Las mentiras en las redes amenazan la libertad de información
La proliferación de mentiras vinculadas a la pandemia pueden acabar perjudicando a la libertad de información.
El Centro de Investigaciones Sociológicas hizo público ayer el barómetro adelantado de abril dedicado casi íntegramente a la crisis de la Covid-19. Según este sondeo, el 66% de los 3.000 participantes en esta muestra consideran que habría que controlar las informaciones estableciendo sólo una fuente oficial para evitar la proliferación de mentiras.
Más allá de que la formulación de la pregunta es como mínimo discutible, la respuesta es relevante y en cierto sentido contradictoria con el hecho de que casi la mitad de los españoles –de acuerdo con esta muestra– no confían en la gestión del Gobierno en esta crisis.
Pero en cualquier caso, lo que pone en evidencia este sondeo es que la proliferación de bulos está provocando una reacción en la opinión pública que alienta la limitación de la libertad de información.
El pasado 6 de abril el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, se abrió a revisar los instrumentos para combatir la desinformación, a pesar de que España ya cuenta con la severa ley mordaza. Para Campo en un estado de alarma la revisión estaría “más que justificada”.
En Catalunya, el proyecto de decreto elaborado por la Generalitat sobre las limitaciones del confinamiento, que no llegó a ver la luz, sugería que sólo podrían trabajar en la calle para informar de lo que ocurría a los medios “con contenidos de servicio público”.
En Europa, algunas reglamentaciones sobre el derecho a la información están levantando ampollas. En Hungría, el estado de excepción autoriza al Gobierno a encarcelar por cinco años a quien difunda información que juzgue malintencionada.
Otra ley de carácter parecido en la república Srpska, que forma parte de Bosnia Herzegovina, ha provocado la censura de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa que ve en esta norma una vía para instituir la censura.
Tal vez este es el objetivo final que persiguen quienes lanzan bulos en las redes sociales, pero sería lamentable acabar dándoles la razón.