Sanders se va y deja vía libre a Biden para enfrentarse a Trump
“Mi conciencia no me permite seguir una campaña que no ganaré”, dice el senador
La pandemia del coronavirus convenció el miércoles al senador Bernie Sanders de que era el momento de poner punto y final a su segundo intento de hacerse con la nominación presidencial demócrata. “Viendo cómo la crisis sacude al país, mi conciencia no me permite seguir adelante con una campaña que no puedo ganar y que puede interferir con el importante esfuerzo que este difícil momento requiere de todos nosotros”, anunció Sanders, de 78 años, dejando el camino libre para que Joe Biden, de 77, sea el candidato que se enfrente a Trump en noviembre.
Aunque hace semanas que era evidente que ya no podía ganar a Biden, protagonista de una espectacular resurrección política, el senador había decidido seguir en la carrera para mantener sus ideas progresistas en el debate público e influir en la agenda de su rival. La pandemia ha cambiado ese cálculo.
La hazaña de Sanders no es menor. Cuando en el 2015 lanzó su anterior candidatura a la Casa Blanca, pocos le tomaron en serio, igual que ocurrió con Trump. Ambos eran sin embargo dos exponentes claros de la ola de descontento popular con las élites que recorría al país y el senador, autodeclarado socialista en un país en el que hasta hace poco esta era una palabra tabú, se lo puso mucho más difícil de lo que se esperaba a Hillary Clinton.
Sanders perdió, pero ganó: buena parte de sus ideas a favor de la justicia social, entonces minoritarias, se han integrado en el ideario básico del partido y el programa de otros candidatos a la Casa Blanca. “Pocos negarán que en los últimos años nuestro movimiento ha ganado la batalla ideológica”, destacó Sanders
en un vídeo emitido desde su casa en Vermont, donde pasa la cuarentena. También, aseguró, ha ganado la batalla generacional recordando que fue el candidato más votado no sólo entre los menores de 30 años sino también los que tienen menos de 50.
No fue suficiente. Una vez que el partido se unificó detrás de Biden, el favorito del establishment pero también la apuesta más segura por muchos votantes demócratas, toda esa energía no bastó para seguir ganando. El abrumador apoyo de los votantes negros al antiguo número dos de Obama en las primarias de Carolina del Sur dejaron al desnudo una importante debilidad de la campaña de Sanders. Su tirón entre los afroamericanos, un grupo clave del electorado demócrata, no fue mucho mayor que en el 2016. Tampoco pudo replicar en Florida el respaldo que le dieron los latinos de Nevada, más jovenes menos marcados por el anticastrismo.
La retirada de varios candidatos moderados antes del supermartes permitió a Biden unificar el voto de centro. Su victoria en Michigan privó a Sanders de su última posibilidad de demostrar que podía atraer parte del voto obrero que en el 2016 abandonó al partido, seducido por las promesas de Trump de resucitar la maltrecha industria nacional.
En su mensaje, Sanders se comprometió a trabajar con Biden “para derrotar al presidente más peligroso de la historia de América”, como se refería a Trump en sus mítines. Su nombre, sin embargo, seguirá en las papeletas allí donde aún haya primarias. Su objetivo, seguir acumulando delegados para poder influir en la convención que el Partido Demócrata celebrará en verano para proclamar a su candidato. Biden acogió el anuncio de Sanders con respeto y elogios hacia su rival, reconociendo la fuerza del movimiento que ha creado. “No es menos fuerte hoy que ayer y eso es bueno para nuestro país”, dijo el exvicepresidente. Su temprana retirada de la carrera da más tiempo al partido que en el 2016 para unificarse alrededor de un candidato. “No yo, nosotros”, dijo Biden, haciendo suyo el eslogan de Sanders.
Trump, por su parte, no perdió un minuto en intentar sembrar la división en el campo demócrata al acusar a Elizabeth Warren, la otra candidata del ala progresista del partido, de haber hundido la candidatura del senador por no retirarse a tiempo, y evocar el trato que el partido le dio frente a Clinton. “La gente de Bernie debería votar al Partido Republicano”, tuiteó.
Trump intenta sembrar la división en el campo demócrata y asegura que machacará a Biden