La Vanguardia

¿Por qué empezamos a saltarnos el confinamie­nto?

- Ingeborg Porcar Y equipo UTCCB/UAB – Centro experto IMA – Consorci Sanitari de Barcelona @UTCCB

Por ejemplar que esté siendo el comportami­ento de muchos ciudadanos, estos días, con la llegada de lo que serían las vacaciones de Semana Santa, es innegable que estamos viendo que se está relajando el confinamie­nto. No es ya sólo el hecho de que hay personas intentando ir a sus segundas residencia­s, sino que también en la calle es visible que hay más movimiento. La respuesta ha sido el endurecimi­ento de los controles de la policía, la informació­n sobre las multas y ciertas regañinas públicas.

Pero a mi entender es mucho más práctico tratar de entender por qué se está relajando la práctica del confinamie­nto y, esto es esencial, qué podemos hacer para que no siga ocurriendo. Porque los expertos nos van advirtiend­o que aún no es momento de relajarnos.

A mi entender se juntan diversos factores: uno de los principale­s el cansancio de llevar encerrados casi 4 semanas. Pero también hay otros motivos, entre los que veo, por ejemplo, que quizá ni hayamos sabido explicar bien por qué el confinamie­nto nos protege tanto. Si las personas tienen que hacer el gran sacrificio de permanecer en casa, encerrados, con los niños desde hace una eternidad sin poder salir a correr y destensars­e a los parques, necesitan entender muy bien cuál es la relación entre permanecer confinados y eso de aplanar la curva. Más que nada porque, además, siguen muriendo muchas personas cada día y algunos pueden dudar de la efectivida­d de la medida. Un tercer factor creo que tiene que ver con que hemos empezado a hablar muy pronto del fin del confinamie­nto. Con la necesidad que tenemos todos de ver el final de esta situación, que nos hablen ya ahora del final del confinamie­nto, pero lo coloquen en un futuro muy incierto y por concretar resulta algo contradict­orio. Y por supuesto no nos ayudan los debates de los expertos con ideas contradict­orias, como el que se está librando, por ejemplo, sobre el uso de las mascarilla­s. Oír a los expertos competir por la verdad inquieta.

Voy a atreverme a ofrecer un consejo. Cuando gestionamo­s una crisis podemos pedirle a la población casi cualquier cosa, como por otro lado estamos viendo en las últimas semanas. Pero no debemos pedir que los ciudadanos nos obedezcan, sino ganarnos su colaboraci­ón cada día mediante el liderazgo informativ­o tan necesario ante la desinforma­ción de las redes. Multar a los infractore­s puede ser útil, pero no puede ser el único camino. Parafrasea­ndo a Gemma Nierga, mi consejo a expertos y gestores es: ustedes que pueden, explíquens­e. Pero explíquens­e bien, por favor.

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