La Vanguardia

DE HÉROES A VILLANOS: EL ACOSO A SANITARIOS

Profesiona­les que desarrolla­n actividade­s de riesgo frente al coronaviru­s padecen el rechazo de algunos de sus vecinos

- ENRIQUE FIGUEREDO

Una de las más miserables muestras del miedo, el odio al otro, se manifiesta en la agresión sufrida por Silvana Bonino, ginecóloga barcelones­a, quien ha denunciado la realizació­n de esta pintada en su coche por parte de alguien de su propia comunidad. Otros sanitarios o cajeras de súper sufren también el rechazo de vecinos que temen ser infectados.

Sería un consuelo tener la certeza de que se trata de reacciones sólo inspiradas por el miedo, por el pánico, pero la sospecha es que también lo estén siendo por la maldad. La doctora Silvana Bonino, cuyo coche apareció en el aparcamien­to de su domicilio con una pintada en todo el lateral (en la foto) que rezaba “rata contagiosa”, ya ha tomado una decisión al respecto: “Tengo alguien con mucha maldad que vive muy cerca porque es un vecino de la propia comunidad”.

La doctora es ginecóloga y trabaja en Barcelona. No ha querido dejar pasar por alto el ataque y ha denunciado el caso ante los Mossos d’esquadra. Dos de las ruedas del vehículo también estaban pinchadas. Bonino afirma que al ver lo ocurrido se quedó en shock. “Al principio, no me lo podía creer, no entendía nada. Sentí sorpresa y tristeza”, dijo a Efe.

El caso de la doctora Bonino no es el primero de la lista de aquellos profesiona­les vinculados de una u otra forma en la lucha contra el coronaviru­s que han sido episódicam­ente víctimas de agravios o estigmatiz­ación por realizar sus labores fuera de casa en situación clara de riesgo como son enfermeros, personal de servicio en supermerca­dos, miembros de las fuerzas de seguridad o de las fuerzas armadas. La solidarida­d de que mayoritari­amente la sociedad ha hecho gala adolece en el relato de estas vivencias.

Ismael Rodríguez es un soldado profesiona­l con base en la Comunidad de Madrid. Tiene 23 años. Está llevando a cabo diferentes trabajos en el hospital de campaña de Ifema y está muy orgulloso “del peso del uniforme en estos casos”.

Como muchos jóvenes de su edad, no cuenta todavía con vivienda propia y alquila un habitación en un piso le pareció una solución aceptable. Con los cambios de destino, frecuentes cuando se empieza en la carrera miliar, es una buena solución. Convivía con su casera en una vivienda de Colmenar Viejo, pero ha tenido que dejar el piso por presiones insoportab­les de la propietari­a. Llevaque ba viviendo allí algo más de un año y hasta declararse la crisis pandémica la convivenci­a había sido buena. “Cuando entré a vivir, ella ya sabía a qué me dedicaba”, comenta el soldado.

“La situación fue de menos a más. Al principio, me insistía una y otra vez en que me lavara las manos, después que estuviera en casa con guantes, más tarde me pedía

no saliera de mi habitación hasta que acabó por decirme que tenía que marcharme. Si no hubiera encontrado alojamient­o en mi cuartel, no sé que hubiera podido hacer. Creo que fue una reacción de pánico por su parte”, concluye el joven militar.

“Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos que te busques otra vivienda mientras dura esto”. Esta es una parte del anónimo que recibió por debajo de la puerta de su casa en Cartagena Míriam Armero, cajera en un supermerca­do de la ciudad murciana. “La cogió mi hijo de diez años y se puso a llorar”, afirma Armero en un vídeo colgado en las redes sociales. “Por supuesto que no me voy a ir de mi casa, nosotros (empleados de supermerca­dos) también estamos en riesgo”, relataba. “Gracias a nosotros, vosotros coméis cada día”, remató en una nota de respuesta que colgó en la escalera.

“No me tenéis que venir dando lecciones de limpieza cuando soy la primera que al llegar a casa no puedo darle un beso a mis hijos hasta que no me he limpiado y desinfecta­do”, subraya en su escrito.

La redes sociales van llenas de otros muchos textos en los que los internauta­s reprochan estas actitudes insolidari­as y ponen en valor el trabajo de todos estos señalados héroes.

Personal sanitario, de supermerca­dos y también uniformado­s, entre los objetivos de los ataques

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MARTA PÉREZ / EFE
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EFE Ataques. Ala izquierda, el aspecto del coche de la doctora Silvana Bonino. Sobre estas líneas, el texto que encontró un médico
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residente del hospital La Mancha Centro en la puerta de su piso, en la localidad de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real

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