Tenemos sitio para los nuevos, y además hemos conseguido bajar la demanda de intensivos”, explica Anna Carreras, responsable de estas urgencias del Germans Trias.
“Hemos aprendido mucho y creemos que este resultado se debe en parte a la nueva estrategia de tratamiento temprano que hemos empezado a aplicar con mucho éxito: porque también hemos la mortalidad”, explica Carreras.
Pero es precisamente el volumen de enfermos críticos el que no permite la más mínima alegría: en Catalunya, según datos de la Conselleria de Salut, hay ahora 1.512 personas que permanecen en estas UCI y en sus sucedáneos (quirófanos y salas de reanimación reconvertidos) durante 14 o 21 días. Hay 1.970 camas de intensivos (antes de la epidemia había 600) y un 15% ha de estar reservado para las otras dolencias graves que se siguen produciendo. Así que hay muy poco margen.
Todo está lleno, no hay que engañarse. Las clínicas privadas así como un amplio número de camas de hoteles están siendo ocupadas por pacientes derivados desde los grandes hospitales, casi sólo dedicados a los muy graves. Son los grandes aliados.
Si llegan más respiradores, los hospitales podrían adaptar camas convencionales en intensivas y liberar algún quirófano para, por ejemplo, volver a hacer trasplantes. Pero eso aún está lejos. Quizás una semana, indican fuentes del Institut Català de la Salut.
A pesar del avance, en Catalunya hay 1.512 pacientes críticos que necesitarán de
14 a 21 días en intensivos