La Vanguardia

La justicia australian­a absuelve al cardenal Pell

El extesorero del Vaticano queda libre tras un año en la cárcel

- ANNA BUJ Ciudad del Vaticano. Correspons­al

La condena al cardenal australian­o George Pell, extesorero del Vaticano, provocó un verdadero terremoto en la Santa Sede. Quien había sido uno de los más cercanos consejeros al papa Francisco había sido declarado culpable de cometer abusos sexuales contra dos menores durante los años noventa, cuando era arzobispo de Melbourne, primero, en el 2018, por un jurado popular, y luego, el año pasado, por el Tribunal Superior del Estado de Victoria. Fue condenado por cinco cargos de abusos sexuales a menores a seis años de prisión, pero él siempre se había proclamado inocente. Ayer el Tribunal Superior de Justicia de Australia le dio la razón y le absolvió de todos los cargos cuando llevaba más de un año en la cárcel en un fallo que no puede ser recurrido.

La sentencia liberó inmediatam­ente a Big George, como se le conoce por su corpulenci­a. El cardenal, que cuando era superminis­tro de Economía era de facto la tercera autoridad de la Santa Sede, siempre había rechazado que hubiese abusado de dos niños del coro en la sacristía de la catedral de San Patricio en 1996 y 1997. La justicia australian­a ha llegado a la conclusión definitiva de que existe una posibilida­d “significat­iva” de que se hubiera condenado a un inocente, porque “las pruebas no establecie­ron la culpabilid­ad con el nivel de prueba requerido”.

Una de las víctimas murió de sobredosis de heroína hace seis años. La otra, el demandante, denunció en el 2015 ante las autoridade­s australian­as que poco después de ser nombrado arzobispo, en 1996, Pell le violó oralmente tras haber abusado de uno de sus compañeros en el prestigios­o colegio de Saint Kevin. Según la víctima, que quiere permanecer en el anonimato, el cardenal australian­o también le ordenó que se bajase los pantalones, le acarició los genitales y se masturbó durante unos minutos. El equipo de abogados de Pell argumentó que la decisión del Tribunal Superior del estado de Victoria, que ratificó el pasado mes de agosto el fallo de un jurado popular, no iba más allá de toda duda razonable. Según la defensa, los dos jueces que ratificaro­n la condena –otro había optado por revertirla– cometieron un error al requerir que Pell demostrara su inocencia frente a los delitos que se le atribuían. La defensa del cardenal de 78 años alegaba que era imposible que los hechos pudieran haber ocurrido debido, entre otros factores, a que siempre estaba acompañado y había mucho tráfico en la sacristía. El arzobispo de Adelaida, Philip Wilson, también fue absuelto tras haber sido condenado a un año por encubrimie­nto.

En el Vaticano el fallo australian­o fue muy bien recibido. En la Santa Sede siempre habían creído en la inocencia de Pell, de tanta confianza para el Papa que le encargó la delicada tarea de poner orden en las cuentas vaticanas. Cuando fue condenado, el Vaticano se limitó a expresar “respeto” por la justicia australian­a, pero “recordando que el cardenal Pell ha repetido su inocencia y tiene el derecho a defenderse hasta la última instancia”. Pell es tan cercano a Jorge Mario Bergoglio que hasta diciembre del 2018 seguía formando parte del Consejo de Cardenales –más conocido como C-9–, el selecto grupo de purpurados que le ayudaba en la reforma de la curia romana. Cuando la Santa Sede le dispensó aludió a motivos de edad (tiene 78 años), y el Papa también le dio una excedencia indefinida como superminis­tro de Economía para defenderse en Australia. Su mandato como tesorero vaticano expiró en febrero del 2019, tras cinco años en el cargo.

En la misa que cada mañana durante los tiempos de la pandemia el Papa ofrece por streaming desde Santa Marta, donde reside, el Pontífice quiso rezar ayer por “todas las personas que sufren sentencias injustas, debido a la persecució­n”, refiriéndo­se, sin decirlo, al cardenal. Bergoglio recordó la “persecució­n que sufrió Jesús y cómo los doctores de la ley se ensañaron contra él”. Luego el Vaticano mandó un comunicado en el que expresaba que acogía “con satisfacci­ón” la sentencia unánime dictada por el Tribunal Supremo en favor de Pell.

Hasta ayer, Pell era el más alto cargo de la Iglesia jamás condenado por pederastia. Ya ha abandonado la prisión de Barwon, al sur de Melbourne, y fue trasladado a un monasterio cercano sin hacer declaracio­nes a la prensa. Sí afirmó en un comunicado que espera que su absolución no añada más “dolor y amargura” a las víctimas de abusos sexuales. El cardenal todavía deberá enfrentars­e a un proceso civil presentado por el padre del joven que murió de sobredosis, que dijo sentirse “furioso”. El presidente de la Conferenci­a Episcopal australian­a, Mark Coleridge, admitió que el fallo sería bienvenido por muchos y “devastador” para otros.

UN TERREMOTO EN LA IGLESIA El número tres de la Santa Sede había sido condenado por abusos sexuales a menores

SATISFACCI­ÓN EN EL VATICANO El Papa reza en Santa Marta por “todos los que sufren sentencias injustas”

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WILLIAM WEST / AFP El cardenal Pell abandonand­o ayer la prisión de Barwon, al sur de Melbourne, en dirección a un monasterio

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