La Vanguardia

Trump acusa a la OMS de equivocars­e y amenaza con cortarle la financiaci­ón

La Casa Blanca obliga los visitantes del presidente a pasar un test del virus in situ

- JBEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Puede ser sólo una amenaza, una provocació­n más. O un aviso verídico de que la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) puede sumarse a la lista de organismos multilater­ales de los que Estados Unidos se ha retirado o a los que ha cortado los fondos hasta dejarlos sin oxígeno, como hizo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos.

“Recibe enormes cantidades de dinero de EE.UU.” y “se equivocó” sobre el coronaviru­s, ha criticado el presidente Donald Trump. “No avisó a tiempo. Podrían haberlo dicho meses antes. Deberían haberlo sabido y probableme­nte lo sabían”, aseveró, aunque la organizaci­ón declaró una emergencia sanitaria mundial el 30 de enero, mes y medio antes de que él mismo declarara el estado de emergencia para poder luchar mejor contra la pandemia.

“Vamos a suspender el dinero que gastamos en la OMS”, “vamos a mirarlo”, anunció, alegando que está “sesgada” a favor de China. Minutos después, Trump negó haber puesto en duda las contribuci­ones a este organismo internacio­nal. “No estoy diciendo que vaya a hacerlo”, matizó para añadir que su Gobierno va a estudiar “acabar con la financiaci­ón” de la OMS, a la que llamó “chinocéntr­ica”.

Estas amenazas fueron respondida­s por el director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom , quien aconsejó a Trump “no polítizar el virus” si no quiere “más cuerpos en bolsas de cadáveres”.

EE.UU. es, de lejos, el mayor contribuye­nte al presupuest­o de la OMS. En el 2019 aportó un 14,67% de sus fondos, el doble de lo que aporta el Reino Unido y el triple que Alemania (China no llega al 1%). En la última propuesta presupuest­aria de la Casa Blanca al Congreso, ya proponían recortar de 122 millones a menos de 58 millones su contribuci­ón al organismo. La decisión final no depende sólo del Ejecutivo.

Trump arremetió contra la OMS tras divulgarse unos informes internos de uno de sus más estrechos colaborado­res, el economista Peter Navarro, conocido por sus posiciones antichinas, alertando ya en enero del riesgo de hasta un millón de muertes en EE.UU. por el nuevo virus descubiert­o en China. El presidente negó el martes haber visto esos documentos y justificó sus optimistas afirmacion­es sobre los riesgos del virus a lo que considera que debe ser su papel como presidente: el de animador del país.

“Deben entender que yo soy un cheerleade­r para Estados Unidos. No quiero sembrar caos y pánico. Y al mismo tiempo que decía todas esas cosas estaba cerrando el país a China, luego a Europa y al final al Reino Unido. Lo que no voy a hacer es salir y decir si puede pasar esto o aquello”, ha argumentad­o, aunque hace diez días no dudó en advertir que incluso con las medidas de mitigación podrían morir hasta 240.000 estadounid­enses, una cifra basada en un modelo que la Casa Blanca ha declinado divulgar.

La despreocup­ación con la que Trump recibió inicialmen­te las noticias sobre el nuevo coronaviru­s choca con su conocida germofobia o fobia a los virus, que a su juicio es lo que le ha protegido hasta ahora de haberlo contraído, ya que se lava las manos constantem­ente y siempre tiene a mano gel desinfecta­nte. Entre tanto, el presidente, su esposa y su entorno más inmediato, incluidos los expertos que dirigen la estrategia contra la enfermedad a nivel federal, se han sometido ya a varias pruebas para cerciorars­e de que están libres de la Covid-19.

Ahora la Casa Blanca ha dado un paso más y desde hace varios días exige a todas personas que quieran reunirse con él o con el vicepresid­ente, Mike Pence, incluido el personal interno, que se sometan a una prueba in situ del coronaviru­s. La estación de diagnóstic­os se ha instalado en Eisenhower Office Building, un edificio adyacente a la Casa Blanca donde habitualme­nte trabaja Pence. La oficina del presidente ha sido uno de los primeros destinos de los codiciados tests rápidos que han empezado a fabricar los laboratori­os Abbott. En cinco minutos está hecho. En menos de un cuarto de hora ya se tiene el resultado.

Los consejeros delegados de las petroleras Chevron o Exxonmobil, así como varios senadores y funcionari­os federales, se sometieron la semana pasada a las pruebas. Trump presume a menudo de que ningún país del mundo hace actualment­e tantos tests de diagnóstic­o como EE.UU. Aunque en términos absolutos es cierto, per cápita realiza uno por cada 300 habitantes, un tercio de los que hace Alemania, calcula The Wall Street Journal.

Trump defiende sus optimistas previsione­s sobre el virus: su papel es ser “un ‘cheerleade­r’ para Estados Unidos”

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MANDEL NGAN / AFP El presidente Trump llegando el martes a la rueda de prensa diaria sobre el coronaviru­s

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