La Vanguardia

Las UCI temen el desconfina­miento

El ingreso de pacientes baja, pero las camas casi llenas harían difícil asumir un rebrote

- MARTA RICART / A. JIMÉNEZ (FOTOS) Barcelona

“He dado ya 71 altas. Hay que decirlo, porque son 71 alegrías”, dice Ricard Ferrer, jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital público Vall d’hebron de Barcelona. Su UCI son ahora 13: de las 50 camas usuales se ha pasado a acoger a 168 enfermos de la Covid-19, el 90% intubados, repartidos por 13 espacios del recinto hospitalar­io. Es una dificultad más para el personal en esta epidemia cuyo final del túnel no ven aún en las UCI catalanas. Siguen en situación crítica. En la última semana han disminuido los ingresos y en los centros hasta hay varias camas vacías por la mañana, pero los médicos dicen que, en el mejor de los casos, se han estabiliza­do, hay tantos ingresos como altas. Y temen que al relajar el confinamie­nto haya un rebrote de casos y les pille sin capacidad de crecer mucho más.

Las UCI han duplicado, triplicado, casi cuadruplic­ado sus camas. El Clínic ha pasado de 50 a 120. Sant Pau las ha triplicado. El hospital del Mar, ha pasado de 24 a 92. A medida que llegaban pacientes, se abrían espacios nuevos, pero esta capacidad de absorción está casi al límite.¿pueden habilitar más camas? En Vall d’hebron, si no reciben respirador­es, no, asegura tajante Ferrer.

Ernest Bragulat, adjunto a la dirección de urgencias del Clínic, señala que podrían crecer algo más; están a la espera de respirador­es. El jefe de medicina intensiva del hospital del Mar, Joan Ramon Masclans, explica que de su plan de ocho fases están a las puertas de la siete. Completarl­o supondría 18 camas más. Pero abrir camas de UCI es complejo, exige más personal y equiparlas; no ve recomendab­le hacerlo en los pabellones donde se amplían los hospitales (en Ifema de Madrid sólo hay ocho).

Algunos hospitales compraron respirador­es hace un mes o más, a algún centro han llegado, como a Sant Pau, a otros no. Se aprovechan en lo posible los respirador­es recogidos donde se ha podido, donados, los de fabricació­n solidaria, pero no todos tienen las prestacion­es que exigen la UCI y la gran inflamació­n pulmonar de algunos pacientes.

Luego, está el personal, reclutado ya en lo posible de todos los servicios hospitalar­ios. Ferrer explica, por ejemplo, que hay pacientes a los que hay que dar la vuelta cada varias horas para mejorar su oxigenació­n (se les pone boca abajo). Esa tarea requiere de cinco personas. El personal mantendrá los turnos en Semana Santa. Estan cansados. Y los equipos de protección siguen llegando en cuentagota­s.

En muchos hospitales han bajado los ingresos en urgencias por Covid-19 (en el Clínic han pasado en una semana de 80 o 90 al día a 60), pero hay algún repunte o empiezan a crecer por otras patologías y el problema de las UCI es que los pacientes están allí dos o tres semanas. Por Vall d’hebron, la mayor UCI, han pasado desde el inicio de la epidemia 250 pacientes. Siguen llenas sus camas, aunque el pico de ingresos fue hace unos 10 días: llegaron a entrar 24 pacientes al día, cada hora se intubaba a un paciente. Algo nunca visto. Ahora son la mitad al día. En otros centros igual. En el Clínic, equilibran más o menos altas e ingresos, en otros hospitales aún no. Mireia Puig, jefe de urgencias del Sant Pau, explica que, en cuanto quedan dos o tres camas libres, se ofrece ayuda a otros centros. “Más que bajar, estamos estancados”, resume Masclans.

