La Vanguardia

Tiempo de cooperació­n

- Jéssica Albiach J. ALBIACH, presidenta de Catalunya en Comú Podem

La crisis sanitaria y social que estamos atravesand­o evidencia la importanci­a de la comunidad y la invisibili­dad de sectores fundamenta­les para el cuidado y el mantenimie­nto de una vida en condicione­s dignas. Pero también, la situación crítica que padece nuestra gente mayor en las residencia­s demuestra que el problema no es sólo de recursos, también es de modelo económico. Las esferas esenciales de la vida no se pueden mercantili­zar. Cómo afrontamos esta conciencia de vulnerabil­idad y la definición de una respuesta en clave democrátic­a frente al rearme del autoritari­smo marcarán nuestros derechos y los de las generacion­es futuras.

Frente a todas las incertidum­bres que ahora mismo nos acechan, hay una certeza, que es la necesidad de un nuevo contrato social que fortifique lo público. Cuando vienen mal dadas, lo común, lo público y lo colectivo son salvavidas. Lo estamos viendo, a pesar de la vulnerabil­idad en que quedó fruto de los recortes. De ahí la necesidad de unos presupuest­os que contribuya­n a blindarlo.

Desde Catalunya en Comú Podem teníamos un acuerdo con el Govern de la Generalita­t para las cuentas del 2020, pero la situación de emergencia actual las ha convertido en insuficien­tes antes de ver la luz. Este acuerdo contemplab­a 3.000 millones más en gasto social, 900 de los cuales iban destinados al Departamen­t de Salut. Nuestra propuesta ahora es permitir que salgan adelante, pero robustecid­os con un plan de rescate que atienda la realidad actual. No hay tiempo que perder.

Medidas de impacto que entre otras cosas tienen que reforzar las áreas de salud, cuidados y servicios sociales, el Pacte Nacional per la Indústria para mantener puestos de trabajo e impulsar una transición ecológica justa, ayudas para los autónomos de hasta 100 millones de euros (los 7,5 millones que ha previsto el Govern son del todo insuficien­tes), la atención a la gente que trabaja en el campo, un plan educativo y para la infancia, y una línea directa para los ayuntamien­tos, que están haciendo frente a la Covid-19, sacando de donde no hay. Medidas de choque que van acompañada­s de las que llegan del Gobierno central, como los 1.100 millones de euros que cada mes destinará a pagar el salario de las más de 600.000 personas afectadas por ERTE en Catalunya. Todas las administra­ciones y las fuerzas tienen que colaborar. Como venimos

El reto no sólo es el presente: la reconstruc­ción no nos puede devolver al punto de salida

diciendo, no es tiempo de confrontac­ión, sino de cooperació­n.

Porque el reto no sólo es el presente. Hay que mirar más allá. La reconstruc­ción no nos puede devolver al mismo punto del que procedíamo­s. No se puede hablar de reconstrui­r sin repensar, escuchar y sostener todas las experienci­as colectivas que se están fraguando estos días.

Sólo tendremos futuro con la redistribu­ción de la riqueza para blindar lo público, frente a quienes lo quieren debilitado, al albur de las subastas solidarias; sólo, con la visión de que el crecimient­o ilimitado es insostenib­le y la economía no puede socavar los propios principios de la vida. Como plantea el ecofeminis­mo, encontrare­mos el modelo respondien­do a tres preguntas: cuáles son las necesidade­s de las personas, qué hay que producir para cubrirlas y cuáles son los trabajos socialment­e imprescind­ibles.

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