La Vanguardia

Pedro Delgado, el ladrón de las siestas, cumple 60 años

- C. RUIPÉREZ

Bahamontes fue un rara avis, un pionero, un especialis­ta que nunca ganó la Vuelta. El malogrado Luis Ocaña siempre se sintió incomprend­ido, un extraño, francés en España y español en Mont-de-marsan. Pero todo cambió cuando el segoviano Pedro Delgado, que ayer cumplió 60 años, ganó el Tour de 1988. Sus gestas, primero con el Reynolds, después en el PDM y finalmente de nuevo con el equipo navarro y el Banesto,

fueron seguidas en directo gracias a la televisión. Sus ataques levantaron a los aficionado­s de los sofás y ya nada fue igual después del ladrón de siestas.

Escalador valiente y con facilidad para el espectácul­o, Delgado conectó como pocos con la gente por su forma de correr en los ochenta. Atacaba cuando menos se le esperaba pero también cuando todos sabían que lo haría. Su liturgia en la montaña se hizo famosa. Se dejaba caer en el grupo de favoritos, perdía posiciones como si estuviera pasando por dificultad­es e inmediatam­ente aceleraba y dejaba a todos atrás.

Así ganó el Tour de 1988 y pudo haber ganado otros dos, el anterior (el de su duelo con Roche) y el posterior (el del despiste de Luxemburgo). Sin embargo, sólo Indurain (9) y Valverde (10) han superado sus ocho podios en las grandes vueltas: tres en París y cinco en la Vuelta, que ganó en 1985 y 1989, nueve meses del amarillo del Tour.

Este mes de abril llega tocado por la nostalgia para Perico, ahora comentaris­ta de TVE, ya que dentro de siete días se cumplen 35 años del inicio en Valladolid de la Vuelta de 1985, que acabaría siendo su primer triunfo en una grande por etapas con el mítico ataque, en colaboraci­ón con Pepe Recio, en el penúltimo día para desbancar a Robert Millar.

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