La Vanguardia

Las mafias del realquiler de pisos driblan los desahucios

Pequeños propietari­os a punto de recuperar sus viviendas ven sus lanzamient­os suspendido­s

- LUIS BENVENUTY

Los grupos organizado­s dedicados a alquilar pisos para subarrenda­rlos por días a turistas a través de las plataforma­s digitales, y también aquellos que trapichean con viviendas en el mercado negro de la ocupación, se están aprovechan­do de mala manera de la suspensión de los desahucios. Unos y otros están más relacionad­os de lo que parece. Y muchos pequeños propietari­os, que tras meses de trámites y disgustos estaban a punto de recuperar sus inmuebles, se están quedando estos días con un palmo de narices.

Mauricio Ramírez y su pareja son propietari­os de cuatro viviendas en una finca de la calle Marquès de Barberà, en el Raval. “Siempre hacemos contratos de alquiler de larga duración, a gente que busca un piso para vivir, y hace un año alquilacha­r mos uno a un ruso, por cinco años –abunda Ramírez–. Pero nuestro inquilino enseguida se puso a realquilar el piso por días. Lo convirtió en un piso turístico ilegal, cortó toda comunicaci­ón con nosotros y, encima, al cabo de un par de meses, dejó de pagarnos. Nos consta, a nosotros y al Ayuntamien­to, que esta gente se dedica a esto de un modo profesiona­l, que el nuestro no es el único piso de la ciudad que explotan de manera ilegal”.

El desahucio estaba marcado para el martes de la semana pasada. “No fue sencillo lograr una fecha –sigue Ramírez–. Todo es lento y farragoso, a veces desesperan­te. Primero los denunciamo­s por subarriend­o y, al poco, por impago. En enero el juzgado nos dio la razón. Pero, con el confinamie­nto, se suspendier­on todos los actos judiciales mientras dure el estado de alarma. Entonces nuestro desahucio se esfumó. Ahora de nuevo no sabemos cuándo recuperare­mos nuestra vivienda. Y esperemos que esta gente no se aproveche de la moratoria de desahucios de seis meses. Se supone que esa medida es para proteger a familias, pero esta gente pues…”.

El abogado Manuel Montañés, que conoce bien esta clase de conflictos entre propietari­os e inquilinos, que se miró bien el decreto ley del Gobierno central que dicta la moratoria, entiende que los grupos organizado­s que se dedican al subarriend­o tratarán de aprovechar esta medida diseñada con el objetivo de echar una mano a medio millón de familias de toda España en situación de vulnerabil­idad para mantener la posesión de los inmuebles, y una vez concluido el confinamie­nto volver a realquilar­los. Dado que esta gente apenas afronta gastos, no tendrá problemas en reducir los precios para atraer a la demanda. “Para acogerse a esta moratoria hay que demostrar que uno se encuentra en una situación de vulnerabil­idad –detalla el letrado–. Pero estas personas acostumbra­n a declararse insolvente­s. Algunos, en verdad los menos, están tratando de aprove

la incertidum­bre para convencer a los propietari­os de que renuncien a cualquier tipo de acción legal futura a cambio de que les devuelvan las llaves. Pero la mayoría permanecer­á a la expectativ­a, a ver qué ocurre”. Además, desde un proceso judicial, medio año es poco tiempo. Un abogado puede dilatar los plazos con unos pocos escritos. Son circunstan­cias que también tratarán de aprovechar los grupos dedicados al trapicheo de pisos ocupados. Unos y otros están más relacionad­os de los que parece.

La teniente de alcalde de Urbanismo de Barcelona, Janet Sanz, asegura que el Ayuntamien­to hará todo lo posible para que, en cuanto se reemprenda­n los actos judiciales, los desahucios de los estos grupos organizado­s sean los primeros en llevarse a cabo. “En estos mo

LA INCERTIDUM­BRE “Ahora no sabemos cuándo podremos echar a esta gente de nuestra casa”

LA TRETA

“Estas organizaci­ones están acostumbra­das a hacerse pasar por insolvente­s”

mentos no hay actividad turística. Seguiremos trabajando para que el mayor número de pisos turísticos ilegales pasen al mercado convencion­al de la vivienda”.

Katia Messa también se quedó la semana pasada con un palmo de narices. El desahucio de su vivienda también fue suspendido. Ahora estamos en la calle Salomó ben Adret, en el Gòtic. En estos momentos el piso de Messa está ocupado, ocupado por segunda vez, después de que un grupo dedicado al subarriend­o lo traspasara a fin de sacar un último provecho antes de desaparece­r. La verdad es que el piso de Messa cayó en una suerte de limbo inmobiliar­io. La italiana lo compró hace 20 años, “y siempre lo alquilé a estudiante­s que se quedaban alrededor de un año. Yo soy madre soltera y para mí esto siempre fue un complement­o muy importante”. Y el pasado abril apareciero­n los inquilinos perfectos, una pareja encantador­a, con buenas nóminas y dispuestos a pagar el mes entrante y otros dos de fianza… Lamentable­mente pronto se sucedieron las excusas, los impagos, los anuncios en Airbnb, el trasiego de turistas…

“Al final conseguí que anularan nuestro contrato y fijaran el desahucio para principios del pasado diciembre –continúa Messa–. Pero cuando llegué con la comitiva judicial nos encontramo­s con una pareja que dijo que vivía allí con su hijo, que los anteriores inquilinos, mis inquilinos, les habían alquilado mi piso antes de marcharse. Se lo habían traspasado. Pasé de que me realquilar­an a que me ocuparan. Tuve que iniciar un nuevo proceso. Y conseguí una nueva fecha de desahucio: el martes de la semana pasada. Pero fue suspendido porque todos los actos judiciales fueron suspendido­s. Pero tampoco tengo claro si hubiera podido desahuciar­los. Los vecinos me llamaron y me dijeron que los ocupas ahora son otros, que a los anteriores se los llevaron al hospital, que tienen miedo de que los nuevos estén vendiendo drogas porque el trasiego por las escaleras es continuo… Y yo soy monitora de yoga, me quedé sin ingresos y tengo que hacer malabares para llegar a fin de mes. Todo es muy confuso. Tampoco sé lo que va a pasar. Ahora lo importante es que el mundo salga de esta situación”.

Algunos, como señaló el abogado Montañés unos párrafos atrás, también tratan de aprovechar­se de esta incertidum­bre para salir impunes de sus artimañas, para convencer a los propietari­os de que renuncien a cualquier indemnizac­ión a cambio de que les devuelvan las llaves ahora mismo. “A mí acaban de proponérme­lo –dice el propietari­o de un piso cercano al Arc de Triomf que prefiere conservar el anonimato–. Dicen que si les firmo un documento que ya tienen según el cual renuncio a los meses impagados y a pedir compensaci­ones, y me conformó con la fianza, me traen las llaves en un momento. Dicen que es un buen trato, que los desahucios están suspendido­s, que a ver cuándo consigo echarles... Les dije que no. Esta gente convirtió mi casa en un hostal para hacerse de oro. No dejaré que se aprovechen de mí”.

EL CEBO

“Quieren que les exculpe de todo a cambio de devolverme las llaves”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain