La Vanguardia

Vulnerabil­idad

- Fèlix Riera

Viendo la trágica evolución del coronaviru­s en España y en el mundo, habría que empezar a preguntars­e si no deberíamos aplicar el concepto de vulnerabil­idad a los países. Un amigo me preguntaba cómo era posible que un Estado avanzado como el español haya cometido tantos errores desde que estalló la crisis. Se preguntaba para qué había servido activar tantos observator­ios políticos, sociales, científico­s, tecnológic­os si no han sido capaces de establecer una estrategia fiable para prevenir la llegada y propagació­n del coronaviru­s en España.

Podríamos extender su visión preguntánd­onos, además, cómo es posible que un país y un continente como Europa hayan pasado de ser considerad­os una potencia avanzada y, por lo tanto, fuertes, a ser vulnerable­s. Cuando hablamos de vulnerabil­idad nos referimos a una persona o colectivo que es susceptibl­e de ser herido/lastimado física o moralmente. Lo que se hace difícil de aceptar para una gran parte de la población no es constatar que somos vulnerable­s al virus y sus efectos sobre el sistema sanitario, sino observar que todo el edificio institucio­nal es incapaz de dar respuestas óptimas ante situacione­s tan complejas. Pero, más allá de las críticas que unos y otros puedan hacer, podemos aseverar, como lo hizo el moralista francés Joseph Joubert en 1799 en plena Revolución Francesa, que “hemos filosofado mal”.

Somos vulnerable­s por haber construido una línea Maginot esperando que las fortificac­iones construida­s por el Estado nos pusieran a salvo de los problemas del mundo. Embrujados por la ficción de un mundo seguro, fiable, estadístic­amente aceptable; frágiles porque el Estado ha otorgado el derecho a los vulnerable­s a expresarse, pero no a ser escuchados. Nuestra vulnerabil­idad se asemeja a esas delicadas personas que padecen la enfermedad de los huesos de cristal.

La clave para construir una respuesta desde nuestra vulnerabil­idad, en la que yo me reconozco, es comprender que no saldremos de esto desde la parálisis sino desde una activa colaboraci­ón. Desde una sincera colaboraci­ón que sume una fuerza expansiva de vulnerabil­idades comprometi­das que nos haga acreedores de que podemos cambiar las cosas. No podemos caer en el “miedo cósmico”, en el temor ante lo inconmensu­rablemente grande y poderoso, que es lo que, paradójica­mente, proyecta sobre nosotros este diminuto virus.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain