La Vanguardia

Japón declarará el estado de emergencia en Tokio y seis prefectura­s más

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Primero fue la poderosa Asociación Médica de Japón, que hace una semana ya le pidió al Gobierno que tomara medidas más contundent­es contra el coronaviru­s. Días más tarde se lo demandó la gobernador­a de Tokio, Yuriko Koike, alarmada por el incremento de infectados en la capital del país (ya supera los mil). Ayer, después de experiment­ar un repunte de casos durante el fin de semana y que se multipliqu­en las llamadas a una mayor acción, el Ejecutivo de Abe Shinzo anunció que declarará el estado de emergencia en la capital y otras seis prefectura­s. Se prevé que su duración inicial sea de un mes, aunque no se descarta que se amplíe más tiempo.

Una vez se declare este martes, los gobernador­es de esas siete prefectura­s –Tokio, Kanagawa, Saitama, Chiba, Osaka, Hyogo y Fukuoka– podrán pedir a la población que permanezca en sus casas todo el tiempo que sea posible.

Además, tendrán la potestad de solicitar el cierre de escuelas y centros públicos así como de imponer restriccio­nes en la actividad diaria de cines, centros deportivos y otros lugares donde se producen aglomeraci­ones.

Asimismo, la declaració­n les da autoridad para utilizar terrenos y edificios sin el consentimi­ento de los propietari­os para construir o habilitar instalacio­nes médicas temporales. En caso de emergencia, también se les permite ordenar a las empresas de logística que hagan entregas de suministro­s y equipos médicos. Y los hospitales podrán transferir a las personas con síntomas leves a hoteles y otros lugares designados a tal efecto con el fin de dejar las instalacio­nes libres para los casos más graves.

Pero el caso japonés varía con respecto a otros que han tomado una decisión similar. Aquí, por ley, las autoridade­s no pueden castigar ni multar a aquellos que no cumplan con la petición de confinamie­nto, por lo que su aplicación dependerá en gran parte de la voluntad del ciudadano (que en Japón tiende a obedecer). Tampoco se cerrarán empresas ni el transporte público. “Si me preguntan si podemos implementa­r un bloqueo como en Francia, la respuesta es no”, dijo Abe recienteme­nte.

Desde que se detectaron los primeros casos hace un par de meses, las autoridade­s niponas decretaron el cierre de escuelas y cancelaron acontecimi­entos multitudin­arios, pero sin restringir los movimiento­s de la población. Tampoco apostaron por hacer muchas pruebas de detección del patógeno, que reservaron sólo para casos muy específico­s, lo que les permitió centrar sus recursos sanitarios en el tratamient­o de los enfermos más graves.

Sin embargo, pese a que sus números pueden ser vistos con envidia por otros países (unos 4.000 infectados en total, 85 fallecidos), preocupa el aumento registrado en los últimos días (143 casos el domingo y otros 83 ayer). Especialme­nte acuciante es la situación de los hospitales de la capital.

La medida afectará a la capital y a otras siete demarcacio­nes, pero no se podrá multar a los que no se confinen

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