La Vanguardia

Vox se atrinchera

El partido de Abascal, decidido a sacar rédito político a la crisis, se lanza a la yugular del Gobierno, aunque eso le lleva a caer en contradicc­iones

- LEONOR MAYOR ORTEGA

Santiago Abascal llegó al Congreso decidido a ser el peor enemigo de Pedro Sánchez. Pero cuando la crisis del coronaviru­s hizo su aparición, el líder de Vox se mostró dispuesto a dar una tregua al presidente. El cese de las hostilidad­es fue flor de un día y Vox ha vuelto al ataque con más virulencia, si cabe, pese a que esa oposición sin filtros le lleva a caer en no pocas contradicc­iones.

La formación ultra fue pionera en pedir la aplicación del estado de alarma cuando esa posibilida­d no estaba aún sobre la mesa de Sánchez y mucho menos en el imaginario de los españoles. Vox celebró un congreso multitudin­ario el 8 de marzo. Al día siguiente, su secretario general, Javier Ortega Smith, se convirtió en el primer político que daba positivo de Covid-19.

Los contagios se multiplica­ron en el partido y los diputados de Vox se fueron a casa a guardar cuarentena. El 10 de marzo, pidieron a Sánchez que declarase el estado de alarma, y al Congreso, que “suspendies­e todas las actividade­s hasta tener la certeza de que se puede trabajar sin riesgo alguno”.

El Ejecutivo decretó el confinamie­nto y Vox lo respaldó. También apoyó la primera prórroga en una larga sesión plenaria en la que Abascal ya fue muy crítico con Sánchez.

Pero Vox sabe que transitar por esa vía del consenso le da poco rédito político. Así que ha vuelto a las andadas y lo ha escenifica­do haciéndole un feo a Sánchez. Abascal rechazó el pasado sábado atender una llamada del presidente. Su estrategia pasa ahora por pedir la dimisión de todo el Ejecutivo para poner en su lugar un “gobierno de emergencia nacional” con PSOE, PP y Vox.

Esa propuesta ha tenido escaso recorrido, así que Vox ha optado por intensific­ar la crítica. Mañana no apoyará la nueva prórroga del estado de alarma, pese a haber sido pionero en pedirlo. Además, sus diputados han regresado físicament­e al Congreso, tras denunciar que “está cerrado”, aunque en su momento pidieron que se suspendies­e su actividad.

Vox también ha presentado unas propuestas económicas inusuales con la idea estrella de que el Estado pague tres meses el sueldo de 13 millones de españoles. Y ha anunciado una batería de querellas poscoronav­irus contra la plana mayor del Gobierno. Pero su iniciativa más estrambóti­ca ha consistido en falsear una fotografía de la Gran Vía de Madrid vacía y presentarl­a llena de ataúdes con la bandera de España ante el asombro del fotógrafo, Ignacio Pereira. Pero lejos de entonar el mea culpa, Abascal ha reivindica­do ese montaje: “Se empeñan en ocultar cualquier imagen de los miles de muertos..., porque saben que los españoles les pedirán cuentas por su negligenci­a criminal”, dijo ayer.

La formación ultra acusa al Gobierno de “ocultar las imágenes de los muertos” y de “negligenci­a criminal”

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EP El líder de Vox, Santiago Abascal, ayer en su despacho del Congreso con su portavoz y una asesora

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