Una “sanidad de élite” hace de los negros los más castigados por el virus
La alarma se extiende por EE.UU. Varios estados certifican que el coronavirus está infectando y matando a los afroamericanos a niveles desproporcionados.
Según los expertos, todo esto no es más que el reflejo de un racismo sistémico y de una desigualdades estructurales. Los afroamericanos son los más se exponen al virus en estas circunstancias por desempeñar labores esenciales, y mal pagados.
Además, en una sociedad con una sanidad para la élite que la puede pagar, los negros disponen de peores seguros médicos –los que tienen– y gozan de una salud con condiciones pre existentes –obesidad, presión alta y diabetes– en la que se ceba el virus.
Los prejuicios raciales, que les veta un mejor cuidado, se ha concretado a la hora de acceder a los test para detectar el patógeno.
“Sabemos demasiado bien que hay disparidades en la sanidad marcadas por líneas raciales y lo mismo es cierto con el virus”, señaló Ngozi Esike, directora del Departamento de Salud Publica de Illinois. Esto se ha concretado en su menor acceso a los test de detección del patógeno.
En una de sus rituales ruedas de prensa, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, calificó al coronavirus como “el gran igualador” al no discriminar a la hora de infectar. Este miércoles matizó que “los pobres pagan el precio más caro”. Dejó una imagen para ilustrar que la injusticia social es otra pandemia. “Cuando el huracán Katrina, los refugiados en los tejados no eran los blancos”, remarcó.
La Covid-19 no ha hecho más que subrayar esta circunstancia.
“Estos números te dejan sin respiración”, afirmó la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, la primera negra con la vara de mando en esta ciudad. Los afroamericanos acumulan más de la mitad de los infectados en Chicago y el 72% de los muertos, cuando no son ni un tercio de la población.
“Es lo más sorprendente que he visto”, añadió Lilghtfoot. En su estado, en Illinois, el 43% de difuntos y el 28% de los que han dado positivo son afroamericanos, y esta comunidad sólo representa 15% de los residentes.
En Michigan, el 33% de los casos y el 40% de fallecidos son negros, pese a ser el 14% de la población. En el condado de Milwaukee, que enmarca las grandes ciudades de Wisconsin, los negros cuentan el 70% de las muertes pero el colectivo no supera el 14% de habitantes. En Nueva York, el 18% de muertos corresponde a los negros, en una población del 9%, mientras que en la Gran Manzana es el 28% cuando representan el 22% del censo.
Este pasado martes, el presidente Donald Trump se hizo eco por primera vez de esa desproporción. “¿Por qué es tres o cuatro veces más (el impacto) para la comunidad negra en comparación a otras personas?”, se preguntó. “No tiene sentido”, se respondió. “Estamos haciendo todo lo posible en nuestro poder para abordar este desafío, que es un desafío tremendo”, reiteró y prometió un próximo estudio que concrete esta incidencia.
Según Anthony Faucie, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Contagiosas, y la cara de la ciencia en la Casa Blanca, “esta crisis arroja una luz sobre cómo de inaceptables son estas disparidades”.
Los afroamericanos están más expuestos al hacer tareas esenciales y tener poco acceso a la atención médica