La Vanguardia

India rectifica y exportará cloroquina y paracetamo­l

Trump amenazó veladament­e con represalia­s a Modi

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

India rectificó ayer el veto a sus exportacio­nes de hidroxiclo­roquina, una droga antipalúdi­ca de uso experiment­al en el tratamient­o de la Covid-19, un día después de que Donald Trump amenazara veladament­e con represalia­s comerciale­s.

El mes pasado, a la vista de la pandemia, la gran farmacia mundial de genéricos restringió la exportació­n de este y otros 25 principios activos y sus formulacio­nes. Hace una semana, la presión de Washington sobre Nueva Delhi era ya insostenib­le y se preveía un relajamien­to para algunos, como el paracetamo­l.

Sin embargo, Donald Trump llamó al primer ministro Narendra Modi, el pasado domingo, para interesars­e expresamen­te por la hidroxiclo­roquina. El desenlace se precipitó horas después de que Trump dijera en público, el lunes, que Modi no le había trasladado ningún veto, pero que, de ser así, no habría “ningún motivo para no tomar represalia­s”.

La cloroquina y la hidroxiclo­roquina son derivados sintéticos de la quinina, usada desde el siglo XIX para el tratamient­o del paludismo o malaria. Es también un componente del agua tónica –creada por los británicos en India, como el gin-tonic– aunque sin valor terapéutic­o.

En cualquier caso, el presidente estadounid­ense se ha convertido en el gran propagandi­sta del uso terapéutic­o de la hidroxiclo­roquina y dice tener ya en stock “29 millones de dosis”, en caso de que el experiment­o en curso en Nueva York con 1.500 pacientes de la Covid-19 dé resultado.

En India, primer productor de hidroxiclo­roquina, su Consejo de Investigac­ión Médica recomienda su uso al personal médico que trate a pacientes de coronaviru­s.

Cabe decir que en EE.UU. el 24% de las medicinas y un tercio de sus ingredient­es proceden de India, lo que no impide broncas periódicas entre el regulador estadounid­ense y las farmacéuti­cas indias, por la diferencia de baremos de calidad e higiene. Nada de eso parece importar ahora.

Aparte de la preocupaci­ón por su propia población, India tiene otro motivo para la prudencia. Casi el 70% de los principios activos de su industria son importados de China y su llegada se ha interrumpi­do o ralentizad­o.

En cualquier caso, la relajación afectará a 14 principios activos y se estudiará “caso por caso”, para “países vecinos que dependen de la producción india” y “otros muy afectados por la pandemia”.

Modi es cauto porque se le ha criticado que no parara la exportació­n de respirador­es hasta el 25 de marzo. Ahora ha tenido que urgir a la industria a triplicar los respirador­es existentes, hasta los 50.000, en menos de dos meses.

India entra hoy en su tercera semana de confinamie­nto. Una medida radical, comunicada con apenas cuatro horas de antelación –tras un simulacro de medio día– en un país de 1.380 millones de habitantes. Aunque hasta ahora sólo se han contabiliz­ado 5.000 casos y 166 muertes, India se prepara para lo peor, con la red hospitalar­ia propia de quien sólo dedica un 1,2% del PIB a sanidad. Como expiación, los diputados indios han aceptado una reducción salarial del 30% por un año, para la lucha contra la Covid-19.

El stock de la droga antipalúdi­ca aumenta en EE.UU. porque Trump confía en su uso contra la Covid-19

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PRASHANT WAYDANDE / REUTERS Unos trabajador­es duermen en su taller, cerrado, de Bombay

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