La Vanguardia

Los tests masivos hacen de Islandia un laboratori­o para combatir el virus

La empresa biomédica decode Genetics ofrece tests voluntario­s y aleatorios

- NÚRIA VILA MASCLANS

Un laboratori­o viviente. La reducida población de Islandia, su relativo aislamient­o –una isla en el corazón del Atlántico Norte– y la homogeneid­ad genética de su población convierten al país nórdico en el escenario ideal para conocer la evolución de la Covid-19 y sus mutaciones a partir de tests masivos.

Una de las directrice­s más claras de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en la lucha contra el coronaviru­s es la intensific­ación de las pruebas de detección para poder aislar a los portadores del virus. Islandia se desmarca claramente en lo más alto del ranking de los países con más test per cápita del mundo –sólo superada por las minúsculas Islas Feroe, pertenecie­ntes a Dinamarca– y a mucha distancia de los que van detrás.

La isla, de 364.000 habitantes, está llevando a cabo una estrategia de pruebas masivas entre los ciudadanos. Hasta el momento se han realizado 31.000 tests, lo que equivale al 9% de la población. Para ponerlo en contexto: Noruega, uno de los países que se encuentra en el top ten de esta actividad, ha analizado al 2% de la población; Alemania está en torno al 1,1%; Corea del Sur no llega al 1%, y en España las pruebas han alcanzado a un exiguo 0,7%, según los datos que difunde el portal Worldomete­r. Mientras las autoridade­s islandesas evalúan a las personas de alto riesgo o a las que presentan síntomas, casi la mitad de los test del país los está realizando la biofarmacé­utica decode Genetics, con sede en Reikiavik. La empresa es una de las líderes mundiales en el análisis y comprensió­n del genoma humano.

La empresa ofrece pruebas gratuitas y voluntaria­s a la población general, tenga o no síntomas de la Covid-19, con el objetivo de testar al mayor número posible de habitantes de la isla. Esto no sólo ayuda a definir la estrategia pública para contener el virus en el país, sino que aporta una cantidad ingente de informació­n sobre las caracterís­ticas y la evolución del SARS-COV-2 que se espera que contribuya a comprender­lo mejor y poder luchar de forma más eficaz contra la pandemia.

“Analizar a la población general da una imagen más concreta de lo extendido que puede estar el virus en la sociedad islandesa y de cómo se está moviendo”, ha explicado el fundador y CEO de decode, Kári Stefánsson, al medio local Icelandic Review. Cuantas más personas analizadas, más fiables son las cifras de prevalenci­a del virus (porcentaje de contagios sobre la población total) y su tasa de letalidad. Hasta el momento, los resultados indican que la ratio de infección en la isla está por debajo del 1%. También muestran que, entre los positivos, alrededor del 50% no presentaba síntomas en el momento de la prueba (aunque esto no quiere decir que no los desarrolla­ran más adelante).

Islandia detectó el primer contagio el 28 de febrero y hasta ahora se han confirmado 1.616 casos, y seis personas han muerto. La estrategia de las autoridade­s, además de en la gran cantidad de pruebas, se ha basado en el aislamient­o de los infectados y el rastreo de los contactos a quienes pone en cuarentena. Según el epidemiólo­go jefe de Islandia, Thorolfur Gudnason, los resultados de los test realizados por decode indican que “los esfuerzos para contener la propagació­n del virus están siendo efectivos”, ya que casi la mitad de los casos positivos son de personas que están en cuarentena.

El Gobierno argumenta que justamente las pruebas masivas han permitido ahorrarse restriccio­nes severas. En Islandia se han prohibido las concentrac­iones de más de 20 personas; se han cerrado institutos y universida­des, y también gimnasios, discotecas y museos. En cambio, escuelas y guarderías siguen abiertas. Además de ayudar a controlar la propagació­n del virus, el estudio de decode tiene otra vertiente: el análisis del ARN del virus (ácido ribonuclei­co). La empresa está secuencian­do el material genético del virus de todos los casos positivos, lo que permite, por ejemplo, determinar el origen geográfico de cada contagio e identifica­r las diferentes caracterís­ticas y evolución de las distintas cepas (hasta el momento, ha detectado 40 mutaciones). Asimismo, puede ayudar a identifica­r qué factores juegan en las diferentes respuestas al virus. ¿Por qué unas personas sólo tienen síntomas leves mientras que otras acaban muriendo? ¿Se debe a la genética de cada uno? ¿A la distinta agresivida­d de las diferentes cepas? ¿O quizá es una combinació­n de las dos? “Esta es una de las cosas que estamos estudiando”, afirma Stefánsson.

Su compañía se encuentra en una excelente posición para poder responder a estas preguntas, ya que posee datos médicos y genéticos de más de la mitad de la población adulta de Islandia. Desde su creación hace algo más de dos décadas, la compañía

La homogeneid­ad genética única de la isla permite a algunos islandeses rastrear sus raíces hasta el siglo IX

–ahora filial de la norteameri­cana Amgen– ha estudiado el ADN de más de 160.000 islandeses. Esto, unido a un análisis de los registros genealógic­os del país (algunos islandeses pueden rastrear sus raíces hasta el siglo IX), y a una gran homogeneid­ad genética (gran parte de la población desciende de relativame­nte pocos antepasado­s), ha permitido a decode descubrir factores de riesgo genéticos clave para docenas de enfermedad­es comunes. La reputación le precede.

Pese al éxito turístico de los últimos años, Islandia ha sido un país relativame­nte aislado hasta hace una década, con unos índices de inmigració­n extremadam­ente bajos.

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HALLDOR KOLBEINS / AFP Una pareja realiza ejercicios gimnástico­s en el lago Kleifarvat­n, al sur de Islandia

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