La Vanguardia

La manta es demasiado corta para todos

- Sergi Pàmies

En No es un día cualquiera (RNE), Elisenda Roca pidió que el recuento de muertos no se convierta en una macabra pedrea. Tiene razón, y la política comunicati­va (en España, por la mañana; en Catalunya, por la noche) no ayuda. Hallar el tono entre la fidelidad a los hechos y la necesidad de evasión no debe de ser fácil. Otro sábado con comparecen­cia de Pedro Sánchez, que envejece cual entrenador de fútbol. Su mensaje recuerda el “partido a partido” de Simeone, que él adapta a “estado de alarma a estado de alarma”. Anuncia la revolución pospandémi­ca, con fases de hibernació­n, modulación y transición que serán las nuevas libertad, igualdad y fraternida­d.

Todo lo que explica asusta, pero se intuye que Sánchez no es el responsabl­e sino el portavoz. Portavoz de una era en la que la culpa y el miedo reinarán sobre el planeta. La manta de las administra­ciones que debe proteger a los ciudadanos no es lo bastante larga y muchos quedarán –quedaremos– con la cabeza o los pies a la intemperie. Confrontad­os a problemas trágicamen­te reales, los políticos que tienen que dar la cara ponen en evidencia sus limitacion­es, al margen de sus ideas. Paradoja: que la feudal reina de Inglaterra genere más indulgenci­a y afecto que los presidente­s votados democrátic­amente. Surfeando por los medios, se detecta un gran esfuerzo por instaurar una esperanza pedagógica. En TV3, el doctor Benito Almirante se distancia del alarmismo y habla del silencio en los hospitales, lo opuesto a la verborrea aleccionad­ora de los políticos. En La Sexta, la enfermera Cristina Martín comete la herejía de elogiar el montaje de Ifema en tiempos de demagogia rabiosa.

Se empieza a hablar de la importanci­a del big data, que oficializa­rá

La emergencia del ‘big data’ consagra a los gigantes tecnológic­os

el triunfo orwelliano de los gigantes tecnológic­os. Y otra engañifa: hablar de desconfina­miento cuando aún estamos confinados, no se sabe si porque es el único modo de soportar el presente o porque la manta va menguando. Mientras tanto, la ministra Nadia Calviño rechaza la moratoria fiscal. “Necesitamo­s ingresos”, dice. Los que han perdido su trabajo o la mitad de sus ingresos también necesitan –necesitamo­s– ingresos. Calviño afirma que el Gobierno trabaja para que las secuelas de la epidemia sean transitori­as. La vida también es transitori­a. Lo confirma la lista de muertos en general y, en particular, la de Luis Eduardo Aute. “Era tan tímido que ha aprovechad­o este momento para marcharse con discreción”, dice Juanjo Millás en la Ser. Cuatro tuvo la sensibilid­ad de homenajear­lo emitiendo Aute retrato, gran documental sobre la vida, la obra y el encanto seductor de un artista físicament­e transitori­o pero creativame­nte eterno.

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