Los estrenos de cine, atrapados en un atasco mortal
Productores y distribuidores temen un embudo de estrenos y piden salidas
Mientras películas y series de todo tipo se consumen como nunca en los hogares de miles de millones de personas, la angustia de quienes viven del cine no deja de aumentar. Productores, distribuidores y exhibidores no sólo sufren por el parón de incierta duración causado por la pandemia sino también por la perspectiva de una gran acumulación de estrenos que, en virtud de un previsible efecto embudo, puede convertir la reapertura de los cines en una masacre competitiva donde los más modestos llevan todas las de perder.
Operación Camarón, comedia de Carlos Therón con Julián López y Natalia de Molina, iba a ser el gran taquillazo del cine español en puertas de la primavera cuando el 6 de marzo, una semana antes del estreno, Telecinco anunció su aplazamiento hasta el 11 de setiembre. Ya de entrada, en esa fecha se supone que la película coincidirá con la estadounidense Let him go, con Kevin Costner, y la también española Malnazidos, filme de terror con Aura Garrido y Miki Esparbé. Pero aún es pronto para saber con cuántas cintas más puede competir Therón si es que él y todos los demás no se ve forzados a otro aplazamiento.
Hollywood y la industria europea tienen cientos de estrenos congelados, muchos de ellos sine die o bien con una fecha poco realista. La británica Resistencia, con Jesse Eisenberg, la italiana Pinocho, con Roberto Benigni, o la española El inconveniente, con Juan Acosta, son de las postergadas “hasta nueva orden”, mientras que la Warner tal vez peca de optimismo al mover de marzo a agosto Wonder Woman 1984.
En España se estrenan cada semana “una media de entre 15 y 18 películas”, señala el presidente de la
Asociación de Distribuidores Independientes de Cine, Adicine, Miguel Morales. Teniendo en cuenta que el cierre de las salas va a prolongarse de 9 a 14 semanas, “hablamos de unos 150 estrenos frustrados, de los cuales algunos caerán y otros se aplazarán” hasta el otoño, el inviernos o la primavera próximos.
Los estrenos que sobrevivan y se aplacen se juntarán con muchos estrenos previstos para las mismas fechas. “El embudo será tremendo”, señala el presidente de la Academia de Cine y realizador Mariano Barroso. Si no se reorganiza el calendario muy bien, a saber cómo, la oferta superará con creces la demanda y es de suponer que los grandes perdedores serán los empresarios, artistas y técnicos implicados en los filmes más modestos.
También hay que considerar los miles de rodajes paralizados en todo el mundo (en España son 300, entre ellos 32 largos). Ese frenazo en las producciones abrirá huecos en las carteleras, pero parece complicado contar con ellos para reordenar las programaciones a conveniencia de todos: primero por la necesidad imperiosa de hacer caja que los inversores tendrán para cuando se restablezca (siquiera relativamente) la normalidad, y además por la hegemonía que siempre ejerce Hollywood, cuyas compañías imponen sus fechas de estreno a escala internacional y cuyos títulos son un aliciente necesario para esa parte finalista de la distribución local independiente y los exhibidores.
A partir de estas formulaciones de lógica aritmética, todo son incertidumbres. Por ejemplo: “No sabemos cuándo terminará la pandemia en Estados Unidos, donde los grandes estudios no querrán estrenar hasta que la recuperación sea completa y sepan que la gente volverá al cine en masa”, indica Adolfo Blanco, socio principal de la distribuidora A Contracorriente, que a su vez controla los cines Verdi. Eso por no hablar de cuántas salas podrán siquiera reabrir si las restricciones y los miedos por la epidemia retrasan la reanimación más allá de junio.
Blanco acaba de crear una “Sala virtual de cine” abierta a otros operadores y concebida para dar salida online, bajo pago por visión, a los estrenos previstos para estos meses en salas. Más de 80 empresas de cine se han adherido a la herramienta. Pero el sistema no sirve para la mayoría de películas españolas, casi siempre acogidas a unas ayudas del Estado que se condicionan al estreno en 40 salas y durante 16 semanas, antes de pasar a otros circuitos.
Una parte de los productores, a través de distintas asociaciones, han pedido al Ministerio de Cultura que flexibilice los condicionamientos que impiden el estreno online de películas que no han pasado por las salas. “Esta y otras regulaciones tra
EL NUDO DEL PROBLEMA
El cúmulo de estrenos amenaza con hinchar en exceso la oferta y causar una masacre
EL GOBIERNO PIDE TIEMPO
El ministro descarta ayudas por ahora, y el sector insiste en que no se trata sólo de dinero
BARROSO LLAMA A MOVILIZARSE “En vez de lamentarnos, debemos idear medidas que no incluyan sólo al Gobierno”
tan de defender el cine español frente a las plataformas y los gigantes de Hollywood, pero ahora que afrontamos un embudo de estrenos pueden tener el efecto contrario”, aduce el presidente del Club Europeo de Productores, el español Álvaro Longoria. Y añade que “en Francia, Italia o Polonia ya se han tomado medidas para facilitar los estrenos online” provisionalmente. Pero aquí el Gobierno se lo está pensando. Además, “muchas películas necesitan la sala, otras no tienen un acuerdo con las plataformas y para las más humildes el streaming no es solución”, precisa Barroso. “Hay mucho debate” al respecto, agrega.
El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, decepcionó el martes al sector cuando, tras una reunión de intercambio informativo y buenas palabras el lunes, afirmó: “Como dijo Orson Welles, primero va la vida y después el cine”. Es decir, no habrá medidas concretas para el sector mientras no se ponga fin a la crisis sanitaria. Uribes no respondió a la pregunta de por qué en otros países europeos sí hay ya ayudas específicas al sector y aquí no. Además, algunas de las soluciones que se le piden “no son económicas sino de regulación”, coincidían Longoria y Morales.
Los representantes de las distintas áreas de la industria oscilan entre la prudencia, porque “hay que dar un margen de confianza al ministro”, y el agobio creciente. “Habría que fijarse en las decisiones ya en marcha en otros países”, insiste Morales en nombre de las distribuidoras. Y opina que si el Ejecutivo no actúa pronto, “habrá que exigir que no nos abandone”. En la misma línea, Longoria avisa de que “o la situación se desbloquea enseguida o la hemos liado”. Y, con ironía, Blanco comenta que en el Ministerio “deben de estar reflexionando mucho”. La paciencia va a menos.
Para paliar los efectos del atasco de estrenos, los agentes de la industria no sólo buscan respuestas del Gobierno; también intentan coordinarse entre ellos. “Hemos de hacer frente al problema entre todos”, dice Blanco. Los demás coinciden. “No podemos quedarnos paralizados e instalarnos en el lamento. Hay que pensar en soluciones sin incluir sólo al Estado, que va a quedarse sin un euro”, concluye Barroso.
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