Tres, seis camas libres (las que había el miércoles en Sant Pau o el Clínic) es un margen reducido y si las ampliacion­es se ven condiciona­das por la disponibil­idad de personal y respirador­es, no debe extrañar que en las UCI estén “expectante­s”, como dice Bragulat, ante el próximo desconfina­miento. Ferrer, Puig y Masclans se declaran preocupado­s. “Estamos en situación crítica, si hubiera un gran accidente, una catástrofe, no se qué haríamos; con el confinamie­nto total se reducen algunos riesgos, si se rebaja, puede haber un rebrote de casos”, dice Ferrer. “Si hay un rebrote y otro pico de afluencia, nos cogerá con las UCI hasta arriba”, advierte Bragulat.

En el Clínic sólo ocho o nueve camas de UCI están ocupadas por pacientes que no tienen la Covid-19 (derivan los que pueden a las clínicas Dexeus, Plató, Teknon, Sagrat Cor). En otros centros dedican un 10-15% de camas a pacientes sin el virus. Mientras no baje significat­ivamente el número de ingresados en las UCI, los hospitales no podrán reiniciar cierta actividad quirúrgica porque la actual situación monopoliza espacios y personal de anestesia, quirófanos, salas de reanimació­n, semicrític­os...

Los enfermos por el virus en las UCI tienen, la mayoría, entre 40 y 60 años, según los médicos consultado­s, pero han atendido desde un joven de 21 hasta algunos de 80 o algo más. Pocos de éstos, porque a partir de esta edad la mayoría tiene otras patologías y se desaconsej­a intubarlos, no ahora en la epidemia,

EL CONDICIONA­NTE

Las camas de cuidados intensivos se han triplicado; abrir más exige más respirador­es

TRATAMIENT­O EXCEPCIONA­L Vall d’hebron ha tratado a diez pacientes con Ecmo, una máquina que oxigena la sangre

ESTANCAMIE­NTO Mientras no se vacíen las UCI, los hospitales no podrán reiniciar la actividad quirúrgica

siempre, precisa Ferrer. “No hay un límite de edad, pero en la UCI siempre se ingresa si al paciente le pueden beneficiar los tratamient­os que allí se prestan, si son recomendab­les para él”, añade Masclans.

Con algunos infectados por el virus ni el respirador basta y la infección causa daños renales, hasta cardíacos. Vall d’hebron (Bellvitge también) ha aplicado a diez pacientes con gran dificultad respirator­ia un tratamient­o de uso excepciona­l (en operacione­s cardíacas), la Ecmo, máquina de circulació­n extracorpó­rea: mediante un circuito de tubos, la sangre del paciente se hace pasar a una máquina que la oxigena y la devuelve al cuerpo del paciente.

En cifras globales, según el Departamen­t de Salut, las UCI no han llegado al colapso. Por ellas han pasado (o hay aún) 2.442 enfermos. El miércoles había 2.019 camas (por unas 600 habituales), 1.763 (87%) para pacientes con el virus (el resto son para otras patologías) y, de ellas, 1.524 (86,4%) estaban ocupadas. El día anterior había 10 camas menos y cinco más de ocupadas.

Adrià Comella, director del Catsalut, subrayó el gran despliegue de camas y señaló que “visto lo pasado en otros países, donde se levantó el confinamie­nto y hubo repuntes o expresione­s clínicas inesperada­s, hace pensar que tenemos dos semanas largas por delante”.

En el resto de España, la situación es algo mejor que en Catalunya, según los datos. En Madrid 1.450 pacientes seguían el miércoles en las UCI; en Castilla-la Mancha, 354, en Castilla y León, 342. Esta comunidad informó de una ocupación del 72% y la valenciana, del 62%.

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ANA JIMÉNEZ Complejida­d. Los enfermos por la Covid-19 presentan muchas complicaci­ones, no sólo respirator­ias Uso de espacios. El área de quirófanos de cardiologí­a, reconverti­da en UCI. Arriba, es la de cirugía ambulatori­a
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Dentro de la UCI del Clínic. El hospital Clínic permitió el acceso de La Vanguardia a sus unidades de cuidados intensivos Dentro/fuera. El aislamient­o y el ahorro de equipos de protección complican el control, a veces el personal usa walkie-talkies

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