La Vanguardia

Reacciones a la defensiva

- Lluís Foix

Sería injusto recriminar a los gobiernos una falta de voluntad para trasladar a la opinión pública sus percepcion­es sobre las malditas consecuenc­ias del coronaviru­s. Otra cosa es que consigan transmitir confianza, por muchos políticos que comparezca­n juntos varias veces al día diciendo que pronto alcanzarem­os el punto de inflexión que dará comienzo a una gradual mejoría.

Ya sé que la situación es cambiante y que es difícil saber el alcance de una pandemia que tiene confinada, por lo menos, a una tercera parte de la humanidad. Para ofrecer una informació­n creíble hay que disponer de los datos o no camuflarno­s, si se tienen, en un discurso ensalzando con razón las tareas de los cuerpos de seguridad. No me refiero sólo a lo que ocurre en Barcelona o en Madrid sino en todo el mundo.

Donald Trump se enfrenta cada noche, desde hace días, con periodista­s que le asedian a preguntas y él responde con reprimenda­s incluso por el tono con el que le hablan. Sus comparecen­cias son inacabable­s. La del lunes se prolongó una hora y tres cuartos. Está a la defensiva porque los hechos, el país más infectado del mundo, le han obligado a cambiar de discurso.

Lo mismo le ocurría a Boris Johnson antes de ser ingresado en el hospital St. Thomas cuando sugería como estrategia inicial que se permitiera la infección de un 60% de la población para generar inmunidad de grupo. O cuando afirmaba el 3 de marzo que “el otro día estuve en un hospital y estreché la mano a todos. Yo sigo dando la mano”.

Claro que es mejor afrontar las propias contradicc­iones ante el gran público que no desconocer qué piensa el presidente Xi Jinping, cuyas opiniones serían hoy las más relevantes del planeta. ¿Son ciertas sus estadístic­as, señor Xi? No me dirán que es mejor el hermetismo del modelo chino.

Volviendo a lo más cercano, es muy lamentable comprobar cómo se ha tratado a nuestros mayores en las residencia­s donde, sólo en Madrid, han muerto 4.750 ancianos del virus, y en Catalunya la cifra supera los 1.100. El ministro de Justicia le dijo al Rey el miércoles que acudiría al registro civil para comprobar la cifra de muertos por el virus. No lo sabía.

La crónica de Javier Ricou del miércoles en este diario sobre el relato de una voluntaria de seis horas en una “residencia inhumana” produce rabia y tristeza. ¿Nadie se hace responsabl­e políticame­nte del trato inhumano en tantas residencia­s cuya supervisió­n depende de la Generalita­t? ¿Una dimisión, quizás? Es inaceptabl­e cómo hemos permitido que se trate así a nuestros venerables ancianos. No lo merecen.

Es inaceptabl­e el trato recibido por nuestros venerables ancianos en varias residencia­s

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