El PP atrasa la cita con Sánchez para unos nuevos pactos de la Moncloa
Sánchez emprende hoy reuniones con el resto de partidos para iniciar el diálogo
Pedro Sánchez iniciará hoy una ronda de contactos con los grupos parlamentarios para buscar un pacto por la reconstrucción. Pablo Casado, líder del PP, se hace de rogar después de enterarse de la cita por los medios.
El Gobierno emprende hoy el camino hacia lo que denomina un pacto de reconstrucción económica y social –lo que se ha bautizado como unos nuevos pactos de la Moncloa– con reuniones cerradas en las próximas 48 horas con los grupos parlamentarios de Unidas Podemos, Ciudadanos, PNV, ERC, Jxcat y EH Bildu. Y con una notable ausencia: el PP. Irá, pero no ahora.
Los populares están buscando aún un acomodo en el nuevo marco creado por el Gobierno con su oferta de pacto de largo recorrido, y ayer eligieron enfriar el ímpetu de la Moncloa trasladando a los primeros días de la próxima semana la reunión con Pablo Casado, un encuentro que el presidente Pedro Sánchez quería que abriera la ronda de contactos.
La afinación del PP se mantiene en clave de ofensiva al Gobierno de coalición, y ayer todos y cada uno de los diputados populares que intervinieron de forma sucesiva le echaron en cara al Ejecutivo los muertos de la pandemia, desde el presidente del partido, a su portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, pasando por el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, así como los diputados José Ignacio Echániz y Cuca Gamarra, mencionaron expresamente la ratio de muertos por millón de habitantes como resultado de la gestión del estado de alarma. Por el otro lado, la coordinación no fue menor: uno tras otro los miembros del Gobierno, del presidente a la ministra de Educación, Isabel Celáa, pasando por el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, el ministro de Sanidad, Salvor Illa, el de Interior, Fernando Grande-marlaska, la de Trabajo, Yolanda Díaz, la de Hacienda, María Jesús Montero... todos tendieron la mano al PP para afrontar juntos un pacto de reconstrucción.
La ofensiva de los populares quedó en un territorio extraño, muy lejos del tono empleado por el resto de grupos participantes en la sesión de control –críticos con la gestión, pero evitando elevar el discurso con notas necrófilas–, por una parte, y a la vez, en tanto impugnación, fue desbordada por la enfebrecida intervención de la diputada de Vox Macarena Olona, que habló en términos guerracivilistas de la instauración solapada de un régimen comunista en España y tildó de “Gestapo” a un puñado de medios de comunicación. Su compañero de formación, Juan Luis Steegmann, directamente acusó al Gobierno de convertir el país “en un tanatorio”. A la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, parece abrírsele una ventana de oportunidad cada día un poco más ancha. Ayer su portavoz, Edmundo Bal, a menudo efusivo en sus formas, parecía dudar entre descargar toda la artillería contra el Gobierno o templar el ademán.
Acabado el pleno, los populares lanzaron una nota de prensa que echaba gasolina al fuego. Confirmaban que acudirían a la cita, pero señalaban, por una parte que lo urgente es un “plan de choque” –una expresión política que los ayuntamientos populares pusieron de moda en los noventa y que básicamente aludía a modificaciones de planeamiento urbanístico– contra la pandemia, y que los acuerdos de medio plazo deberían cobijarse en comisiones parlamentarias ordinarias, y no en la solemnidad del diálogo que pretende Sánchez. “La base para cualquier acuerdo es la confianza, pero ya nadie se fía de él”, dónde “él” es el presidente del Gobierno. Proseguía: “Ha engañado tanto a tanta gente que ya no le creen ni sus propios socios”.
El Gobierno, por su parte, no exhibió ayer fisura alguna, a pesar de la andanada lanzada por la Fundación FAES de José María Aznar 24 horas antes –señalando que Casado debía acudir a la reunión con Sánchez a cantarle las cuarentas al presidente y a exigir la cabeza de Pablo Iglesias en bandeja de plata–, o precisamente por ella. Más bien al contrario. El anuncio de la incorporación de los cuatro vicepresidentes al comité técnico de gestión de la pandemia camina en idéntica dirección.
Ante las reuniones de hoy, el escepticismo es la nota dominante. La iniciativa del presidente del Gobierno no sólo está obligando al PP a redefinir sus objetivos inmediatos sino que está provocando debates internos similares en casi todas las formaciones políticas, que no dejan de enviar señales de recelo y desconfianza sobre las intenciones últimas del Ejecutivo. Es elocuente en tal sentido el comunicado de Esquerra Republicana de Catalunya que señala que, para unos pactos de la Moncloa que apuntalen los consensos de la transición, no cabe contar con ERC, y añade que “la reconstrucción pasa por pensarla en clave catalana, mirando al futuro, fortaleciendo el Estado de bienestar y construyendo un estado en Catalunya”. Unos acuerdos de largo plazo no estaban en las cartas náuticas y ahora hay que reescribirlas para evitar farallones y bajíos. Excepto Vox, que ya ha dicho que no piensa zarpar.
ALTERNATIVA
El PP pide un “plan de choque” y que Sánchez lleve su plan a comisión parlamentaria
DESCONFIANZA Y ASISTENCIA Todos los grupos excepto Vox y PP han aceptado la cita con el presidente Sánchez