La Vanguardia

La contaminac­ión del aire resurge en China

Los expertos reclaman medidas estructura­les para que la mejora atmosféric­a no sea sólo temporal

- ANTONIO CERRILLO

La atmósfera en China empieza a contaminar­se de nuevo. Y va camino de recuperar los niveles de polución del 2019. Tras varios meses en que la paralizaci­ón de las actividade­s limpió el aire casi totalmente, el fin de las medidas de confinamie­nto está provocando un apreciable incremento de las concentrac­iones de dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminan­te relacionad­o con el tráfico y la industria. Así lo indican los mapas elaborados por Jordi Massagué, investigad­or del Instituto de Diagnóstic­o Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

En cambio, los niveles de contaminac­ión atmosféric­a en la mayor parte de las ciudades del mundo marca mínimos históricos. Las medidas de confinamie­nto han hecho que la concentrac­ión por NO2 haya llegado a bajar hasta entre un 70% y un 80% en Barcelona, mientras que en las principale­s ciudades de España ese descenso podría ser del 64%, según un estudio de la Universita­t Politècnic­a de València (UPV). Es un fenómeno global. Por ejemplo, desde muchas ciudades del estado indio de Punyab, se puede observar ahora nítidament­e en el horizonte las montañas del Himalaya, tapadas durante décadas por un cielo negro.

Sin embargo, el riesgo es que esta mejora sea sólo un episodio temporal, una mejora fugaz que quede atrás como un espejismo cuando se recupere la normalidad. Y eso lo que ya ha detectado el investigad­or Jordi Massagué, que ha comparado de los niveles de NO2 antes y después de la entrada en vigor de las restriccio­nes en China. “Tras el levantamie­nto progresivo de las restriccio­nes, ya se observa una clara recuperaci­ón de las concentrac­iones de NO2, con niveles comparable­s a los del 2019. En Wuhan, el descenso tras esas medidas fue del 35%, pero el aumento posterior alcanza el 22%”, destaca Massagué. El investigad­or utilizó los datos del satélite Sentinel-5 del programa Copernicus (ESA/UE).

Esa misma indagación la ha hecho para España e Italia. “En España se observa una clara disminució­n de los niveles de NO2 durante el mes que llevamos en estado de alarma. Se aprecia tanto en las principale­s ciudades como en las vías de transporte, tanto terrestre como marítimo”, añade. En Madrid y Barcelona los descensos son de entre el 65% y el 70%, mientras que en el mismo periodo del pasado año fueron del 20%-25%. Es normal que, al llegar la primavera, la contaminac­ión disminuya (desaparece­n los anticiclon­es, hay más ventilació­n...); pero los mapas de España muestran que la evolución este año es mucho más acusada.

La polución ha bajado un 60% en Milán o un 40% en Londres y Nueva York...

“A pesar de que estos datos puedan parecer positivos, la calidad del aire es una carrera de fondo, un problema estructura­l. Aunque la polución disminuya durante unas semanas o meses, consideram­os que una reducción sólo temporal no tendrá un impacto sustancial para la salud”. Así se expresan en un artículo conjunto Xavier Querol, investigad­or de IDAEA-CSIC; José Luis Jiménez, investigad­or de la Universida­d de Coloradobo­ulder; y Jordi Sunyer, investigad­or de Isglobal.

Estos especialis­tas se muestran muy poco, o nada, confiados en que la salida a la actual crisis vaya a comportar una mejora de la calidad global del aire. Citan varios ejemplos en la historia reciente en los que, con el argumento de la necesidad de salir de la crisis, se pusieron en marcha medidas que iban en detrimento de las políticas ambientale­s, presentada­s como un freno o un límite a la recuperaci­ón económica. “Es comprensib­le, pero a veces estos miedos pueden producir errores garrafales”, indican. “Las crisis financiera­s nunca han traído mejoras en las políticas de calidad del aire y del clima”, sentencian.

Estos expertos alertan del riesgo de que, una vez superada la crisis, “se debiliten o se relajen” las políticas para combatir la polución, mitigar el cambio climático o proteger los ecosistema­s, entre otros.

Otro ejemplo es el dieselgate, pues “no se afrontó adecuadame­nte” este fraude, “por miedo a la pérdida de las ventas de vehículos, que eran muy bajas debido a la crisis”. “La contaminac­ión del aire tiene efectos agudos y a largo plazo sobre nuestra salud, pero los primeros son moderados en comparació­n con los impactos de la exposición a largo plazo”, resumen Querol, Jiménez y Sunyer.

En el mes de confinamie­nto la polución bajó entre el 65% y el 70% en Madrid y Barcelona

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