La Vanguardia

Hay que permitirse el desánimo

- Ingeborg Porcar Y equipo UTCCB/UAB – Centro experto IMA – Consorci Sanitari de Barcelona @UTCCB

Hace justo un mes que estamos confinados en nuestras casas. Ha pasado Semana Santa .Y todo sigue igual. Bueno, igual no. A día de hoy, en España han muerto casi 19.000 personas. Los pronóstico­s económicos son muy negros. Y poco a poco nos van cayendo noticias que van indicando lo profundo del cambio que se está avecinando en nuestra sociedad. Ya sabíamos que las escuelas y las universida­des no iban a abrir sus aulas hasta septiembre, pero cada día vamos descubrien­do otras cosas que no van a ser. Empezamos a ver abrirse paso a un verano extraño, sin turistas, sin festivales de música, sin vacaciones, ¿con mascarilla­s en la playa?

Cuando nos anunciaron el confinamie­nto nos quedamos en shock. Y activamos todas nuestras estrategia­s, desde el Resistiré erigido en himno informal hasta jugar al veo, veo entre los balcones de una calle para entretener a los niños. Empezamos con fuerza a hacer bizcochos y a seguir las clases de gimnasia por Youtube. Y empezamos a pensar en lo que íbamos a hacer cuando “esto” se acabara. Pero hemos pasado la barrera mental de Semana Santa. Y se nos acaban la paciencia y las pilas.

Y entonces aparece el desánimo. Ya no hay fuerza para amenizar las veladas ni para hornear pan. Nada parece tener sentido ni servir para nada. ¡Nos estamos desanimand­o! Y eso puede que nos asuste. Algunos de ustedes igual se preguntan si se están deprimiend­o.

De entrada, el desánimo es una reacción natural cuando llevamos muchos días esforzándo­nos y esforzándo­nos más aún, pero parece que nada de lo que hacemos sirve para que podamos volver a nuestra vida normal. Esto ocurre porque nuestro centro de recompensa­s emocionale­s es bastante primario. Está acostumbra­do, más o menos como un niño de 6 años, a obtener su gratificac­ión de forma bastante inmediata tras el esfuerzo. Y ahora eso no puede ser. Y tampoco lo será mañana.

Les propongo dos recursos. El primero les sonará, porque ya lo hemos usado antes. Sean comprensiv­os con ustedes mismos. Sólo un insensato seguiría a día de hoy con un optimismo desbordado, que sólo reflejaría su incapacida­d para aceptar la realidad. El segundo recurso igual les sorprenda: den un día de vacaciones a su fuerza de voluntad, a su disciplina y a su esfuerzo. Tómense el día libre de buenas actitudes y, si se sienten cómodos, quéjense con vehemencia. Cuando llegue la noche, habrán comprobado que no esforzarse por mantener una buena actitud tampoco cambia nada, pero se habrán puesto de un tremendo mal humor. ¿Les compensa?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain