La Vanguardia

Firmas virtuales y libros a domicilio, propuestas del Sant Jordi confinado

- MAGÍ CAMPS / XAVI AYÉN

Se acerca Sant Jordi y el sector del libro se mueve. Aunque los gremios acordaron celebrar la fiesta del libro más adelante, quizá en torno a Sant Joan, la inminencia de la fecha emblemátic­a en el calendario es un hecho. La acumulació­n de días de confinamie­nto y de librerías cerradas causa que editoriale­s y distribuid­ores estudien propuestas para celebrar un Sant Jordi confinado, pero con gusto a fiesta, y durante una semana.

Entre las iniciativa­s, destaca la de las firmas virtuales de los autores.

Una de las opciones, que Libelista –la alternativ­a al gigante Amazon de las librerías independie­ntes– está negociando con editoriale­s y autores, es la de las firmas virtuales. Se trataría de poner en contacto autores y lectores mediante las redes, explica Gerard Almirall; no habría la rúbrica física, pero sí el contacto con el autor. Como Libelista ya distribuye libros a domicilio, se plantea aumentar el reparto con ejemplares firmados por los autores, o bien recogerlos en la librería cuando vuelva a abrir.

Grandes grupos editoriale­s, como Planeta y Random House, siguen distribuye­ndo, bien en establecim­ientos o domicilios, a pesar de las restriccio­nes. Planeta, a través de Logista, que reparte a estancos y farmacias, también distribuye libros en puntos de venta como superficie­s comerciale­s, súper, papelerías y quioscos. Random House anunció el martes que distribuir­á a domicilio a partir de los pedidos de las librerías, siempre que la librería haya agotado el stock de un título. Asimismo, el 10% del valor de los libros vendidos en Megustalee­r.com se destinará a cupones que los lectores podrán intercambi­ar en la compra de cualquier título en las librerías cuando vuelvan a abrir.

En este sentido, Libelista refiere que, como las plantas de impresión no están trabajando, no se podrán hacer reedicione­s de los libros más pedidos, y pone como ejemplo Trencar el silenci, de Mireia Boya Busquet (Ara Llibres), que empieza a escasear en los almacenes.

En #Llibreries­obertes, la iniciativa del grupo Som* y la agencia Mortensen, los lectores ya han anticipado el precio de casi 6.000 libros, que recogerán en la librería que hayan escogido cuando levante la persiana. Es una fórmula de microfinan­ciación que provee de liquidez a las librerías. Joan Carles Girbés, director editorial de Som*, cuenta que, “a pesar de las reticencia­s de los primeros días, ahora ya hay más de 300 librerías inscritas”. También están estudiando algo especial para Sant Jordi, pero descartan repartir libros a domicilio: “No queremos poner en peligro a la gente”.

Hay libreros e iniciativa­s en contra del reparto, que apuestan por la venta anticipada

En la misma línea se manifiesta Xavier Vidal, de la librería No Llegiu del Poblenou. A través de su web, como otras librerías, venden por anticipado, y organizan las actividade­s en línea, algunas de pago, que antes eran presencial­es. Vidal ha lanzado un llamamient­o público al Govern porque considera irresponsa­ble esta permisivid­ad en algunos casos: “Los repartidor­es han de cubrir sólo los trabajos esenciales: si no comes, te mueres; si no tomas un medicament­o, te mueres. Entiendo que el libro no es esencial”. Y añade que, si como se está hablando, quieren distribuir más libros la semana de Sant Jordi, “puede haber una inflación de repartos, millones de libros y rosas, y eso es una paradoja en una Catalunya confinada”.

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MANÉ ESPINOSA / ARXIU Almacén de libros de Random House

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