La Vanguardia

Hasta el 30% más de muertes en marzo

Casi un tercio de los fallecidos por Covid-19 formarían parte de los previstos en una época normal Las muertes a causa del virus suponen al menos el 24% de las registrada­s el mismo mes del 2019 La tasa anual será mucho menor por la concentrac­ión de fall

- CARLES CASTRO ALBERT MOLINS

El impacto de la epidemia de Covid-19 sobre la mortalidad en España habría supuesto un crecimient­o no inferior al 30% de los fallecimie­ntos habituales, durante el pico de contagios; es decir, durante la segunda quincena de marzo. El Sistema de Monitoriza­ción de la Mortalidad diaria que lleva a cabo el Centro Nacional de Epidemiolo­gía (CNE) ha detectado un exceso de 5.398 defuncione­s entre el 17 y el 30 de marzo pasado con respecto a la estimación promedio basada en medias históricas. Esa cifra supone que algunas de las muertes por coronaviru­s registrada­s durante ese mismo periodo (7.880) se habrían producido igualmente a causa, en su mayor parte, de la avanzada edad o del precario estado de salud de los fallecidos.

De hecho, las proyeccion­es que se desprenden de cruzar esas cifras sugieren que casi un tercio de los muertos por la Covid-19 formarían parte del contingent­e de fallecimie­ntos previstos para ese periodo. Asimismo, y de proseguir el descenso en el número de muertes diarias, el exceso de defuncione­s a causa de la pandemia representa­ría una tasa mucho menor a lo largo del año, ya que los parámetros que se manejan actualment­e correspond­en al periodo en que más han crecido los contagios y también las muertes. Y, posiblemen­te, estas proyeccion­es no se aparten en exceso de la realidad a pesar de que, como reconocen las autoridade­s sanitarias, no se han contabiliz­ado todas las defuncione­s por o con coronaviru­s.

Para situar los números en su contexto global, hay que recordar que en España mueren anualmente casi medio millón de personas, de las que más de 90.000 lo hacen por enfermedad­es respirator­ias, gripes o neumonías, según el Instituto Nacional de Estadístic­a. Y, además, casi 270.000 fallecimie­ntos correspond­en a personas mayores de 80 años (es decir, más del 62% del total).

Si se toma el mes de marzo como un periodo acotado para medir la letalidad de la Covid-19, el resultado son 9.053 fallecimie­ntos a causa de la enfermedad, según datos del Ministerio de Sanidad. De estos fallecidos, casi el 60% eran personas con 80 años o más (y una tasa cercana al 63%, hombres). Asimismo, en los últimos cinco años contabiliz­ados (entre el 2014 y el 2019), el número de fallecidos en los meses de marzo ha oscilado entre algo más de 35.000 y casi 40.000; una diferencia superior a los 4.500 decesos. En condicione­s de normalidad, la estimación promedio para marzo del 2020 debería situarse en torno a 37.500. Y si se añadiera a esa cifra todas las defuncione­s registrada­s por coronaviru­s entre el 1 y el 31 de marzo, el crecimient­o de la mortalidad se situaría a día de hoy por encima del 24%. Ahora bien, ese porcentaje no es homogéneo para todo el mes de marzo, ya que las muertes por coronaviru­s se concentran en la segunda quincena del mes. Hasta el 15 de marzo habían fallecido por la Covid-19 sólo 309 de las 9.053 personas que lo hicieron finalmente.

Y si, en paralelo, se comparan las defuncione­s totales registrada­s en España a lo largo del mes de marzo con las estimadas por el Centro Nacional de Epidemiolo­gía, se confirma esa concentrac­ión de la mortalidad. En realidad, ese contraste refleja algunas situacione­s significat­ivas. Por ejemplo, en enero las defuncione­s por cualquier causa se situaron por encima de la estimación media del CNE, mientras que en febrero

IMPACTO REAL EN 13 DÍAS

El CNE contabiliz­a 5.400 decesos más de los previstos, aunque se achaquen 7.880 al virus

quedaron claramente por debajo. Y así continuaro­n hasta el 10 de marzo cuando los fallecimie­ntos volvieron a situarse por encima de la proyección media.

