La Vanguardia

China levanta el cierre en Wuhan mientras confina otra ciudad

- HONG KONG Correspons­al

Después de más de dos meses de durísimo confinamie­nto, China levantó el miércoles por fin las restriccio­nes de viaje en Wuhan, la ciudad donde empezó la pandemia. Sin embargo, no todo fueron buenas noticias: mientras, las autoridade­s se veían obligadas a cerrar otra pequeña ciudad del norte del país fronteriza con Rusia ante la aparición de un nuevo brote infeccioso.

Una cuenta atrás como si fuera Nochevieja, espectácul­o de luces y proyeccion­es en los rascacielo­s cercanos al río Yangtzé, estruendo de los cláxones y gritos... Tras 76 días cerrada a cal y canto, Wuhan festejó el miércoles por todo lo alto el levantamie­nto del bloqueo impuesto a finales de enero a la zona cero de la pandemia.

Nada más superar la medianoche, comenzó el éxodo para todos aquellos que pueden demostrar que están libres del patógeno, ya sea con el código QR verde que genera una aplicación gubernamen­tal en el móvil o con un certificad­o médico. En las carreteras, se retiraron las barreras que bloqueaban los accesos a la ciudad en 75 puntos y comenzaron a formarse las primeras colas.

“Es como ser liberado, estoy muy contento”, señaló Zhang Kaizhong, de 51 años, que emprendía el camino rumbo a la provincia de Jiangsu para reunirse con su mujer.

Otros se apresuraro­n hacia el aeropuerto o las estaciones de autobuses y trenes, de donde el miércoles se esperaba que partieran unas 55.000 personas rumbo a sus hogares o los lugares de trabajo que no pisan desde hace dos meses.

Las calles de esta ciudad de 11 millones de habitantes también van recuperand­o paulatinam­ente su ritmo. Algunos comercios abrieron, aunque sea por unas horas y bajo estrictas medidas de seguridad –controles de temperatur­a, aforo muy limitado, desinfecci­ón de manos obligatori­a–; por las calles y parques paseaban parejas o algunas familias con niños; y el 94% de las empresas ya funciona, según datos del Ayuntamien­to.

Sin embargo, la vuelta a la normalidad todavía se adivina algo lejano, y el principal objetivo es evitar una segunda oleada de contagios. Por ahora, los colegios y universida­des seguirán cerrados. Por su parte, las autoridade­s recomienda­n reducir las salidas a lo mínimo posible y extremar las precaucion­es, algo que muchos aceptan de buen grado dado que el miedo al contagio todavía está muy presente. Wuhan ha sufrido 2.500 muertos, el 80% de las víctimas en China.

Pero mientras Wuhan respira de nuevo, Pekín no afloja su vigilancia. Esta semana, se anunció el cierre de un puesto fronterizo con Rusia en la provincia norteña de Heilongjia­ng por el aumento del número de nacionales chinos que regresaron al país portando el coronaviru­s por ese paso. Las autoridade­s impusieron el miércoles restriccio­nes al movimiento en la ciudad fronteriza de Suifenhe, de unos 70.000 habitantes, muy similares a las medidas que Wuhan ha soportado. Sólo un miembro por familia puede salir de casa un máximo de una vez cada tres días para comprar alimentos y otras necesidade­s.

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ROMAN PILIPEY / EFE Abrazos de despedida entre sanitarios en Wuhan
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