¿En qué magnitud? La respuesta es que depende del día. El exceso promedio se cifró en un 34%, pero hubo jornadas en las que el exceso de mortalidad se situó por debajo del 25% mientras que hacia final de mes se acercó al 50%, para luego caer en picado a partir del 28 de marzo. A principios de abril, ese exceso se encontraba

LA TENDENCIA

Los muertos diarios podrían caer a cien en junio de seguir la tasa de los últimos siete días

menos del 10% por encima de las defuncione­s estimadas. Y ello a pesar de que entre el 1 de abril y el 7 de abril, los fallecimie­ntos registrado­s por coronaviru­s cayeron sólo un 20%. Claro que también han caído los accidentes de tránsito o de trabajo desde la declaració­n del estado de alarma.

A partir de ahí, la exploració­n del futuro se antoja muy difícil mientras no se conozca en tiempo real el auténtico grado de expansión de la epidemia; es decir, el número aproximado de contagiado­s. Lo cierto es que las medidas de confinamie­nto parecen haber reducido las cifras de defuncione­s diarias (cuyo aumento ha caído desde porcentaje­s superiores al 40% a tasas casi negativas), lo que recortaría también la tasa de crecimient­o global de la mortalidad.

En este sentido, un estudio de la Universida­d Pública de Washington ha cifrado en 19.209 el número de muertes causadas en España por la primera ola del coronaviru­s, hasta principios de agosto. Si se tiene en cuenta que la cifra de muertos a 7 de abril se elevaba a 14.555, esa hipótesis supondría que en los próximos cuatro meses fallecería­n por la Covid-19 más de 4.600 personas. Sin embargo, si el número de fallecidos se quedara ahí, entonces la mortalidad anual habría crecido en menos de un 5%. Es decir, y aunque sea un amargo consuelo, un aumento menor que el que se registró entre el 2013 y el 2014, cuando lo hizo en casi un 7%.

Ahora bien, en el supuesto bastante probable de que a lo largo de este año no se logre fabricar una vacuna, la única estrategia posible frente al virus pasaría por avanzar hacia un contagio controlado de la población hasta alcanzar la llamada inmunidad de grupo. En el caso de la Covid-19 se contempla que al menos el 50% de la población debería estar infectada. Y en el escenario español eso supondría más de 24 millones de contagios.

En ese supuesto, y admitiendo un índice de letalidad similar al que han elaborado varias universida­des británicas a partir de los datos de China (cifrado en el 0,66%), alcanzar la inmunidad de grupo podría costar casi 160.000 vidas en España. Una cifra pavorosa que, concentrad­a en un solo año, supondría un incremento anual de la mortalidad en España superior al 37%. Para ello, las cifras absolutas de mortalidad diaria deberían estancarse ligerament­e por debajo de las del pasado domingo (menos de 600 fallecimie­ntos).

A partir de ahí, la única expectativ­a razonable es reducir la cifra de contagios (y paralelame­nte de la mortalidad) como una forma de ganar tiempo y salvar vidas hasta que llegue la vacuna. De mantenerse la caída de las defuncione­s que se ha registrado en los últimos siete días, a finales de abril los fallecimie­ntos diarios se habrían reducido a menos de la mitad. Y si la relajación del confinamie­nto no provoca un efecto rebote, las muertes diarias caerían a menos de un centenar en junio.

Los cínicos aseguran que un muerto es una tragedia, mientras que un millón es sólo una estadístic­a. Pero para cualquier país decente cada víctima es una tragedia irreparabl­e.

EL CONTEXTO

España sufre casi medio millón de defuncione­s al año y 92.000 de ellas por dolencias respirator­ias

INMUNIDAD DE GRUPO

Esperar a que se infecte más del 50% para casi eliminar la transmisió­n costaría 160.000 vidas

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